Maverick_Terry
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El otro día leí en una publicación especializada que Tchouaméni es un centrocampista de intangibles. Es posible que ahora mismo sea un jugador tan de intangibles que haya logrado sublimar esta técnica y alcanzar un estado en el que ya ni se nota su presencia en el campo. Está rozando la forma celestial. La incorporeidad. Casi la bilocación: podría estar al mismo tiempo en el césped que viendo el partido en la grada y lo mismo daría. Ni se ofrece, ni saca el balón, ni está arriba, ni está abajo, ni pasa en largo, ni va al choque a tiempo, ni recupera pelotas, ni transmite confianza. Noli me tangere. Como un silbato de esos que suenan en una frecuencia solo detectable para el oído de los perros, el juego de Tchouaméni ahora mismo solo es apreciable para los más cafeteros, para sus más acérrimos defensores. Entre los que incluía. Cierto es que Tchouaméni tenía una papeleta complicada: jugar fuera de casa de inicio tras una lesión ante un equipo que sabe presionar muy bien. Al que, en cambio, parece que se le empiezan a acabar las excusas para entender su pobre rendimiento es a Mbappé. Sus dos penaltis fallados de idéntica (y lastimosa) manera en apenas una semana son como para que los analice un psicólogo deportivo y saque un informe de 20 páginas sobre su bloqueo mental, su tremenda ansiedad y sus deseos reprimidos de gol.Mbappé ahora mismo recuerda al vaquero Woody en 'Toy Story': un juguete al que le tiras de la cuerda y solo es capaz de articular dos acciones: hacer recortes y chutar fuerte. El resto de su teórico amplio repertorio (pasar, superar a rivales en velocidad, regatear, meter penaltis, hacer paredes, combinar, presionar, jugar de nueve, etc) ahora mismo, por lo que sea, no se encuentra disponible. Da error.Al final el partido quedó sentenciado por un error impropio de Fede Valverde, que ya es como si te dejara tirado en mitad de una carretera nevada un Volvo. Tan inesperado como alarmante. Hemos comentado varias veces en esta tribuna que el uruguayo es el pajarito en la mina: cuando no trina es que la cosa no marcha nada bien para el equipo. No hay termómetro más infalible. No hablará mucho, pero lo dice todo. Su fallo fue el resumen del estado anímico y mental de este Madrid.Fue un partido mediocre disputado por un once mediocre ante un equipo bien trabajado. Una derrota de lo más tangible.
Javier Aznar: Un Madrid intangible
«Fue un partido mediocre disputado por un once mediocre ante un equipo bien trabajado. Una derrota de lo más tangible»
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