Una experta en trauma, sobre los niños de la DANA: «Ni la más fiel de las imágenes logra transmitir el quiebre interior a estas edades»

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Los desastres naturales como la DANA de Valencia no solo cambian paisajes, también son devastadores para quienes padecen sus efectos , y más cuando se trata de los más pequeños. De eso sabe bien Nora Rodríguez , autora de más de treinta ensayos sobre familia, infancia y liderazgo por la Paz, pionera en el estudio del bullying, consultora de ONU Migraciones y de PNUD para docentes que trabajan con niños víctimas de catástrofes climáticas.De hecho ni la más fiel de las imágenes que se hayan difundido en las últimas semanas de lo ocurrido en esta provincia española, asegura, «lograría transmitir el quiebre interior y los sentimientos de pérdida tal como se vive a estas edades».Y es que no sólo se trata de no poder volver a casa (por un tiempo o definitivamente), o afrontar el dolor de no ver más a alguien que aman. A juicio de Rodríguez, «también pierden el sentimiento de no pertenecer a lo que hasta ahora les era conocido, a lo que sigue sintiendo como propio, aunque el presente les demuestre otra cosa, desafiando significativamente el sentido que para ellos tiene el mundo. Una inundación, un tornado, destruyen las creencias del niño sobre la estabilidad y seguridad en su mundo interno, lo cual continuará en las siguientes etapas de crecimiento si no se les ayuda».Noticias Relacionadas estandar No Dana Kids, la iniciativa ciudadana para cuidar a los niños de las zonas afectadas Raquel Alcolea estandar No Dana en Valencia: Las 3 ideas clave para recuperar la normalidad escolar de los niños afectados por la catástrofe Carlota FominayaEsto no significa, aclara esta experta, «que incluso los adultos que también han sido víctimas tengan que tener todas las respuestas, pero lo importante es que no se queden mirándolos desde los márgenes sin hacer nada. Todos pueden ayudar a los niños a entender mejor el evento traumático. De hecho, es imprescindible que toda la comunidad sea consciente de cuán urgente y necesario es ayudarles a superar el trauma , obviamente con un enfoque adaptado a las diferentes edades. Ya hemos comprobado que la mirada sistémica no funcionó para la prevención, pero podemos llevarla a cabo para ayudar a las generaciones que vienen detrás«. En este punto Rodríguez cita al doctor y psiquiatra infantil Bruce Perry, miembro principal de la Academia Child Trauma y profesor adjunto de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern que, tras dedicar su carrera a investigar los efectos del trauma en la infancia, asegura que «las experiencias traumáticas pueden tener 'un impacto devastador en el niño, al punto de alterar su desarrollo físico, emocional, cognitivo y social». Este neurocientífico, miembro principal de la Academia Child Trauma y profesor adjunto de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern, también recoge las consecuencias para sus vidas, entre ellas: el aumento el riesgo embarazo en la adolescencia temprana, fracaso escolar, victimización, trastorno de estrés postraumático, problemas de salud como enfermedades autoinmunes, enfermedades del corazón, asma, entre otros.La dura realidad no se va de un día para otro, tampoco la variedad de sentimientos y emociones confusas que produzco un impacto inesperado. De modo que es comprensible que los niños usen una gran variedad de técnicas de afrontamiento propias, que a los adultos les puedan parecer inexplicables o difíciles de entender. De modo que los primeros pasos para ayudarles a recuperarse y que puedan reconstruir su mundo interior ha de ser cuidado con mucho cuidado, dedicación y cariño. Al principio con aquellos juegos, actividades y recursos que les permitan ir recuperando quiénes son a su propio ritmo. Ya llegará el momento de que quieran preguntar o hablar de lo ocurrido, de lo que han escuchado o de lo que piensan. ¡Que nadie dude que lo harán…!«.Cómo calmar a los niñosMientras tanto, Nora Rodríguez propone una serie de acciones, que ella divide en dos fases. Una, más enfocada a la Primera Infancia, hasta los 6 año, en la que propone recuperar ritmos y rutinas reguladoras en la medida de lo posible. «Los niños lo necesitan para regular su sistema nervioso». Para eso es necesario, explica, «volver a establecer una rutina diaria de actividades, como desayunos tranquilos, tiempos de juego y momentos de descanso, ayuda a que en esta etapa se sientan en control. La repetición rítmica de canciones, juegos de balanceo o movimientos rítmicos estimulaáreas del cerebro que ayudan a regular el estrés». A esto hay que sumar el enfoque del cuidado sensorial. Así, recuerda Rodríguez que «el cerebro de un niño pequeño responde favorablemente a experiencias sensoriales placenteras y calmantes. Crear momentos donde el niño pueda disfrutar de texturas suaves o luces cálidas le permite sentirse reconfortado y seguro». A esta edad, continua, «no pueden expresar sus emociones con palabras, por lo que los cuidadores pueden ayudarlos a 'pausar'» cuando están abrumados. Esto puede hacerse dándoles un abrazo, sentándolos en un lugar tranquilo…». No hay que olvidar, señala esta educadora, «la importancia del juego en la recuperación del trauma es conocida por todos. El juego simbólico permite a los niños expresar lo que no pueden verbalizar. De modo que proporcionarles materiales para juego abiertos como figuras o bloques les ayuda a representar sus sentimientos y miedos, incluso acciones de armar para luego derribar…».familia 0022Más adelante, en la segunda Infancia (de los 7 hasta los 11 años), aunta, ya es posible «crear juntos un 'plan de seguridad familiar'. «En esta edad se benefician al participar en la creación de un 'plan de seguridad' para su hogar, lo que les da una sensación de control. A menudo incluyen pasos simples, como saber cómo actuar ante una emergencia. El objetivo de esta actividad es reducir la ansiedad y aumenta la sensación de pertenencia», argumenta esta educadora. Inventar cuentos es otra de las propuestas de Rodríguez. Los niños, apunta, «tienen sus propias narrativas, ya sea escrita, oral o visual. Ellos usan todo tipo de estrategias para relatar sus vivencias, incluso cuando hablan en sus juegos en solitario. También en familia pueden jugar a crear una historia inventando cada uno una parte, que no tiene por qué referirse al hecho traumático. Sólo se trata de acercarles un modo de integrar sensaciones. O bien hacer juntos dibujos en grandes hojas todos juntos donde representen momentos importantes de sus vidas».MÁS INFORMACIÓN noticia No Qué decir y qué no: cómo apoyar psicológicamente a los afectados por la DANA noticia No Castilla-La Mancha acoge a 24 escolares de zonas afectadas por la DANA en Valencia: «Los nenes están muy bien» noticia No Un matrimonio con un bebé de una semana se queda sin casa por la DANA en Valencia y encima les roban noticia No Dana en Valencia: «Cuidar de madres y bebés es preservar la vida» noticia No Dana en Valencia: ¿Cómo preparar un biberón ante la falta de agua y de luz?Y, por último, y no menos importante, reconstruir el sentido de comunidad. «Realizar actividades de voluntariado en familia o participar en eventos comunitarios permite a los niños fortalecer sus vínculos y entender que pertenecen a una red de personas que los apoyan. Cantar juntos para reducir el estrés. Enseñar a los niños técnicas simples de respiración diafragmática para cantar juntos es sin duda una herramienta poderosa. La respiración profunda y rítmica reduce la activación del sistema nervioso y ayuda a los niños a regular sus emociones, lo cual es fundamental en situaciones de ansiedad postraumática como este«.

 

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