Yolanda Díaz ha llamado «casi una mala persona» al ministro de Economía por no querer reducir la jornada laboral . Carlos Cuerpo es capaz, competente, culto, educado y viene de una familia que sabe lo que es que las generaciones anteriores se esfuercen por legar un futuro más próspero a las siguientes. Su abuelo, del Valle de la Serena, se mató a trabajar cuando terminó la guerra para poder mandar a su madre y a su tío a estudiar a Badajoz. Sus padres emigraron a Suiza para poder dar a sus hijos las oportunidades que ellos no tuvieron y así es como Carlos Cuerpo ha llegado a ser ministro y es así como creamos un mundo mejor: convirtiendo el viejo dolor en amor y no en resentimiento.Ser mala persona es llamar mala persona al que discrepa. Es totalitario, sectario, pero sobre todo de un nivel muy bajo. Con independencia de que sus decisiones gusten más o menos, Carlos Cuerpo está a la altura de su cargo. Por su formación, por sus conocimientos, por su aseo. La señora Díaz claramente no lo está y por tantos motivos como ustedes quieran contar. No sé si es de mala persona aceptar un cargo que tú eres la primera que tendrías que saber que te sobrepasa pero sí sé que es devastador el daño que haces.La señora Díaz no sabe que los países del sureste asiático y oriente medio, que son las economías que más crecen y oportunidades ofrecen, permiten a los que quieren trabajar jornadas de entre 12 y 14 horas y 6 días a la semana. Así consiguen, como la familia Cuerpo ha hecho siempre , ahorrar y pagar a sus hijos la mejor educación, que en muchas ocasiones les permite acceder a las becas de las grandes universidades, principalmente en Europa y Estados Unidos. Tal vez son países enteros de malas personas pero su creación de riqueza es sólida y es mucho más elástica la capacidad de prosperar y cambiar de clase social. En España, un joven que se tome en serio su futuro en una 'big four', en un despacho de abogados de alto prestigio o una ingeniería de referencia ha de mentir cada día diciendo que trabaja menos horas para cumplir con la Ley. El liberalismo crea patronos más razonables que los reguladores. Todos querían alquilar pero con las lógicas garantías; y la escasez y la subida de precios no se deben a la falta de viviendas o a la avaricia sino a que la nueva ley ha dejado de proteger al propietario para fomentar el abuso, el impago y la ocupación. A los que quería proteger es a los que más ha perjudicado. Es otro 'sí es sí': la misma ignorancia, el mismo fracaso.Yolanda Díaz no quiere una jornada de 37,5 horas, sino de 35, pero ha empezado por la mitad. La hecatombe que se nos viene en el sector de la automoción no sólo tiene que ver con que China puede fabricar sin pagar derechos laborales, sino con que Europa está colapsada de normas e impuestos y ya no es competitiva.Qué más quisiéramos que nuestro único problema fuera que Yolanda Díaz sea una mala persona.
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