Un extrabajador de DiverXO cuanta cómo es trabajar con Dabiz Muñoz: "No había tiempo de pensar"

[Van_Mayert]

DiverXO es uno de los mejores restaurantes del mundo y su chef y mente pensante, Dabiz Muñoz, uno de los cocineros más populares a lo largo y ancho del planeta.

Bien es sabido que la alta cocina lleva la exigencia y el perfeccionismo hasta el extremo del aguante humano, algo que Dabiz Muñoz busca enseñar al mundo con el estreno de UniverXO Dabiz, su nuevo documental que podemos ver desde este 20 de diciembre en Netflix.

La alta gastronomía no es un camino de rosas, y por supuesto en las cocinas de DiverXO no se respira un ambiente diferente al resto de local con los que comparte nivel, y algo así es lo que Pablo Colmenares, creador de New York Burger y extrabajador de DiverXO ha explicado en el podcast Con los pies en el suelo.

En busca de la perfección​

Si hay algo en lo que coinciden todos aquellos que rodean al chef de DiverXO es en que Muñoz busca siempre alcanzar la máxima perfección de una manera casi obsesiva.

Mientras que su pareja, la presentadora Cristina Pedroche lo confiesa en el trailer del documental, Colmenares lo hace a través del podcast Con los pies en el suelo.

"Gran parte de su historia es la obsesión por la perfección a unos niveles que nadie más puede llegar", confiesa el chef que entró a trabajar en DiverXO cuando tenían dos estrellas y que estuvo en sus cocinas cuando consiguieron las tres.

Tal y como explica el extrabajador, "en aquella época trabajábamos de 9 de la mañana a 2 de la madrugada con 20 minutos de descanso, pero a día de hoy ha cambiado y los tiempos en cocina son mucho más razonables para que podamos compaginar la vida".

"No era un capricho, se querían hacer cosas muy especiales y únicas", recuerda con cariño el creador de New York Burger su paso por DiverXO donde aprendió de alta cocina viajera para posteriormente adaptarlo al mundo de las hamburguesas.

Aunque es uno de los mejores restaurantes del mundo, Colmenares asegura que hay que gente a la que no le gusta la experiencia porque van a ciegas por la exclusividad que supone poder acudir a este templo. "De repente se encuentran con que hay un plato donde servíamos lengua de plato confitada y la gente no entendía que era eso, qué estaba pasando ahí".

Sobre las jornadas interminables en el restaurante, el chef asegura que era llegar y empezar a correr "era como meditación, la meditación es que tu cerebro se apague y te centres solo en una cosa, y no levantábamos la cabeza hasta que empezaba el servicio", confiesa Colmenares. "Yo solo recuerdo correr, correr y correr, y en mis días de descanso estaba como si hubiese corrido una maratón", confiesa el extrabajador.

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