Wallbox toca suelo en bolsa y genera minusvalías millonarias a Iberdrola y Riberas

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De más de 1.500 millones de euros de valoración en esos primeros compases en octubre de 2021 a apenas 125 millones. Los algo más de tres años de Wallbox en bolsa han significado un golpe de realidad para el fabricante de cargadores eléctricos con sede en Barcelona. Ha perdido más del 90% de su valor, en una trayectoria muy similar a algunos de sus homólogos en Estados Unidos como Blink Charging o ChargePoint. La menor demanda del coche eléctrico y las diferentes ampliaciones de capital han hundido el valor generando minusvalías millonarias a Iberdrola y Francisco Riberas, que son dos de los accionistas más relevantes que han mantenido el pulso en las diferentes rondas de financiación, pero también al resto de los históricos.

Este viernes la compañía dirigida por Enric Asunción tocó su suelo en 0,50 dólares por acción, frente a los 8,6 dólares a los que cerró en su primera sesión en aquel mes de octubre de 2021 después de la fusión inversa con Kensington Capital Acquisition Corp II, un SPAC o fondo especial de capital. La caída más relevante se vivió en el año 2022, que supuso todo un ajuste de realidad para el mercado eléctrico y también para las compañías tecnológicas en bolsa. Pero sólo este 2024 se ha dejado más de un 67%.

Una de las claves es precisamente la ralentización del mercado eléctrico. “Nos enfrentamos a una transición eléctrica más lenta de lo que se había previsto pero creemos que el potencial a largo plazo de esta industria se mantiene sólido; nuestro principal objetivo ahora es vincular nuestra estructura de costes con la actual demanda para mantener nuestro camino a la rentabilidad y la generación de caja”, aseguraba Asunción en la última presentación de resultados en un tercer trimestre donde el crecimiento de los ingresos fue de apenas un 7%. En el conjunto del año la subida acumulada era del 26% y la empresa lo compara con la subida del 3% en unidades vendidas en todo el mundo en el ejercicio.

La otra clave es la agresiva política de ampliaciones de capital de la empresa para financiar esa ‘travesía’ en el desierto hasta que la demanda se recupere. Entre la salida a bolsa y las diferentes ampliaciones anteriores y posteriores al toque de campana ha levantado más de 500 millones. Sólo en el último año y medio ha ejecutado tres ampliaciones que han superado los 100 millones con la estadounidense Generac como socio industrial y uno de los nuevos que respaldaron y que, pese a ser el último en haber llegado, ya sumaba más de 3 millones de dólares de minusvalías a cierre del tercer trimestre en octubre. Desde esa fecha, los títulos se han dejado casi la mitad del valor.

El fabricante de productos de generación de energía es el accionista de referencia tras esas ampliaciones y suma casi el 18% de los títulos. Pero hay dos socios de referencia españoles que también acumulan pérdidas latentes muy relevantes en la empresa. Una es Iberdrola. En el último reporte disponible en la SEC estadounidense, firmado por directivos tanto de la matriz como de la división de participaciones y el brazo de inversiones Perseo, la empresa declaraba una posición del 9,1%. Las plusvalías son muy relevantes, pues acudió a ampliaciones a 3 y a 5,32 dólares con inversiones muy relevantes tanto en 2023 como en 2024. A cierre de 2022, los ajustes de valoración eran de algo más de un millón. No hay cuentas de esa filial de 2023. Desde ese 2022, la pérdida de valor es del 85% en los títulos.

El otro socio es Francisco Riberas, copropietario de Gestamp y una de las principales fortunas del país. En su sociedad Orilla Asset Management, desde donde también ha invertido en otras startups españolas como Cooltra o Cabify, a cierre de 2021 -primer año de frenesí en bolsa del fabricante de cargadores- la valoración de su posición era de 61,7 millones. Llevó a cabo un deterioro de la participación a cierre de 2021 de 34 millones. Las cifras de 2023 no están disponibles pero el volumen de inversión ha crecido de manera relevante y también esas minusvalías. El caso de Seaya Ventures, que entró en 2019 en la empresa, es también significativo. A un precio de 3 dólares por acción apenas generaba algo más de dos veces los 13,4 millones invertidos. Hoy cotiza un 83% por debajo de ese nivel.

Rentabilidad como objetivo​


En la conferencia de analistas de noviembre, tras la presentación de resultados, Asunción trató de reflejar el crecimiento en mercados clave como Norteamérica -donde la tasa es del 45% gracias en buena parte al acuerdo comercial que firmó con Generac- frente a una plaza “muy volátil” como Europa con un descenso del 13% en ese tercer trimestre. Pero trató de insistir en que su idea es que a lo largo de 2025 se logre un resultado bruto de explotación (Ebitda) positivo. “2025 como año tiene que ser rentable y es lo que esperamos; no nos debería llevar más de dos o tres trimestres lograr que la empresa alcance la estructura de costes para la facturación actual”, apuntaba.

Una de las claves va a ser la demanda de vehículos eléctricos para tratar también de mantener los ingresos o hacerlos crecer, al igual que la cuota. En este sentido, Asunción esperaba que el mercado europeo se vea impulsado por “nuevas regulaciones sobre emisiones para las flotas”. “Tal vez las multas o el coste sean más suaves; pero pase lo que pase estamos viendo que los fabricantes de automóviles en Europa se preparan para eso”, explicaba. Esperaban un primer semestre de 2025 más fuerte tras una ralentización en este final de 2024. Entienden que el crecimiento de ventas de estos vehículos estaría entre el 10% o el 15%, pero “la forma en la que construimos la organización y nuestra orientación es basándonos en un mercado plano”.

 

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