antonetta.kuphal
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Se dice que una alianza tiene sentido cuando genera «sinergias». Este concepto implica que los actores que unen sus destinos poseen cualidades complementarias que, al combinarse, se potencian mutuamente, logrando que la suma de dos y dos sea mayor que cuatro. Un claro ejemplo de estas sinergias en el sector agroindustrial andaluz lo representan el cordobés José Luis de Prado y el antequerano Antonio Luque. De Prado es uno de los pioneros en el desarrollo de grandes fincas en régimen intensivo y súperintensivo. Su empresa gestiona más de 33.000 hectáreas de olivar y almendro, distribuidas en 180 fincas en España, Portugal, Chile y Estados Unidos. Por su parte, Luque es el mayor defensor de la unidad entre cooperativas en España. Su meta siempre ha sido crear un gigante capaz de competir con la gran distribución, y ha logrado consolidar un grupo que reúne a más de 75.000 familias, la mayoría pequeños y medianos productores. De Prado y Dcoop representan dos modelos aparentemente opuestos pero, al mismo tiempo, absolutamente sinérgicos.Esta semana ambos se dieron cita en la Galería de ABC, durante el Foro Agro patrocinado por Corteva, y desvelaron cómo fue el inicio de su cooperación en 2017. De Prado había adquirido la envasadora de aceitunas Tepesa e iniciado una fuerte expansión en Estados Unidos con una agresiva estrategia comercial. «Antonio Luque me llamó y me explicó cómo podríamos obtener mejores márgenes si uníamos estas plantas a las de Dcoop y abordábamos el mercado de manera conjunta... Ha sido una de las mejores decisiones empresariales de mi vida», recordó De Prado. Este fue el comienzo de una fructífera alianza que culminó con la entrada de José Luis de Prado como socio en Dcoop, asumiendo la vicepresidencia de la cooperativa.En el Foro Agro detallaron el verdadero reto del negocio olivarero.. No radica en las disputas con las grandes envasadoras ni con la distribución, como se decía antaño, ni en la competencia con otros países productores. El principal desafío está en lograr explotaciones agrarias capaces de producir a un coste ultra eficiente, único camino para garantizar beneficios al agricultor cuando los precios son bajos. «No llamemos olivar tradicional de sierra a plantaciones que simplemente son viejas y poco productivas... mecanicemos todo lo mecanizable», afirmó tajantemente Luque. Este enfoque será aún más evidente en el próximo año, cuando los precios actuales del 'oro verde' disminuyan poco a poco.El segundo gran objetivo es extender al máximo el regadío para estabilizar las cosechas, minimizando la irregularidad provocada por las sequías. Tal es el consenso de una 'sinergia olivarera' que combina la experiencia de un agricultor con 33.000 hectáreas y de una cooperativa integrada por 75.000 familias.
Luis Montoto: Sinergias olivareras
De Prado gestiona más de 33.000 hectáreas y Dcoop aglutina 75.000 familias. La alianza de ambas empresas arroja una visión común
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