Sucursal del infierno

[Don_Schneider]

Por si no era España un clima estupefaciente, se nos da una DANA homicida . El telediario es un tráiler de Netflix, pero con gentes verdaderas, que han perdido cobijo y abuelo, mientras los pueblos son la esqueletura de una guerra donde no hay nadie. Yo veo, en esto, que los políticos de pueblo son de verdad unos vecinos ocupados y preocupados, y que el apocalipsis lo explica Roberto Brasero. He sufrido, en el Caribe, dos ciclones gigantes, y sé que no se sabe qué hacer cuando un palmo de torrente de agua se lleva por delante un coche, como si fuera una cáscara. Sobrevives porque sí. Se lo acabo de escuchar a algunas gentes aún atrapadas en el padecimiento, mientras piden ayuda, todavía, porque nada saben de una mitad de la familia, que vive cuatro calles más allá del desastre general. Se fue la luz, y el móvil era un trasto sin enchufe. La tragedia se ha ensañado en una España rural, en una España de piso bajo, donde se ejerce la chimenea de recodo en invierno y la tertulia de acera en verano. Es una España de gente mayor, a menudo aquejada de dolencias diversas, que ahora ha recaído como víctima de un naufragio que se aparejó en media hora. De modo que a lo humilde de la zona maltratada se agrega dramáticamente la vejez mayoritaria de sus habitantes, que a menudo han visto el diluvio desde la propia silla de ruedas. Llevamos muchas horas de alterne con la catástrofe, que es como decir que venimos cumpliendo mucho telediario de extremaunción, porque la tormenta ha mordido en el costado más débil del mundo: en aldeas de humildad, ahí donde los viejos meriendan soledad y el día siguiente depende de que llueva sólo lo justo. Ahora que estamos en lo alto del entusiasmo por la infinidad de la Inteligencia Artificial que se nos prepara, resulta que la infinitud impredecible está en lo más antiguo, donde un golpazo de agua sepulta una vida. Sin luz se han quedado tantas esperanzas, sin agua potable los jubilados lejanos. Se inauguró la sucursal del infierno.

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