mckenzie.frederic
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La derecha somos la familia que recoge los restos, la banca que siempre gana, el sistema que todo lo incorpora a la maquinaria y los avances que reprochamos a la izquierda son el sarmiento de nuestras políticas nuevas. La izquierda se ensucia en la pelea, nosotros nos beneficiamos del progreso, dándole forma, homologación y prestigio. Y si no es progreso y sólo es barbarie, también nos aprovechamos. Todo acaba siendo nuestro. Esto da igual si lo entiende la izquierda, porque si tan inteligentes fueran, ya no serían de izquierdas. Pero una derecha estructurada ha de saberlo, ha de tenerlo interiorizado como el Credo, porque es nuestra razón de ser.El aborto o el matrimonio homosexual fueron luchas de la izquierda con oposición conversadora. Y abortan mucho más las chicas ricas, caprichosas y frívolas que las pobres, ignorantes y temerosas de Dios. Con los gays suma y sigue: cuanta más cultura, viajes y recursos, menos prostitución y enfermedades, y mayores son las comodidades de que te guste un hombre y decirlo.Con el blanqueo de Junts –da igual si progreso o barbarie– pasará lo mismo. Lo que el presidente Sánchez defiende en el alambre y la agonía, el PP lo disfrutará desde la normalidad, el regocijo empresarial y el hotel Majestic. Pedro Sánchez nos está haciendo el trabajo sucio como las sufragistas nos lo hicieron para que luego el mérito del voto femenino en España, ¡alehop!, acabara siendo también nuestro. El Partido Popular va a vivir su próxima edad de oro gracias al blanqueo socialista del partido de Puigdemont y a la demonización de Vox. Pedro Sánchez se está sacrificando en su martirizada presidencia para que cuando la derecha llegue al poder tenga varios pactos a su disposición y no sólo el de Vox, que además a Feijóo no le gusta. Claro que está por ver si es realmente Alberto el próximo presidente de su partido. Está tan por ver que lo más probable es que no lo veamos. Pero sea quien sea se encontrará con el abanico más abierto para pactos generales o concretos, sin tener que cargar por lo menos obligatoriamente con el peso de Abascal.El sector pragmático del PP, o más bien oportunista , está entusiasmado con la idea de sumar a Junts y PNV a una moción instrumental para derrocar a Sánchez; en cambio el sector del partido que gana elecciones cree que cualquier pacto con Puigdemont implica la victoria electoral de Vox.Con moción previa o esperando a que las cosas caigan por su propio peso, los insultos a Sánchez de la derecha por su acercamiento a Puigdemont son el sonido de los músicos de la orquesta afinando sus instrumentos para estar preparados cuando vuelva el momento del gran pacto nacional-liberal en España, que ha sido el que más estabilidad, concordia y crecimiento nos ha proporcionado desde la recuperación de la democracia, aunque desde entonces sus firmantes no se hayan cansado de llamarse fascistas y hasta terroristas entre ellos.
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