Kitty_Gusikowski
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Hubo toros este fin de semana, y habrá nuevamente el próximo. En una especie de apéndice de la temporada taurina parece haber convertido Canal Sur estos meses de otoño. Un regalo a la afición, cuando más falta hacía. De toda crisis surgen oportunidades, y la cadena pública andaluza parece haberlo captado cuando en una demostración de esa presunción suya de la apuesta por el mundo de los toros se han liado la manta a la cabeza y han comenzado a ofrecer más festejos taurinos que nunca. Sin comunicados ni excusas. Un gesto tan de agradecer como el proyecto de la Liga Nacional de Novilladas, que ayer celebró su primera gran final y que hace cinco años arrancó gracias al empeño y compromiso de la Junta de Andalucía.El consejero Antonio Sanz, que estuvo detrás de aquellos primeros bocetos que se dibujaron junto la Fundación Toro de Lidia en el año 2019, se había empeñado en que esta competición nacional debía tener un colofón con acento andaluz. Y lo organizó ayer en Sanlúcar de Barrameda, donde además pidió públicamente que Andalucía sea la sede permanente de la final de este certamen. Algo así como lo que ideó y logró el recordado Javier Imbroda con la Copa del Rey. Un legado. Que nació en nuestra tierra y que fue caldo de cultivo de lo que tantas otras comunidades replicaron después. Tras cinco temporadas de vigencia, los datos de la Liga Nacional de Novilladas que nació en Andalucía son irrefutables: 125 novilladas en las que han participado 103 novilleros. Un ejemplo de la colaboración público privada, entre la Fundación Toro de Lidia y los diferentes gobiernos autonómicos. Unos datos que deberían sonrojar a la patronal taurina. Este proyecto, que nació como respuesta a la crisis estructural de las novilladas con picadores, rápidamente se expandió como antídoto contra el abismo de unos incipientes toreros que tras sus exitosas trayectorias como becerristas se daban de bruces contra la realidad del mundillo taurino: de lo inviable de su organización a la falta de compromiso del entramado empresarial. Pese a la fatídica pandemia, aún más virulenta en el escalafón novilleril, la Junta de Andalucía mantuvo su apuesta y promovió de manera experimental un primer circuito de novilladas que nació en 2020 en un formato reducido. Como todo proyecto experimental, nació con muchos matices que perfeccionar, aunque con unas esperanzas que llevaron a redoblar la apuesta hasta la consolidación de aquel prototipo. Tras esa primer edición, en 2021 la Junta de Castilla y León y la Comunidad de Madrid decidieron también promover junto a la FTL sus propios certámenes, sumándose la Junta de Extremadura en 2023 y la Generalitat Valenciana en 2024.El gran avance de este curso en Andalucía ha sido la retransmisión de la totalidad de los festejos por parte de Canal Sur, lo que ha servido para proyectar y promocionar la carrera de novilleros como Mariscal Ruiz, cuya campaña despegó gracias a su triunfo en esta edición del Circuito de Novilladas de Andalucía y se sublimó ayer en la que podríamos catalogar como la mejor actuación de todo el curso. Pese a tanto bueno logrado por este proyecto, aspectos como la falta de transparencia y criterios de los respectivos jurados siguen siendo el talón de Aquiles de los diferentes certámenes autonómicos. Si la Fundación Toro de Lidia no lo corrige, terminará echando por tierra el encomiable esfuerzo de las comunidades autónomas. Porque después de una broche tan espléndido como el de ayer, no se deben cometer injusticias tan manifiestas como la de no premiar al novillero de Mairena del Aljarafe, claro triunfador artístico y numérico del festejo. Sin desmerecer al resto, suyo fue lo mejor de la tarde. Toca hacer autocrítica, señores de la Fundación Toro de Lidia.
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