Todos los japoneses se apellidarán Sato en 2531

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En 2531, todos los japoneses se apellidarán Sato. Una –teórica– homogeneización patronímica consecuencia de la obligación legal que impone a las parejas la adopción de un mismo apelativo al contraer matrimonio, lo que en la práctica supone que las mujeres abandonen el suyo de manera mayoritaria. Esto, por tanto, se ha convertido en punta de lanza del feminismo en la conservadora sociedad nipona , y una de las cuestiones más punzantes en las elecciones que el país celebra mañana domingo.La proyección procede de un modelo matemático elaborado por Yoshida Hiroshi, profesor de Economía en la Universidad de Tohoku especializado en envejecimiento social. El 1,529% de los 123 millones de japoneses son Sato, el apellido más común, con una tasa de crecimiento interanual del 1,003%. La lógica de la evolución exponencial posibilita que, de acuerdo a sus cálculos, su prevalencia pueda alcanzar el 50% dentro de 442 años y el 100% dentro de 507.«Teniendo en cuenta que cada apellido contiene una historia familiar y es también un símbolo cultural, su pérdida significaría que esa historia dejaría de existir », señalaba el académico mediante un comunicado que acompañaba al estudio. «Personalmente, considero que cambiar el apellido es una cuestión independiente de casarse y vivir en pareja. Si valorásemos la individualidad un poco más no habría necesidad de hacerlo». Esta publicación fue difundida el pasado mes de abril con apoyo de Asuniwa, una ONG local que «aspira a crear una sociedad libre de discriminación de género». «Nuestro primer objetivo es abolir la política de 'un apellido familiar' [...], la cual ha provocado que muchas mujeres se vean presionadas a abandonar su apellido contra su voluntad». El Código Civil japonés, promulgado en 1896, establece que uno de los cónyuges debe tomar el apellido del otro sin especificar cuál de los dos pero, según datos oficiales del ministerio de Justicia, en el 95,5% de los casos acaban haciéndolo ellas.«Japón es el único país del mundo que mantiene una normativa de este tipo, que viola el tratado de la CETFDCM [Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer] y contraviene tres recomendaciones emitidas por su comité contra el Gobierno japonés», afirma Asuniwa en la presentación de su página web. «Creemos que la abolición de esta política es el primer paso para hacer realidad la igualdad de género en Japón». Dos mujeres viajan en el metro de Tokio JAIME SANTIRSOSemejante ideal se antoja aquí particularmente lejano y, por tanto, aún más apremiante, en especial por sus implicaciones demográficas. En el último Informe Global de Brecha de Género elaborado cada año por el Foro Económico Mundial , Japón ocupa el puesto 118º en una lista de 146 países, un ligero repunte con respecto al 125º del curso anterior. En el índice de Techo de Cristal de 'The Economist', asimismo, le corresponde el 27º entre 29 miembros de la OCDE, solo por delante de Turquía y Corea del Sur.En 2022, un sondeo realizado por la Confederación de Sindicatos tasaba el apoyo a mantener la normativa en un escaso 39,9%. Asiniwa eleva el rechazo actual al 83,9%, significativas cotas que han colocado el debate en primera línea electoral. Cálculos políticos Ahí, en primera línea, está Yurino. Esta mujer de 29 años aguarda la llegada del primer ministro Shigeru Ishiba a un mitin organizado por el Partido Liberal Democrático (PLD) en el céntrico distrito tokiota de Shinjuku. «Me casé hace un mes», dice mientras tiende orgullosa una mano en la que reluce un anillo de brillantes. Ella dejó entonces de llamarse Yurino Moriya para convertirse en Yurino Okamoto, como su marido. «Me dio pena», reconoce, «pero lo hice por amor» . «Creo que toda mujer tiene derecho a elegir su apellido», sentencia. Esta polémica divide desde hace tiempo al PLD, la formación que ha gobernado durante sesenta y cinco de los setenta años transcurridos desde la ocupación estadounidense tras la II Guerra Mundial, pero la separación se ahondó en las semanas previas a las votaciones internas celebradas hace un mes. Ishiba se posicionó entonces con los reformistas, frente a los conservadores –encabezados curiosamente por una mujer, la radical Sanae Takaichi – para quienes una abolición atentaría contra la unidad familiar. Noticia Relacionada Pódcast estandar No El japonés que enseña Historia de España: «Adolfo Suárez es mi ídolo» Israel Viana«Debemos resolver el dolor y las desventajas que surgen de no poder elegir apellido», aseguró en la campaña de esas primarias, las cuales acabaría ganando por sorpresa. En su primera intervención parlamentaria tras asumir el cargo, no obstante, pareció retractarse. «Hay varias opiniones entre el público, y el Gobierno necesita realizar una reflexión más profunda», musitó. Ishiba renegaba así de otra propuesta central de su programa, como ya hiciera con la creación de una OTAN asiática, lo que en unas pocas semanas ha generado un descrédito que podría llevar al PLD a perder la mayoría por primera vez desde 2009. Yurino Okamoto, en el mitin del PLD en Tokio JAIME SANTIRSO«No estoy de acuerdo con lo que dice el señor Ishiba, todo el mundo tiene derechos, no importa quién sea el primer ministro», defiende Yurino. Sin embargo, esto no cambiará el sentido de su voto. «Es una cuestión importante para mí, pero no la principal». Al fin y al cabo, las elecciones constituyen para ella una empresa marital, pues su marido milita en las filas del PLD. Este rehúsa, «por confidencialidad», hacer declaraciones al respecto.Las urnas, por su parte, hablarán mañana. Si Ishiba logra ganar las elecciones con una mayoría suficiente para gobernar, bien haría en empezar a llamar al futuro por su nombre. Igualdad y demografía comparten parentesco y filiación. No en vano Hiroshi alertaba de que, si para 2531 todos los japoneses se apellidarán Sato, en gran medida será porque al ritmo actual apenas sumarán 281.666 personas .

 

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