waelchi.angeline
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Andalucía e Italia no solo compiten en el mercado internacional del aceite de oliva; desde hace décadas existe también una pugna particular por dominar las ventas de aviones de transporte militar de mediano tamaño. El modelo sevillano C295 –diseñado por la antigua Construcciones Aeronáuticas y fabricado entre las plantas de Tablada y San Pablo– tiene como principal rival al C-27J Spartan, desarrollado por la compañía italiana Leonardo.Esta semana se ha escenificado una operación que ha consolidado el dominio del aparato hispalense. Airbus selló en 2021 un contrato histórico que suponía la venta de 56 aviones a la India. La clave del acuerdo era que las primeras 16 aeronaves se fabricarían en Sevilla, mientras que las 40 restantes se ensamblarían en la India, gracias a un programa de asistencia y transferencia de tecnología con la compañía Tata (capacitando al país asiático para fabricar ciertas piezas y ensamblar el conjunto del avión). El recorrido triunfal de Pedro Sánchez junto al presidente Narendra Modi tenía como objetivo la inauguración de la planta en la que se fabricará la versión 'hindú' del avión sevillano. Ambos se fotografiaron junto a una placa conmemorativa que rezaba: «Tata Aircraft Complex for made in India C295».¿Es realmente una buena noticia que otro país asuma capacidades industriales que antes estaban exclusivamente en Sevilla? Hay cuatro puntos a favor y una advertencia: 1) El contrato indio ha sido un espaldarazo para lograr ventas en otros países, lo que eleva la actividad y carga de trabajo en Andalucía. 2) Si Airbus no hubiera aceptado las condiciones de la India, lo habría hecho otra empresa, que se habría reforzado con una adjudicación que supera los 2.000 millones de negocio. 3) La cooperación entre ingenieros españoles e indios para construir la factoría de Tata abre la puerta a una colaboración más amplia entre ambos países en el sector de defensa (lo que puede beneficiar a otras firmas como Navantia). 4) Airbus conserva los derechos sobre toda la tecnología y se encarga de la certificación y de los desarrollos de ingeniería, con lo cual el «cerebro» del programa sigue en España (ya se realizó con éxito un contrato similar con Turquía para el avión CN235, una versión anterior al C295). Y como advertencia: el mercado del C295 es limitado, y queda claro que la India –al igual que otros países– podría competir a medio plazo con una aeronave similar. Este modelo tiene casi treinta años de historia, y en el seno de Airbus se han estudiado diversas opciones para impulsar un avión de nueva generación que supere sus capacidades. La planta de Tata en la India debería ser el aldabonazo final para que España lidere el lanzamiento del sucesor tecnológico del C295 en Sevilla.
Luis Montoto: Un avión sevillano (e hindú)
Se ha inaugurado la planta que fabricará el C295 en la India. Una buena noticia que encierra un aviso
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