ethan35
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No sé por qué equipos torcían Abel y Caín, pero seguro que eran sevillanos. No es de extrañar que nuestro ADN sea bíblico y que lo acaecido entre ellos, tan malamente resuelto, fue más violencia futbolística que doméstica. Es falso que entonces no existiera el balompié. Vale que no se conociera el balón, ni hubiera reglas, ni nos ayudáramos con el VAR (podría haber revisado el golpe con la quijada de burro para confirmar si fue casual o adrede), ni clubes con dueños, pero ya estaba la afición. Y las querellas, como debe ser, se resolvían entre las partes, sin terceros con muy mala baba.Todo lo fastidiaron los ingleses organizando un partido en Rio Tinto en 1873, con lo tranquilos que estábamos acodados en la barra de los bares discutiendo sobre la Guerra en Cuba, la tercera guerra carlista y la sublevación cantonal. Desde entonces hemos presenciado en Sevilla usar a un capitán general para golear al contrario, un ardid para tratar de desposeer de un título de Liga al hermano, «dejarse ir» ambos para que el eterno se fuera a Segunda (que se fueron) y, para no cansar, lo último, una denuncia por un tifo que se consideró enaltecedor de la violencia y otra por una señal de tráfico balompédica interpretada como desprecio al escudo.Tienen los gestores actuales el síndrome de ser más papistas que Francisco, en parte, hay que reconocerlo, porque de no hacer nada los propios los acusan de inacción, pero convendrán conmigo que denunciar a otro ante el auténtico enemigo, esos comités que una vez sí y otra vez se ensañan con nuestros equipos a la más mínima oportunidad (escándalo en el Bernabéu o Nou Camp, cierre del Villamarín o del Sánchez-Pizjuán, para ser tan cretinos y victimistas como ellos), es una estupidez. Dejen que los aficionados diriman las disputas de forma más inteligente, con ironías y sarcasmos. Si no, siempre habrá una próxima vez, que no resultará tan jocosa para una de las partes. En fin, que en los tiempos actuales más les conviene remitirse a Beni de Cádiz, al que se le atribuye una sentencia mítica: «Vamos a llevarnos bien, vamos a llevarnos bien, todo lo que nos podamos llevar».
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