Lela_Mertz
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El 4 de diciembre se cumplen 25 años de la declaración del recinto fortificado de Dalt Vila (Ibiza) como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las murallas de la antigua ciudad alta (“dalt vila” significa “encima de la villa”) de la capital ibicenca comenzaron a edificarse a principios del año 1555, al final del reinado del emperador Carlos V y las obras duraron cuarenta años, por lo que transcurrieron ya bajo el imperio de Felipe II.
El Ayuntamiento de Ibiza organiza visitas teatralizadas a Dalt Vila para que grandes y pequeños puedan conocer su mítico pasado
El recinto fortificado más icónico de la isla pitiusa fue diseñado por el ingeniero italiano Giovanni Battista Calvi y ampliado posteriormente por Jacobo Paleazzo Fratin y se convirtió en un ejemplo excepcional de las técnicas constructivas renacentistas aplicadas a la defensa. En la actualidad conserva su trazado original, concebido como uno de los baluartes más avanzados del Mediterráneo occidental en su época. El Ayuntamiento de Ibiza organiza visitas teatralizadas a Dalt Vila para que grandes y pequeños puedan conocer su mítico pasado.
De los yacimientos a la posidonia
Este aniversario ofrece una excusa perfecta para acercarse hasta la isla balear durante el puente de diciembre o los días finales de este año. Además del recinto fortificado de la capital, la Unesco incluyó en su lista del Patrimonio el yacimiento fenicio de Sa Caleta, en el municipio de Sant Josep; la necrópolis púnica de Puig des Molins, que fue el cementerio de la ciudad de Ibiza durante toda la Antigüedad, y la posidonia oceánica que alfombra los fondos marinos de Ibiza y de Formentera.
La necrópolis púnica de Puig des Molins fue el cementerio de la ciudad de Ibiza durante toda la Antigüedad
Para conmemorar este aniversario la isla acogerá, además de los consabidos actos institucionales, distintas actividades, visitas guiadas y conciertos. Un espectáculo de luz realizado con drones pondrá punto final a un año de festejos iluminando la joya arquitectónica más emblemática de Ibiza.
La visita a la capital se puede completar con la asistencia a alguno de los espectáculos que programa el recién renovado Teatro Pereyra, que se ha convertido en el centro de la vida social ibicenca, o visitar alguno de los museos de entrada gratuita en la propia Dalt Vila.
La Ibiza rural y hippy
Y tras los festejos y celebraciones no conviene abandonar la isla sin visitar alguno de sus lugares y pueblos más emblemáticos, que ahora en invierno ofrecen su mejor postal, sin las masificaciones del verano. Se podrá disfrutar de rincones paradisíacos como Es Vedrá y Cala D’Hort sin gente o recorrer lugares de gran riqueza natural como el Parque Natural de Ses Salines, disfrutando del vaivén de los flamencos que hacen escala en él durante sus migraciones.
No hay que abandonar Ibiza sin visitar alguno de sus lugares y pueblos más emblemáticos o lugares de gran riqueza natural como el Parque Natural de Ses Salines
También visitar alguno de los pueblos con más solera y tradición, como Santa Eulária des Riu, en la costa, o Santa Gertrudis y San Carlos, ya en el interior, conocidos por ser la cuna del movimiento hippy que llegó a la isla en los años 60 y 70 del siglo pasado. El término municipal de Santa Eulària cuenta con 46 kilómetros de costa y, además de ser un entorno ideal para realizar rutas de senderismo y cicloturismo, atesora en sus poblaciones la cultura y las tradiciones payesas más auténticas.
Para nostálgicos o curiosos de lo que fue y significó el movimiento hippy que llegó a la isla de Ibiza en el siglo pasado y que tuvo una repercusión internacional sin precedentes, con el marketing de boca a boca, en las localidades de Santa Gertrudis y San Carlos mantienen vivo este recuerdo. En la primera, su calle principal alberga tiendas con las reminiscencias de la consigna “haz el amor, no la guerra” y uno de los locales más singulares de la zona, el bar Costa, famoso por sus bocadillos de jamón y otros embutidos ibicencos y por albergar en sus paredes una extensa colección de más de ochenta cuadros de reconocidos artistas.
En cuanto a San Carlos, esta parroquia hospeda a los mercadillos hippies con más historia de Ibiza. El más popular es el de Las Dalias, que abrió sus puertas en 1985, abre todos los sábados del año y tiene más de trescientos puestos. Y en la población se recomienda visitar Ca n’Anneta, un bar unto a la iglesia famoso por ser punto de encuentro de hippies y por la producción de hierbas propias artesanas.
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