Dario_Pfeffer
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El libro se titula El niño Jesús no odia a los mariquitas. La afirmación, por lo menos, daría para un debate. Pero la polvareda tras la publicación del cómic no tiene que ver con esa cuestión. Se acusa a sus impulsores de un delito de provocación a la discriminación y al odio y otro de provocación sexual, según la querella presentada el pasado viernes por la Fundación Española de Abogados Cristianos ante el Juzgado de Primera Instancia de Quart de Poblet. A los que Polonia Castellanos, presidenta de la entidad, añade por teléfono otra acusación: “Apología de la pederastia”. Sin embargo, el autor, Don Julio, la editorial Fandogamia —y las principales asociaciones sectoriales y creadores que han salido en su defensa— solo ven un ultraje en esta historia: a la libertad de expresión. Si acaso, también a la inteligencia, ya que insinúan que sus demandantes se han tomado al pie de la letra la evidente sátira del texto.
El libro parodia el formato de un manual de ejercicios para niños para ridiculizar la homofobia. En él, hay dos lesbianas quemadas en la hoguera por un cura, un juego para ayudar a Manolito a contarles a sus padres que es gay, o se afirma: “De ser homófobo se puede salir”. “Es ridículo. Cada página desmonta una de esas excusas que tienen para odiar a gente. Si acaso, el delito viene por su parte”, lamenta Don Julio. La obra circuló con normalidad durante semanas. Se lanzó en abril, hubo nota de prensa, presentación en el Salón del Cómic de Barcelona. El periplo habitual. Y siempre se definía como un “cuaderno de actividades para adultos”, como figura en la web del sello. Igual que Ser fascista está mal, de planteamiento parecido y del mismo autor, publicada unas semanas antes. Justo de ahí, de hecho, vino la idea para esta segunda entrega.
Pedro Medina, responsable de Fandogamia, coloca el comienzo del caos en el vídeo que se hizo viral en redes sociales donde un librero de Pontevedra enseñaba con estupor el libro. “Empezaron a salir capturas en varios perfiles conservadores o asociados a la ultraderecha”, relata. Entonces, los editores descubrieron que la sinopsis del tebeo en Amazon contenía un error en la edad recomendada: “Para mayores de seis años”.
Medina asegura que una editorial pequeña como Fandogamia no rellena directamente esas fichas. Se limita a enviar la información básica (autor, precio, número de páginas) y el resto corre a cargo de los distribuidores. A día de hoy, tras una investigación interna, siguen sin tener claro qué distribuidor se equivocó al publicar online esa información. “Entiendo que pudiera haber algo de controversia por ese fallo de catalogación. Obviamente, no es un libro para niños. Pero las correcciones ya dan igual, hay gente que ha tomado una decisión y la va a seguir a muerte. Me da pena que funcionen tanto los bulos y tan poca gente intente entender qué pasó”, apunta Don Julio. Medina sostiene que enseguida solicitaron a través de intermediarios subsanar el error, tanto en Amazon como en Todostuslibros, principales canales de venta digital. De ahí que el libro continúe retirado de ambas webs, a la espera de retocar la información. Sin embargo, ya era tarde.
“Nos ha avisado mucha gente. Es de lo más bárbaro que nos hemos encontrado nunca, de lo más aberrante que he visto”, dice Castellanos. Así que Abogados Cristianos anunció su querella. Aunque ahora la letrada considera que el escándalo trasciende la edad recomendada: “Ni para mayores de tres ni de 18 se pueden difundir esos contenidos. ¡Hay un dibujo donde se sodomiza a un bebé!”. Su actuación multiplicó la atención hacia el caso. Y, desde hace días, la tormenta no se aplaca. Al revés, crece. Igual que la circulación en redes sociales de la página a la que se refiere Castellanos. La “Actividad 6: ¡Enredo de pitos!”.
En ella, se invita al lector a detectar cuál, de entre todos los penes de varios personajes, está practicando sexo anal con el joven Bartolomé, dibujado a cuatro patas. Y cuando la cuenta Libs of TikTok compartió la imagen en X, junto con un mensaje crítico en inglés, hasta el mismísimo dueño de la red social, Elon Musk, entró al trapo: “This is demented” (algo así como “esto es una locura”). Un mensaje que, por cierto, Fandogamia ha añadido desde entonces a la descripción de su actividad, en su perfil en la misma plataforma. “¡Pero si el personaje tiene bigote! Todo lo que puedan decir es sustentar los cimientos sobre los que se ha construido este cuadernillo”, responde Don Julio.
