‘Veneka’, el meme musical que irritó a Maduro

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27 Sep 2024
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En toda creación artística puede haber aciertos, torpezas y accidentes; pero también hay intención. La de Beto Montenegro, vocalista de la banda Rawayana, y el rapero Akapellah no era hacer un himno migrante, ni siquiera un homenaje al ‘raptor house’, un género musical nacido en Venezuela que le da el pegajoso ritmo al tema Veneka. Su objetivo era explorar los clichés venezolanos en una canción. Veneka fue una travesura que devino en intensos debates y que llegó al centro del poder político en Venezuela. En siete semanas, pasó de ser una canción filtrada en internet al último motivo de ira de Nicolás Maduro.

“¡No son venecas, son venezolanas!”, gritó furioso el líder venezolano la tarde del domingo en un acto “en defensa de la Navidad” desde el Palacio de Miraflores en Caracas en el que tildó la canción de “denigrante”. Dos días después, Rawayana se vio forzado a cancelar una gira de 10 conciertos que debía iniciar el 5 de diciembre y que recorrería las principales ciudades del país. “Cancelado nuestro tour por Venezuela”, escribió el grupo en sus redes este martes tras la desvinculación pública de algunas sedes anunciadas para sus conciertos. “Así es como nos despedimos de nuestro país hasta nuevo aviso. Nuestra música no está hecha para dividir”.

En el centro de la polémica está la palabra veneco, nacido como un apelativo despectivo a hijos de colombianos que habían migrado en los años 70 y 80 a Venezuela, pero que en la última década se ha usado contra los migrantes venezolanos en su camino hacia Sudamérica y que la banda tomó como punto de partida para escribir su último éxito.

Veneka nació cuando Akapellah, colaborador habitual de la agrupación caraqueña Rawayana y uno de los 50 mejores raperos en español, según la revista Rolling Stone, se acercó a Beto Montenegro con una idea que sonó a petición: “Hagamos un hit”. Y eso hicieron. Al terminar la canción en una sesión en Miami, Beto sentenció: “Creo que tenemos un meme musical”. Sería eso y mucho más. Tras su lanzamiento oficial, el tema se mantuvo por tres semanas en el número uno de canciones más escuchadas en Spotify en Venezuela. En YouTube, es la canción más escuchada este año para la banda que en noviembre fue premiada con su primer Latin Grammy.


La agrupación nacida en los 2000 en Caracas y que ha colaborado con artistas como Natalia Lafourcade, Monsieur Periné, Rafa Pabón o Alvarito Díaz, se ha convertido en el grupo venezolano con mayor proyección internacional tras el lanzamiento de su más reciente álbum ¿Quién Trae las Cornetas?, que está nominado a los Grammy. “Para mí esta canción es muy venezolana… representa un poco esas cosas medio clicherosas que nos han acompañado en términos del pop, ¿no? Nuestras mujeres, petróleo y playa”, le dijo Beto a EL PAÍS al referirse al polémico tema en una entrevista en Miami, mientras ultimaba los detalles de la grabación del videoclip del tema en noviembre pasado.

La agrupación formada también por Andrés Story, Alejandro Abeijón y Antonio Casas hizo coincidir la grabación con la celebración del clásico de béisbol venezolano entre los Leones del Caracas y los Navegantes del Magallanes que se enfrentaban por primera vez en la ciudad estadounidense. Esa noche, la banda recibió a sus invitados en las suites del estadio de los Miami Marlins, mientras miles de venezolanos ingresaban al recinto por la ‘Inducción cromática a doble frecuencia’, una caminería de Carlos Cruz Diez, cuyo arte también empiedra la terminal del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, uno de los símbolos de la emigración venezolana.

De meme musical a crisol cultural venezolano​


Para la comentarista y periodista deportiva venezolana Mari Montes, quien narró el juego esa noche, los venezolanos “estaban reencontrándose con su béisbol, con el país, porque para el venezolano el béisbol está en su ADN”. Al marcar el séptimo inning, en las pantallas aparecieron las caras más conocidas de la televisión (y ahora las redes) de Venezuela mientras en los parlantes sonaba la voz de Beto cantando Veneka. “¿Dónde están las mujeres venekas?”, cantaron las 30.000 almas del estadio al unísono.

