Lord Kelvin, uno de los físicos más importantes de la historia, decía que solo cuando puedes hacer medidas sobre lo que estás hablando, y expresarlo en números, sabes algo al respecto. Si no, afirmaba, tu conocimiento es pobre e insatisfactorio. La medición precisa y omnipresente está detrás del inmenso progreso tecnológico del último siglo y medio, y también de la medicina personalizada. Esa medicina de precisión aspira a curar la enfermedad particular de cada individuo con tratamientos personalizados y, aunque no sea una enfermedad, el envejecimiento está detrás de todas las enfermedades. Kelvin, que vivió en el siglo XIX y predijo la muerte del universo con su segunda ley de la termodinámica, sabía tan bien como nosotros que todos envejecemos, pero no habría podido expresarlo en números, más allá de los años del calendario, ni explicar por qué cada uno envejece a un ritmo distinto.
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