Con la misma sorna, Medina cuestiona también otro ataque de Abogados Cristianos. La fundación escribe que “el propio cuaderno en su contraportada afirma que la restricción de edad es +3 años”. Pero el editor cree que, una vez más, se les escapa la ironía. El libro luce un sello parecido a los que desaconsejan algunos juguetes al menos hasta los cuatro años; al lado de un precio en pesetas; y de la advertencia: “A menudo los señores más homófobos son los que más quieren un pitote en el culete”. Además, el editor recuerda que “el 99%” de sus publicaciones se ha destinado al público adulto.
Mientras, la polémica ha llegado a países como Italia o Alemania. Algunos usuarios han asegurado que la obra ya se usa en colegios, algo que Fandogamia y Don Julio desmienten tajantemente. “Es muy grave que el problema sea más un cuadernillo que el repunte de la homofobia. Estos días he recibido muchos mensajes de odio de gente que cree que soy homosexual”, dice el dibujante. Al mismo tiempo, otros internautas han dado las gracias a Abogados Cristianos por “el aviso”. Porque la controversia ha disparado el interés por la obra, que ya ha vendido buena parte de sus primeros 3.000 ejemplares. Imposible no acordarse de cómo se multiplicó el impacto de Fariña, de Nacho Carretero, cuando la justicia ordenó el secuestro del libro en 2018. “Igual me lo tengo que gastar todo en abogados”, se ríe Don Julio.
Más en general, el caso se suma a una larga lista de obras culturales llevadas ante los tribunales en los últimos años en España. Unas cuantas, como el presunto enaltecimiento de ETA por parte de dos titiriteros en 2016 o el supuesto delito de odio de la procesión “del coño insumiso” en 2014 en Sevilla, han acabado en nada. La condena al músico César Strawberry, por humillación a las víctimas, entre otras acusaciones, fue cancelada finalmente por el Tribunal Constitucional. Pero otros raperos, como Valtònyc o Pablo Hásel, fueron castigados con penas de cárcel en 2023. Y Amnistía Internacional reitera desde hace años en su web: “La libertad de expresión en España ha sufrido un grave retroceso desde 2015, año en el que el Congreso aprobó la […] conocida como ‘ley mordaza”.
En todo caso, ninguna copia de El niño Jesús no odia a los mariquitas ha sido devuelta, según el editor, señal de que los clientes sabían lo que adquirían. Y en absoluto lo rechazan. Aunque la visión de Castellanos es muy distinta: “Si hay gente que compra este libro tiene un problema y las autoridades deberían hacer algo”.
En concreto, su querella solicita la retirada del mercado y ella cree que autor y editores merecen la cárcel. “Aparecen dos monjas desnudas masturbándose, un hombre practicando una felación a otro, hombres penetrándose analmente […]. Por otra parte, las imágenes del libro también muestran auténtico odio hacia lo religioso, y de manera muy particular un odio exacerbado hacia la Iglesia católica. […] Se señala a las religiones cristiana, judía, islámica e hinduista como ‘fanáticas’ y ‘asesinas’ de personas homosexuales. Igualmente, leemos frases como: ‘La otra opción sería admitir que Dios es un cutre y que su Gran Obra está mal hecha”, se lee en el documento. Y el texto considera probado de sobra que el cómic puede calificarse como “pornografía infantil”.
“Estoy muy contento con el resultado. No me arrepiento de nada. Estuvimos consultándolo con mucha gente del colectivo LGTBQI+. Toda sátira debe levantar ampollas. Si eres homófobo, por supuesto que te va a ofender, lo ideal sería que aprovecharas para plantearte ciertas cosas“, apunta Don Julio. “Salen personajes queriéndose, el libro dice que los homosexuales merecen respeto, y que las religiones los han condenado. ¿Qué hay que esté mal? Entiendo que haya gente a la que le pueda parecer de mal gusto o le ofenda, pero está en el ámbito de la parodia”, argumenta Medina. Coherente con el ADN de su sello, el editor se ha tomado la polémica con humor. Aunque, a la vez, está rellenando su propio cuaderno de actividades: un dosier de 80 páginas sobre todo lo sucedido. Por si la broma se vuelve seria.