El hit se había lanzado solo unos días antes. Pero, para entonces, ya se había abierto el debate sobre la naturaleza de la palabra, hasta entonces usada con una connotación negativa, y los estereotipos sobre las mujeres venezolanas exacerbados con la migración de millones de ellas en los últimos años. “Era muy común llamar a la venezolana ‘veneca quitamarido”, comenta Ana María Diez España, presidenta de la Coalición por Venezuela, la red más grande de organizaciones lideradas por migrantes y refugiados venezolanos en el mundo. “Quizás un poco de la costumbre que tenemos nosotras de ser bastante arregladas, muy femeninas, muy coquetas, se nos hipersexualiza y por tanto hay mayor rechazo de la población femenina local”.

Cerca de ocho millones de venezolanos han dejado el país en la última década. Y alrededor del 50% son mujeres o niñas, según Amnistía Internacional. La organización indica que, al migrar después que los hombres en las oleadas más recientes, las venezolanas lo han hecho en muchas ocasiones solas o solo con sus hijos. “Los impactos más críticos son los tipos de violencia. Las mujeres venezolanas migrantes [están] más expuestas a violencia física, sexual y económica”, afirma Diez España desde Madrid.

Su coalición reconoce que la figura de la migrante venezolana se ha visto hipersexualizada principalmente entre 2017 y 2020 y en los países sudamericanos como Chile y Perú, un fenómeno que, según explica Díez España, se vio intensificado por discursos xenofóbicos. Pero para ella, la canción Veneka marcó un antes y un después: “Tú ves cómo el término veneca no se convierte en una herramienta de daño para nosotras, sino como una figura de empoderamiento. Eso mucho tiene la letra de Rawayana… el factor de cambio allí ha sido la canción”, opina.

Lo que arde es lo real​


El término, sin embargo, ha generado un amplio debate en internet. Jesús Torrivilla, crítico cultural venezolano y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, se sorprendió con el nivel de viralidad y discusión que produjo en redes. “Además del entusiasmo, hay una enorme resistencia a los códigos que esa canción representa”, sostiene. Para él, no hay que entender el término como una cuestión de identidad, sino “como un área de sentido, como un área sensible también que nos permite a cada quien ponerle significado”.

Antes de que las declaraciones de Maduro obligaran a Rawayana a cancelar su gira por Venezuela, Beto, el vocalista, también se había referido a la polémica: “Me gusta lo que está pasando con la canción. Para mí el arte pasa por ahí. Yo quiero ver un cuadro y preguntarme cosas y debatir cosas y, si esta canción es instrumento de eso, buenísimo”. Tras el anuncio de la cancelación del tour, hubo primero silencio y luego solo política. El discurso del Gobierno parece haber callado, al menos temporalmente, lo que algunos veían como una oportunidad para ampliar la conversación sobre la cultura venezolana, la identidad migrante, su realidad y sus dolores, o simplemente sobre la música.

Pero el interés de esta banda y de Beto Montenegro, un artista que conoció el país de la mano de los mayores exponentes de salsa y de hip hop de su generación, parecía estar menos en la política y más en la cultura y en la identidad venezolana. La política, sin embargo, sí se interesó en él y mucho. Además de Maduro, la líder opositora María Corina Machado, actualmente en la clandestinidad, había mostrado públicamente su apoyo a Veneka respondiendo a una publicación de Akapellah en la red social Instagram en noviembre en la que ella misma se definió como “veneka”.

Captura de pantalla de comentario de María Corina Machado en Instagram sobre 'Veneka'

“La mayoría de la gente lo está leyendo como hay que leerlo, que esto se trata de nosotros levantarnos el ánimo y el autoestima”, dijo Beto Montenegro en noviembre cuando todo eran expectativas con la canción. Entonces, el vocalista mostró su entusiasmo alrededor de la oportunidad que le ofrecía Veneka de hacer cultura venezolana y mencionó a uno de los presentadores más icónicos de la televisión venezolana, Renny Ottolina, empeñado en hacer cultura a pesar de las circunstancias: “Estoy convencido de que el retorno del país a sí mismo no puede ser sino a través de su conciencia. A través de su conciencia como país”. Mientras se hace conciencia, los conciertos de su banda probablemente tendrán que esperar a un nuevo Gobierno.



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