Un hotel de cuatro estrellas oculto en el interior de un histórico castillo de Burgos

cmayert

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Castilla y León es tierra de castillos, cientos de fortalezas decoran su territorio demostrando la grandeza y el poder que tuvo durante siglos. Aunque muchos no han sobrevivido hasta hoy, hay otros que se conservan a la perfección y que, gracias a los trabajos de restauración y conservación, permiten a los visitantes dar un paseo por la historia.

En Burgos encontramos un sinfín de fortificaciones y gran parte de ellas se ubican en pequeños pueblos. Repartidos por la provincia burgalesa, veremos grandes edificios históricos como por ejemplo los castillos de Peñaranda de Duero, Frías y Sotopalacios, pero hay muchos otros que pocos conocen y que bien merecen una visita.

Para descubrir uno de esas fortalezas con encanto hay que viajar hasta Olmillos de Sasamón, un municipio que, pese a tener poco más de cien habitantes, cuenta en su territorio con un hotel de cuatro estrellas ubicado en el interior de un imponente castillo histórico. Conoce este espectacular alojamiento perfecto para una escapada en la que conectar con la historia mientras pasas un finde de relax.

El castillo de Olmillos de Sasamón​


Olmillos de Sasamón está ubicado en la comarca burgalesa de Odra-Pisuerga. Se trata de uno de esos pueblos pequeños con encanto que, a pesar de su escasa población, ofrecen un sinfín de actividades turísticas, culturales y deportivas. Si algo resalta en este municipio es el imponente castillo histórico que cada año atrae a cientos de amantes del pasado de España y las escapadas naturales.

El edificio tiene su origen en el siglo XV, cuando el regidor de Burgos, Pedro de Cartagena, ordenó su construcción. La creación de esta fortaleza terminó definitivamente en el año 1448 y se convirtió en el hogar de los Cartagena. Esta familia fue su dueña hasta el siglo XVII cuando, por falta de descendencia masculina, pasó a manos de los vizcondes de Valoria y los duques de Gor.

Como le pasó a muchos edificios históricos, en el año 1812 unos guerrilleros quemaron el castillo, ya que, según ellos, se trataba de un elemento de colaboración con los franceses. Esta fortaleza no fue construida para proteger el pueblo ni defenderse en las guerras, su objetivo era ser un palacio para que una familia adinerada viviera imponiendo su jurisdicción y señorío.

Uno de los elementos a destacar es el escudo familiar que contiene un tipo de flor muy especial y que se ve reflejado en diferentes partes de la fachada y las paredes, debido a ello, el edificio también recibe el nombre de Castillo de la flor de lis. Tal es su belleza y valor histórico, que fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1949.

El Hotel-restaurante Señorío de Olmillos​


El castillo pasó a manos de un particular, quien se encargó de restaurarlo por completo y adaptarlo a lo que es hoy en día, un hotel de cuatro estrellas. El Hotel-restaurante Señorío de Olmillos tardó dos años en reformarse y convertirse en un impresionante alojamiento con cerca de treinta habitaciones, cafetería, salón-comedor y sala de reuniones. Sin duda es una auténtica maravilla y una buena forma de darle una segunda vida a una fortaleza que habita las tierras de Burgos desde hace cientos de años.

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