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El libro parodia el formato de un manual de ejercicios para niños para ridiculizar la homofobia. En él, hay dos lesbianas quemadas en la hoguera por un cura, un juego para ayudar a Manolito a contarles a sus padres que es gay, o se afirma: “De ser homófobo se puede salir”. “Es ridículo. Cada página desmonta una de esas excusas que tienen para odiar a gente. Si acaso, el delito viene por su parte”, lamenta Don Julio. La obra circuló con normalidad durante semanas. Se lanzó en abril, hubo nota de prensa, presentación en el Salón del Cómic de Barcelona. El periplo habitual. Y siempre se definía como un “cuaderno de actividades para adultos”, como figura en la web del sello. Igual que Ser fascista está mal, de planteamiento parecido y del mismo autor, publicada unas semanas antes. Justo de ahí, de hecho, vino la idea para esta segunda entrega.
Pedro Medina, responsable de Fandogamia, coloca el comienzo del caos en el vídeo que se hizo viral en redes sociales donde un librero de Pontevedra enseñaba con estupor el libro. “Empezaron a salir capturas en varios perfiles conservadores o asociados a la ultraderecha”, relata. Entonces, los editores descubrieron que la sinopsis del tebeo en Amazon contenía un error en la edad recomendada: “Para mayores de seis años”.
Medina asegura que una editorial pequeña como Fandogamia no rellena directamente esas fichas. Se limita a enviar la información básica (autor, precio, número de páginas) y el resto corre a cargo de los distribuidores. A día de hoy, tras una investigación interna, siguen sin tener claro qué distribuidor se equivocó al publicar online esa información. “Entiendo que pudiera haber algo de controversia por ese fallo de catalogación. Obviamente, no es un libro para niños. Pero las correcciones ya dan igual, hay gente que ha tomado una decisión y la va a seguir a muerte. Me da pena que funcionen tanto los bulos y tan poca gente intente entender qué pasó”, apunta Don Julio. Medina sostiene que enseguida solicitaron a través de intermediarios subsanar el error, tanto en Amazon como en Todostuslibros, principales canales de venta digital. De ahí que el libro continúe retirado de ambas webs, a la espera de retocar la información. Sin embargo, ya era tarde.
“Nos ha avisado mucha gente. Es de lo más bárbaro que nos hemos encontrado nunca, de lo más aberrante que he visto”, dice Castellanos. Así que Abogados Cristianos anunció su querella. Aunque ahora la letrada considera que el escándalo trasciende la edad recomendada: “Ni para mayores de tres ni de 18 se pueden difundir esos contenidos. ¡Hay un dibujo donde se sodomiza a un bebé!”. Su actuación multiplicó la atención hacia el caso. Y, desde hace días, la tormenta no se aplaca. Al revés, crece. Igual que la circulación en redes sociales de la página a la que se refiere Castellanos. La “Actividad 6: ¡Enredo de pitos!”.
En ella, se invita al lector a detectar cuál, de entre todos los penes de varios personajes, está practicando sexo anal con el joven Bartolomé, dibujado a cuatro patas. Y cuando la cuenta Libs of TikTok compartió la imagen en X, junto con un mensaje crítico en inglés, hasta el mismísimo dueño de la red social, Elon Musk, entró al trapo: “This is demented” (algo así como “esto es una locura”). Un mensaje que, por cierto, Fandogamia ha añadido desde entonces a la descripción de su actividad, en su perfil en la misma plataforma. “¡Pero si el personaje tiene bigote! Todo lo que puedan decir es sustentar los cimientos sobre los que se ha construido este cuadernillo”, responde Don Julio.
This is demented
— Elon Musk (@elonmusk) May 18, 2024
Con la misma sorna, Medina cuestiona también otro ataque de Abogados Cristianos. La fundación escribe que “el propio cuaderno en su contraportada afirma que la restricción de edad es +3 años”. Pero el editor cree que, una vez más, se les escapa la ironía. El libro luce un sello parecido a los que desaconsejan algunos juguetes al menos hasta los cuatro años; al lado de un precio en pesetas; y de la advertencia: “A menudo los señores más homófobos son los que más quieren un pitote en el culete”. Además, el editor recuerda que “el 99%” de sus publicaciones se ha destinado al público adulto.
