myrtle.ferry
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El oasis (Errata Naturae) es un cómic tan didáctico como emocionante. Relata una transformación tan radical― la de un terreno baldío en un oasis para la biodiversidad― que cuesta de creer. Lo que la hace creíble es el cambio paulatino que se da en el propio autor, Simon Hureau, su mujer, Christine, y sus dos hijos, Juliette y Antonin, a medida que asisten a la recuperación de la vida en su jardín. Así, con tiempo, intuición y un gran esfuerzo, el jardín termina convertido en un oasis, una escuela para la vida y, como tal, modificando su existencia.
Hureau (Caén, 1977) estudió biología antes de empezar Bellas Artes en la universidad de Estrasburgo. Autor de cómics como Revienta, cerdo (Norma), La jauría y la paloma (Ediciones La Cúpula) y más de una docena de títulos todavía sin traducir al castellano, cuenta en El oasis la historia de su casa, que es también la de su familia. Y además la de lo mejor y lo peor del mundo. Esto es la urgencia sostenible y la posibilidad de alterar nuestro lugar en el mundo cuidando nuestro paso por este planeta.
El libro es así la historia de una aventura vital y un canto a la posibilidad de cambiar las cosas. Un cómic que cuenta la hazaña de redescubrir la naturaleza como escuela de vida.
Huerau y su mujer Christine tenían un solo hijo, Antonin que hoy tiene 17 años, cuando llegaron hasta Touraine, junto al río Loira y no lejos de Tours. En ese pueblo terminarían viviendo. La casa que hallaron tenía el encanto de lo que una vez lo tuvo. Pero el jardín estaba más arrasado que descuidado. Lo rodeaba una muralla de ciprés, convenientemente manicurado que Hureau no dudó en sustituir por otro tipo de plantas, más libres, más ligeras, menos defensivas.
A partir de esa decisión, el dibujante y su mujer se plantearon una pregunta mayor: ¿es posible recuperar un trocito de tierra? Que conduce a la mayor de las cuestiones: ¿se puede devolver la vida a un lugar? La respuesta llega de forma escalada, a lo largo del tiempo. Primero con las plantas, luego con mariposas, los escarabajos y los abejorros. Un poco más tarde con pájaros y al final con la constatación de que la casa, su jardín y el terreno arrasado que compraron a un vecino se han convertido en un oasis.
El cómic es así didáctico y amable. Tiene la cercanía de lo que se hace con las manos y la fuerza de lo que obedece a la intuición. Es la crónica del descubrimiento de cuanto sucede poco a poco con paciencia y con esfuerzo y la familiaridad y la sorpresa de lo que trata de la vida real. Por eso ofrece una pequeña/gran lección sobre qué hacer para contribuir a un mundo más sostenible
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Hureau (Caén, 1977) estudió biología antes de empezar Bellas Artes en la universidad de Estrasburgo. Autor de cómics como Revienta, cerdo (Norma), La jauría y la paloma (Ediciones La Cúpula) y más de una docena de títulos todavía sin traducir al castellano, cuenta en El oasis la historia de su casa, que es también la de su familia. Y además la de lo mejor y lo peor del mundo. Esto es la urgencia sostenible y la posibilidad de alterar nuestro lugar en el mundo cuidando nuestro paso por este planeta.
El libro es así la historia de una aventura vital y un canto a la posibilidad de cambiar las cosas. Un cómic que cuenta la hazaña de redescubrir la naturaleza como escuela de vida.
Huerau y su mujer Christine tenían un solo hijo, Antonin que hoy tiene 17 años, cuando llegaron hasta Touraine, junto al río Loira y no lejos de Tours. En ese pueblo terminarían viviendo. La casa que hallaron tenía el encanto de lo que una vez lo tuvo. Pero el jardín estaba más arrasado que descuidado. Lo rodeaba una muralla de ciprés, convenientemente manicurado que Hureau no dudó en sustituir por otro tipo de plantas, más libres, más ligeras, menos defensivas.
A partir de esa decisión, el dibujante y su mujer se plantearon una pregunta mayor: ¿es posible recuperar un trocito de tierra? Que conduce a la mayor de las cuestiones: ¿se puede devolver la vida a un lugar? La respuesta llega de forma escalada, a lo largo del tiempo. Primero con las plantas, luego con mariposas, los escarabajos y los abejorros. Un poco más tarde con pájaros y al final con la constatación de que la casa, su jardín y el terreno arrasado que compraron a un vecino se han convertido en un oasis.
El cómic es así didáctico y amable. Tiene la cercanía de lo que se hace con las manos y la fuerza de lo que obedece a la intuición. Es la crónica del descubrimiento de cuanto sucede poco a poco con paciencia y con esfuerzo y la familiaridad y la sorpresa de lo que trata de la vida real. Por eso ofrece una pequeña/gran lección sobre qué hacer para contribuir a un mundo más sostenible
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Transformar tu lugar en el mundo
El dibujante Simon Hureau y su mujer compraron una destartalada casa en un pueblo. Con intuición, tiempo y mucho esfuerzo recuperaron la biodiversidad del terreno hasta convertirlo en un oasis
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