Cristina Ayala se ha quedado sola. La alcaldesa de Burgos ha perdido la confianza del Pleno pero, según ella, la ciudad ha ganado: ese aislamiento forzado por su exsocio, Vox, y el PSOE no acarrea el fracaso de los Presupuestos, tan pregonados por la regidora. Las cuentas salen prácticamente por eliminación, pues ultras y socialistas no van a presentar una moción de censura y prosperarán gracias a ello. “Hoy gana Burgos y ganan los burgaleses”, sostuvo Ayala, pero confirmó el adiós a Vox, con quien gobernaba desde mayo. Todo, por los giros del PP sobre 119.000 euros para las ONG de asistencia a migrantes, retirados en primera instancia, y luego devueltos. Ella defendió quitarlos, admitiendo que era orden de Vox, pero acabó reculando. La extrema derecha la castigó votando contra los Presupuestos y firmando el primer divorcio consistorial de PP y Vox, resistentes a las rupturas autonómicas del verano, también por las políticas migratorias.
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