Nedra_Bradtke
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En plenos Alpes franceses encontramos una pequeña villa que parece no pertenecer a esta realidad, como si su verdadero lugar fuesen las páginas de un libro de cuentos navideños. Hablamos de Megève, que con la llegada del invierno cubre su arquitectura típica de montaña con un denso manto blanco.
En el pueblo no solo merece la pena callejear entre sus casas y visitar sus edificios históricos, sino que también es un destino perfecto para los deportes de nieve. Aquí encontraremos una de las estaciones más importantes del país galo, un paraíso para los amantes del esquí y el snowboard.
De villa agrícola a centro turístico internacional
A los pies del macizo Mont-Blanc y sus 4.805 metros sobre el nivel del mar se extiende Megève, en el departamento de Alta Saboya. Antes de la llegada del turismo, la localidad se dedicaba esencialmente a la agricultura. De hecho, su topónimo hace referencia a ello: el nombre celta "Mageva" significa pueblo en medio de las aguas, en referencia a sus tierras fértiles.
Con el paso del tiempo, el pueblo fue atrayendo cada vez más visitantes, gracias a sus preciosos paisajes perfectos para los deportes al aire libre, desde el senderismo en verano al esquí en invierno. A ello se sumaba la llegada de peregrinos al Santuario del Calvario. Y así, Megève fue evolucionando hasta convertirse en un centro turístico de renombre internacional.
Qué ver y hacer en Megève
Este pueblo alpino acoge en sus calles un rico patrimonio que merece la pena explorar. Aquí se combina a la perfección las antiguas casas de montaña con construcciones más modernas, a lo que se suman edificios históricos como el Santuario del Calvario, levantado entre 1840 y 1878 en un paisaje idílico.
El mejor momento para visitar Megève es, sin duda, el invierno, cuando la nieve cubre de blanco todo ese conjunto urbano y el pueblo se llena de un aroma a canela, vino caliente y queso fundido. Además, es en este momento cuando podremos disfrutar de la estación de esquí y sus 400 km de pistas repartidas en cuatro macizos, 110 remontes, más de 200 pistas y 647 cañones de nieve. Además de esquí alpino y snowboard, también podremos hacer caminatas con raquetas de nieve, patinaje sobre hielo, paseos con trineos de perros, escalada en hielo y esquí de travesía.
Otras de las actividades más populares en la villa es pasar un relajante día en su balneario Palais Megève. Este cuenta con una zona de baño interior y exterior con aguas a 34 °C. Asimismo, encontraremos cuellos de cisne, ríos a contracorriente, camas de masaje, piscinas de burbujas y chorros de hidromasaje.
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