Myriam_Marks
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Los dioses de internet son inescrutables, igual que las leyes de la viralidad. La reforma de un pequeño apartamento madrileño de 60 metros cuadrados ha dado la vuelta al mundo las últimas semanas. Ni el estudio que lo ha reformado, ni el arquitecto que lo ha diseñado, ni la dueña del apartamento... nadie sabe cómo, pero decenas de medios de medio mundo han terminado hablando del piso. Primero fue la prensa especializada en arquitectura y diseño. Luego dio el salto a la prensa generalista en España. Al final, también saltó a otros países y cruzó el charco: Italia, México, Argentina… El último país en unirse a la lista fue Perú, con noticias en El Popular y el prestigioso El Comercio, el lunes: “¿Un departamento de 60 metros cuadrados es muy pequeño? Arquitecto demuestra lo contrario usando un triángulo”.
La idea del triángulo se repite en muchos de los titulares virales: “El impactante descubrimiento que realizó un arquitecto al poner un “triángulo” en un departamento”, titulaba la argentina La Nación. “Qué es el “triángulo mágico”, el truco deco que sirve para agrandar espacios de pocos metros”, dice la revista Ohlalá!. Es cierto que la pieza central de la reforma del apartamento, situado en la madrileña calle de la Palma, es un triángulo de aluminio que sustituye a todas las demás paredes, separa los espacios y funge de cocina, armario, estantería y puerta corrediza, pero “triángulo mágico” son dos palabras que nunca han salido de la boca de Pedro Pitarch, el arquitecto dueño del diseño y del estudio que firma la obra.
“Yo nunca he dicho esas palabras”, cuenta Pitarch dentro del piso viral, que ha visitado EL PAÍS. “Es verdad que el triángulo es un elemento central: un núcleo que contiene toda la infraestructura doméstica, y en torno al cual se organizan las funciones de la nueva vivienda”, explica. “Lo de ‘triángulo mágico’ es algo que se repite en internet, pero nadie del estudio lo ha dicho nunca”, ríe. “De hecho, la forma triangular es irrelevante. Es solo una consecuencia directa del perímetro original de la vivienda”. Pedro Pitarch (Cáceres, 35 años) es un arquitecto joven, pero con una trayectoria firme. Es profesor en la Politécnica de Madrid y ha sido profesor en la Bartlett School of Architecture de Londres; ganó el premio Archiprix a mejor proyecto fin de carrera del mundo en 2015, fue premio extraordinario fin de carrera de la Politécnica un año antes, lleva dos años siendo el arquitecto de la feria de arte Arco, y su trabajo se ha expuesto en las bienales de Venecia y Seúl, y las trienales de Lisboa y Milán. Con todo, la paradoja de la viralidad digital sigue ahí: jamás había tenido tanto reconocimiento mediático como ahora.
“Estamos totalmente sorprendidos”, cuenta Pitarch. La dueña del piso ha dado acceso al apartamento y Pitarch se pasea explicando cómo funciona cada parte del triángulo gris y brillante. “Normalmente, publicamos en medios especializados, que tienen un público muy concreto. Estamos contentos de que este proyecto nos haya permitido llegar a un público general y utilizarlo como ejemplo para contar que el diseño arquitectónico es relevante en cuanto a la mejora e innovación social”. La historia de Pitarch, con un currículum envidiable para su edad, pero que vive las dificultades de cualquier autónomo, evidencia también la propia situación precaria de la arquitectura. “La aparente crisis de la profesión no la veo como una desventaja, sino como un punto de partida. Yo estudié y me gradué en medio de la crisis, así que toda mi generación hemos entendido este crudo contexto como algo natural, casi propio. Creo que en cierta forma la hemos visto como condición de oportunidad para revertir una aparente desventaja en algo positivo que nos permitiese redefinir el papel del arquitecto dentro de la sociedad contemporánea”.
¿Y cuál debe ser ese papel? “Creo que lo importante es reivindicar el rol de la arquitectura como sistema complejo que aglutina edificios, redes de ecologías, políticas, economías y culturas; y que sobre todo tiene una relevancia como herramienta de construcción de sociedades”, cuenta Pitarch, que cita entre sus referentes tanto a arquitectos (Kazuyo Sejima, Enric Miralles) como a pensadores (Slavoj Zizek o Remedios Zafra), músicos (Steve Reich, Radiohead) y hasta creadores de videojuegos (Shigeru Miyamoto o Hideo Kojima).