Mientras, la polémica ha llegado a países como Italia o Alemania. Algunos usuarios han asegurado que la obra ya se usa en colegios, algo que Fandogamia y Don Julio desmienten tajantemente. “Es muy grave que el problema sea más un cuadernillo que el repunte de la homofobia. Estos días he recibido muchos mensajes de odio de gente que cree que soy homosexual”, dice el dibujante. Al mismo tiempo, otros internautas han dado las gracias a Abogados Cristianos por “el aviso”. Porque la controversia ha disparado el interés por la obra, que ya ha vendido buena parte de sus primeros 3.000 ejemplares. Imposible no acordarse de cómo se multiplicó el impacto de Fariña, de Nacho Carretero, cuando la justicia ordenó el secuestro del libro en 2018. “Igual me lo tengo que gastar todo en abogados”, se ríe Don Julio.
Más en general, el caso se suma a una larga lista de obras culturales llevadas ante los tribunales en los últimos años en España. Unas cuantas, como el presunto enaltecimiento de ETA por parte de dos titiriteros en 2016 o el supuesto delito de odio de la procesión “del coño insumiso” en 2014 en Sevilla, han acabado en nada. La condena al músico César Strawberry, por humillación a las víctimas, entre otras acusaciones, fue cancelada finalmente por el Tribunal Constitucional. Pero otros raperos, como Valtònyc o Pablo Hásel, fueron castigados con penas de cárcel en 2023. Y Amnistía Internacional reitera desde hace años en su web: “La libertad de expresión en España ha sufrido un grave retroceso desde 2015, año en el que el Congreso aprobó la […] conocida como ‘ley mordaza”.
En todo caso, ninguna copia de El niño Jesús no odia a los mariquitas ha sido devuelta, según el editor, señal de que los clientes sabían lo que adquirían. Y en absoluto lo rechazan. Aunque la visión de Castellanos es muy distinta: “Si hay gente que compra este libro tiene un problema y las autoridades deberían hacer algo”.
En concreto, su querella solicita la retirada del mercado y ella cree que autor y editores merecen la cárcel. “Aparecen dos monjas desnudas masturbándose, un hombre practicando una felación a otro, hombres penetrándose analmente […]. Por otra parte, las imágenes del libro también muestran auténtico odio hacia lo religioso, y de manera muy particular un odio exacerbado hacia la Iglesia católica. […] Se señala a las religiones cristiana, judía, islámica e hinduista como ‘fanáticas’ y ‘asesinas’ de personas homosexuales. Igualmente, leemos frases como: ‘La otra opción sería admitir que Dios es un cutre y que su Gran Obra está mal hecha”, se lee en el documento. Y el texto considera probado de sobra que el cómic puede calificarse como “pornografía infantil”.
“Estoy muy contento con el resultado. No me arrepiento de nada. Estuvimos consultándolo con mucha gente del colectivo LGTBQI+. Toda sátira debe levantar ampollas. Si eres homófobo, por supuesto que te va a ofender, lo ideal sería que aprovecharas para plantearte ciertas cosas“, apunta Don Julio. “Salen personajes queriéndose, el libro dice que los homosexuales merecen respeto, y que las religiones los han condenado. ¿Qué hay que esté mal? Entiendo que haya gente a la que le pueda parecer de mal gusto o le ofenda, pero está en el ámbito de la parodia”, argumenta Medina. Coherente con el ADN de su sello, el editor se ha tomado la polémica con humor. Aunque, a la vez, está rellenando su propio cuaderno de actividades: un dosier de 80 páginas sobre todo lo sucedido. Por si la broma se vuelve seria.
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Un cómic satírico desata la querella de Abogados Cristianos y una polémica que llega hasta Elon Musk
La editorial Fandogamia considera que la fundación conservadora atenta contra la libertad de expresión y no ha entendido el enfoque irónico y para adultos de ‘El niño Jesús no odia a los mariquitas’
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