Ocie_Strosin
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Muchas personas con autismo, alrededor del 40% de ellas, tienen lo que se conoce desregulación sensorial, es decir, que tienen problemas para procesar la información de los sentidos.
Esto puede traducirse en muchas realidades, tanto en forma de hiper como de hiposensibilidad ante determinados estímulos externos, y se manifiesta en un malestar intenso ante determinados sonidos, olores, luces, sabores o texturas específicas, que pueden pasar desapercibidos o no incomodar a las demás personas.
Esto podría deberse, según lo que se sabe hasta ahora, a que existe un procesamiento atípico de los estímulos sensoriales en el autismo, algo que ha podido observarse de manera constante con una amplia variedad de metodologías de investigación, como electroencefalogramas, estudios de potenciales evocados o resonancia magnética, entre otros. Además, también se ha encontrado una relación entre las alteraciones sensoriales y la aparición de conductas repetitivas y estereotipadas características de las personas con autismo.
En el caso de las personas con hipersensibilidad auditiva, que es una de las más comunes, los ruidos repentinos y fuertes les pueden afectar muy negativamente, ya que los perciben de una forma más intensa, tan aumentada que les produce un enorme malestar, incluso dolor, algo más que demostrado desde hace décadas.
Por este motivo, hay ciertas costumbres o lugares, propios de estas fechas, que se convierten en entornos poco amigables para las personas con autismo, como aglomeraciones, mercadillos, cabalgatas incluso celebraciones familiares numerosas...
Evitar algunas situaciones, usar auriculares o adaptar, en la medida de lo posible, el entorno a ellos puede ayudar a minimizar el malestar que les provoca esta sobrecarga sensorial.
Nerviosismo, ansiedad e irritabilidad
Cuando las personas con TEA se exponen a estímulos a los que son especialmente sensibles, pueden sentir un enorme malestar. Los ruidos repentinos y fuertes, como pueden ser los petardos o los fuegos artificiales, pueden resultar especialmente molestos para las personas con autismo hipersensibles al ruido, provocándoles irritabilidad, nerviosismo, miedo, estrés o ansiedad.
Esto hace que, en ocasiones, reaccionen de manera repentina para evitar o paliar este malestar. Así, por ejemplo, puede ser común que se pongan a gritar, a taparse los oídos, a moverse a manera repetitiva (estereotipias) o incluso a sentir la necesidad de huir y buscar un sitio tranquilo y seguro, un comportamiento especialmente peligroso cuando se trata de niños, que pueden extraviarse si nos encontramos en un lugar donde hay mucha gente.
Ante la hipersensibilidad auditiva de sus hijos, muchos padres de niños con autismo optan por eludir cualquier situación comprometida para evitar el malestar que estas les provocan. Aunque esto es perfectamente comprensible, lo que aconsejan los psicólogos es intentar adaptar el ambiente de alguna manera para que los niños puedan disfrutar sin molestias -o con menos molestias- de las celebraciones típicas de estas fechas.
Así, si es posible, lo ideal sería exponerlos con precaución, progresivamente… para que se vaya ‘desensibilizando’ y permitirle participar de forma más inclusiva en las actividades de su comunidad. Sin embargo, si existe una alternativa a la actividad que resulte, de partida, menos difícil de afrontar para la persona con autismo, es preferible plantearla desde el principio y evitar exponer a alguien a una estimulación desagradable.
Así, por ejemplo, podemos usar cascos amortiguadores, que reducen el ruido ambiental y actúan como protección auditiva. Algo muy necesario, no solo para eventos puntuales, como un concierto o un espectáculo de fuegos artificiales, sino también en situaciones de la vida cotidiana que se desarrollan en lugares muy concurridos, como centros comerciales, aeropuertos, etc.
Además, anticiparles a las situaciones que se van a enfrentar también ayuda, ya sea oralmente, si no tienen problemas para entender o expresarse correctamente, o a través de pictogramas y/o historias sociales completas, como las que encontramos en ARASAAC. En ellas, podemos indicarles, por ejemplo, no solo que puede que se expongan a ruidos molestos, también lo que deben hacer: decir o avisar que están molestos, no huir, etc.
En resumen, algunas precauciones que podemos tomar son:
• Antes de períodos en los que los ambientes ruidosos son habituales, podemos aproximar a los niños poco a poco a estos lugares siempre y cuando se sienta cómodo y seguro.
• Ponerles tapones o cascos para salir a la calle, especialmente si vamos a acercarnos a zonas de petardos, fuegos artificiales, pasacalles…
• Vestirles con prendas interiores ajustadas si el niño las tolera, pues, en ocasiones, la ligera presión que proporcionan puede ayudar a bajar su nivel de estrés
• Anticipar visual y oralmente las situaciones, siempre adaptándonos a sus necesidades y capacidades.
• Proporcionarles un modelo de respuesta adecuado a cada situación desagradable. Esto podemos hacerlo a través pictogramas e historias sociales.
• Nunca insistir ni forzarles si se resisten a participar en situaciones que sabemos que pueden causarles malestar.
Precauciones aparte, un poco más de empatía por parte de la sociedad también contribuiría mucho a mejorar el bienestar y la integración e inclusión de las personas con autismo en estas fechas, por eso, a todas aquellas personas que estén pensando en comprar petardos para dar la bienvenida al nuevo año, también podrían pensar en alternativas que velen por el bienestar de las personas con TEA e hipersensibilidad auditiva para que todos podamos disfrutar de estas Fiestas en igualdad de condiciones.
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