Pitarch no conocía a la dueña del piso, que simplemente vivía cerca, vio el pequeño letrero a la puerta de su estudio, y entró a preguntar. Caprichos de la vida. Desde que el piso se ha hecho viral, Pitarch ha oficializado dos reformas más. La lección está clara: en 2024, además de los caprichos de la vida, lo que te puede cambiar la suerte son los caprichos de la Red.
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La idea del triángulo se repite en muchos de los titulares virales: “El impactante descubrimiento que realizó un arquitecto al poner un “triángulo” en un departamento”, titulaba la argentina La Nación. “Qué es el “triángulo mágico”, el truco deco que sirve para agrandar espacios de pocos metros”, dice la revista Ohlalá!. Es cierto que la pieza central de la reforma del apartamento, situado en la madrileña calle de la Palma, es un triángulo de aluminio que sustituye a todas las demás paredes, separa los espacios y funge de cocina, armario, estantería y puerta corrediza, pero “triángulo mágico” son dos palabras que nunca han salido de la boca de Pedro Pitarch, el arquitecto dueño del diseño y del estudio que firma la obra.
“Yo nunca he dicho esas palabras”, cuenta Pitarch dentro del piso viral, que ha visitado EL PAÍS. “Es verdad que el triángulo es un elemento central: un núcleo que contiene toda la infraestructura doméstica, y en torno al cual se organizan las funciones de la nueva vivienda”, explica. “Lo de ‘triángulo mágico’ es algo que se repite en internet, pero nadie del estudio lo ha dicho nunca”, ríe. “De hecho, la forma triangular es irrelevante. Es solo una consecuencia directa del perímetro original de la vivienda”. Pedro Pitarch (Cáceres, 35 años) es un arquitecto joven, pero con una trayectoria firme. Es profesor en la Politécnica de Madrid y ha sido profesor en la Bartlett School of Architecture de Londres; ganó el premio Archiprix a mejor proyecto fin de carrera del mundo en 2015, fue premio extraordinario fin de carrera de la Politécnica un año antes, lleva dos años siendo el arquitecto de la feria de arte Arco, y su trabajo se ha expuesto en las bienales de Venecia y Seúl, y las trienales de Lisboa y Milán. Con todo, la paradoja de la viralidad digital sigue ahí: jamás había tenido tanto reconocimiento mediático como ahora.
“Estamos totalmente sorprendidos”, cuenta Pitarch. La dueña del piso ha dado acceso al apartamento y Pitarch se pasea explicando cómo funciona cada parte del triángulo gris y brillante. “Normalmente, publicamos en medios especializados, que tienen un público muy concreto. Estamos contentos de que este proyecto nos haya permitido llegar a un público general y utilizarlo como ejemplo para contar que el diseño arquitectónico es relevante en cuanto a la mejora e innovación social”. La historia de Pitarch, con un currículum envidiable para su edad, pero que vive las dificultades de cualquier autónomo, evidencia también la propia situación precaria de la arquitectura. “La aparente crisis de la profesión no la veo como una desventaja, sino como un punto de partida. Yo estudié y me gradué en medio de la crisis, así que toda mi generación hemos entendido este crudo contexto como algo natural, casi propio. Creo que en cierta forma la hemos visto como condición de oportunidad para revertir una aparente desventaja en algo positivo que nos permitiese redefinir el papel del arquitecto dentro de la sociedad contemporánea”.
¿Y cuál debe ser ese papel? “Creo que lo importante es reivindicar el rol de la arquitectura como sistema complejo que aglutina edificios, redes de ecologías, políticas, economías y culturas; y que sobre todo tiene una relevancia como herramienta de construcción de sociedades”, cuenta Pitarch, que cita entre sus referentes tanto a arquitectos (Kazuyo Sejima, Enric Miralles) como a pensadores (Slavoj Zizek o Remedios Zafra), músicos (Steve Reich, Radiohead) y hasta creadores de videojuegos (Shigeru Miyamoto o Hideo Kojima).
Pitarch no conocía a la dueña del piso, que simplemente vivía cerca, vio el pequeño letrero a la puerta de su estudio, y entró a preguntar. Caprichos de la vida. Desde que el piso se ha hecho viral, Pitarch ha oficializado dos reformas más. La lección está clara: en 2024, además de los caprichos de la vida, lo que te puede cambiar la suerte son los caprichos de la Red.
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“Triángulo mágico”: cuando la reforma de un apartamento de 60 metros en Madrid da la vuelta al mundo
La noticia de la remodelación de un pequeño piso en el centro de la capital se vuelve viral e impulsa la actividad del estudio que la realizó
elpais.com