Para no variar, Sánchez tampoco acudió este miércoles a la sesión de control en el Congreso. Al Senado ha acudido solo una vez en los últimos 18 meses y por si se lo preguntan —que supongo que no—, no tenemos debate sobre el estado de la nación desde hace casi dos años y medio. Esta vez el presidente estaba en Brasil en la cumbre del G-20, pero es lo de menos: en la pasada sesión estaba en Azerbaiyán, en la anterior en la India y en la anterior a esa en Portugal. Lo suyo es un patrón y al igual que no acude a ninguna votación que va a perder, tampoco acude a ninguna sesión en la que tenga algo que perder. Sobre todo, si lo que tiene que perder es imagen: ya comprobó en Paiporta que no le queda mucha. La próxima vez que comparezca, que será el miércoles que viene, lo hará a petición propia, como ya hiciera el 9 de octubre, que es la manera que tiene de decirle al pueblo que él no rinde cuentas, que desprecia lo que no controla y que si va al Congreso es solo porque quiere. No es Montesquieu, no.En cualquier caso, como Sánchez no estaba, el foco lo tenía Teresa Ribera . Y, por cierto, el presidente no fue el único que no acudió a mostrar su apoyo a la vicepresidenta en su peor momento político: tampoco lo hicieron Marlaska, Puente o Robles, por hablar de los tres ministros con más responsabilidad en la gestión de la DANA. Que seguro que tendrían agenda, sí, pero que también es seguro que en política no hay casualidades y que de haber querido estar, habrían estado. Por ejemplo, si el que comparece es Sánchez habríamos visto las agendas liberarse por arte de magia y allí habrían estado todos, prietas las filas y en estado de revista. La imagen de soledad de Ribera quedó tan de manifiesto que al finalizar la sesión tuvieron que correr a su lado Morant, López y Alegría para que la foto no fuera tan escandalosa.Ribera sabía que la miraban desde Bruselas, así que exageró el perfil que le interesaba, que es el de burócrata-tecnócrata-gris, contenida como Isabel II en un tablao, con ojeras como de haber trabajado toda la noche y cierto aire a Pocholo. Pero, sobre todo, con un aura como de acabar de pasear en bici por el 'Quartier Européen' con un ramo de margaritas y una onza de Godiva en la cesta de delante. Y un discurso muy medido que leyó con cadencia de opositor y que sonaba un poco a neerlandés de Woluwe-Saint-Pierre: ni una voz más alta que otra, ni un sesgo político o tacticista y ni un reproche a la Comunidad Valenciana: todo paz, abulia y una tenue luz centroeuropea.Noticia Relacionada estandar Si Teresa Ribera niega un «apagón informativo» en la Confederación Hidrográfica del Júcar Juan Casillas BayoPero enfrente se encontró con la popular Ester Muñoz, que de centroeuropea tiene poco y a la que no va a olvidar fácilmente. La leonesa desmontó punto por punto las excusas-letanías de Ribera en una intervención acertada y muy trabajada que dejó a la vicepresidenta fuera de juego y encastillada en su propia concha. Si Europa estaba mirando, no salió bien parada. Fue acusada de incompetencia, de falta de humanidad y de falta de solvencia. Muñoz no solo anunció que el PP no votaría en ningún caso su candidatura, sino que deslizó que en su conducta se da un 'dolo eventual' del que tendrá que defenderse en los tribunales. Y, de paso pidió que se comprometiera a dimitir si resultara investigada para no arrastrar con su descrédito a la presidenta y a la Comisión. Ribera no lo hizo, lo que debería encender todas las alarmas en Bruselas.Previamente, Tellado y César Sánchez Pérez eligieron otros derroteros en un ataque coordinado. La acusaron de indolencia, de no haber tenido la dignidad para haber ido a Valencia en 21 días, de haber desatendido sus obligaciones en su periodo de 'excedencia' y de haber priorizado sus intereses personales frente a sus obligaciones como ministra. Si su nombramiento dependía de esta comparecencia, lo tiene difícil. Afortunadamente para ella todo esto tiene pinta de paripé. Así que, si yo fuera ella, a buscar piso en Bruselas, a estudiar lo del dolo eventual…y a buscar una bici con cesta.
Cargando…
www.abc.es