‘Todas somos Jane’: un oportuno homenaje a la hermandad del aborto clandestino en EE UU

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27 Sep 2024
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Un año después de que la supermayoría conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos le diese un vuelco histórico al acceso federal al aborto con una sentencia que ha obligado a millones de ciudadanas a retroceder medio siglo en sus derechos reproductivos, se estrena Todas somos Jane, película que recrea la historia del colectivo de mujeres de Chicago que en los años sesenta crearon una red de aborto clandestina para ayudarse las unas a las otras y que respondían al nombre de las Jane.

Siguiendo la estela del aplaudido documental de HBO The Janes, esta película de la guionista de Carol, Phillis Nagy, supone su debut después de una dilata carrera en el teatro y como directora del telefilme de 2005 Mrs. Harris, un thriller sobre el asesinato de un conocido médico con Annette Bening y Ben Kingsley en los papeles principales.

Todas somos Janes (Call Jane) fue acogida con éxito en el festival de Sundance, gracias a su ambientación de la vida suburbial de los sesenta y al trabajo de su elenco principal, encabezado por la actriz Elizabeth Banks y, sobre todo, por una espléndida Sigourney Weaver, cuyo papel, la activista líder del grupo, está inspirado en un personaje real, Heather Booth, fundadora de las Jane.

El filme se sitúa en Chicago en 1968, en medio de las convulsas manifestaciones de los yippies durante la convención demócrata, que desembocaron en el Juicio a los Siete de Chicago. En ese contexto, subrayado en la primera secuencia del filme, un ama de casa, esposa de un abogado criminalista y madre de una hija adolescente, tiene un embarazo que implica un riesgo mortal. Interpretada por Banks, Todas somos Jane sigue su toma de conciencia en una situación de vida o muerte.

Por lo demás, se trata de un filme que se ve bien sin esconder su vocación coyuntural ante un retroceso histórico para las mujeres estadounidenses y, aunque recree de una forma un tanto idealizada y simplona un episodio muy complejo y terrible, transmite una emocionante sororidad en la que mujeres de todo pelaje, incluida una monja, arriesgaron sus vidas por ayudar a otras. El relato resulta muy interesante para conocer con un caso concreto y real cómo funcionaba esta red abortista antes de que el Supremo legalizara en 1973 el derecho a interrumpir un embarazo con la sentencia del caso Roe contra Wade. Una conquista ganada hace medio siglo y perdida de forma inimaginable hace nada.



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