Adah_Berge
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El término rumiación hace referencia al acto de masticar por segunda vez, volviéndolo a la boca, un alimento que ya estuvo alojado en un depósito que algunos animales tienen precisamente para este fin. Esta doble masticación es precisamente lo que suele hacerse en el caso de los pensamientos repetitivos pues, de alguna manera, esa persona los rumia una y otra vez en lugar de digerirlos y asimilarlos. Según explica Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos , esta tendencia a dar vueltas y vueltas a los mismos pensamientos de forma repetitiva es lo que se conoce como el «síndrome de rumiación». Se trata de un proceso que hace que una persona piense y evalúe de forma cíclica determinados elementos de su vida y que, según asegura la psicóloga, da lugar a una repetición «que contiene altas dosis de negatividad y catastrofismo «. De hecho, como aclara, lo habitual es que cuando una persona se deje llevar por ese acto de rumiación no se dé cuenta de lo que está haciendo. «Es una actividad que nos imbuye profundamente y, a menudo, nos hace desvincularnos del espacio-tiempo», afirma. Y no sólo eso, sino que además conviene tener en cuenta que el contenido de las rumiaciones es subjetivo y está vinculado a los esquemas mentales a partir de los cuáles interpreta la realidad esa persona. Lo más frecuente, según explica la psicóloga, es que en esa rumiación aparezcan juicios a uno mismo que no son positivos, lo que produce un estado emocional intenso que genera más y más pensamientos rumiantes. «La persona se encuentra atrapada en un círculo vicioso que le genera un fuerte malestar«, alerta.Cómo detener la rumiación negativaCuando una persona rumia pensamientos en realidad no se da cuenta porque tiende a ser algo automático y, en general, nadie suele ser consciente del momento en el que se inicia el proceso. Eso sí, la psicóloga aclara que eso no quiere decir que no se pueda parar. «La diferencia entre la rumiación y los pensamientos intrusivos es que, si bien estos últimos tienen un alto grado de automatismo y si se intentan interrumpir aparecen con más fuerza (el clásico «no pienses en un elefante rosa»), la rumia sí que es susceptible de ser detenida«, afirma Palomares.Para detener el proceso de rumiación, por tanto, la psicóloga aconseja focalizar la atención en otra cosa que requiera esfuerzo pero que además nos motive. «Cuando cambiamos el foco, nuestra mente detiene el círculo rumiante y podemos volver a conectar con la realidad«, plantea la experta.Eso sí, como avisa la psicóloga, no es fácil. Frecuentemente nos sentimos incapaces de detener el proceso rumiante, especialmente ante situaciones que nos preocupan y nos producen inquietud o ansiedad , como si el hecho de estar dando vueltas a la situación fuera garantía de solución del problema. «Y, por supuesto, no es así», aclara.El efecto negativo de la rumiación Aunque en parte sea cierto que la solución de ciertos conflictos depende de pararse a pensar en ellos, eso no siempre es así y cuando se habla de rumiación se hace referencia a ese acto de sobrepensar que no lleva a ningún lado. De este modo, la rumiación se convierte en una estrategia altamente disfuncional, porque lleva a la inacción. «Si sólo actuamos en nuestra cabeza y no pasamos a la acción, en realidad no estamos solucionando nada. Principalmente, porque nos encontramos alejados de la realidad: estamos inmersos en un plano estrictamente mental», aclara Palomares. En ese sentido, si estamos ausentes, obviamente no podremos responder a los problemas. En otras palabras: la rumiación convierte a las personas en elementos pasivos, puesto que se fundamenta en la falsa creencia de que, si vuelvo a pensarlo una y otra vez, acabaré solucionándolo. Sin embargo, la rumiación es un pozo sin fondo que no lleva a ninguna parte y que, además, nos genera un enorme sufrimiento. La psicóloga asegura que este síndrome de rumiación sobreviene cuando ese particular modo de afrontar la realidad se vuelve crónico y es a menudo la única manera que tiene la persona de solucionar las cosas. «El síndrome de rumiación es un factor importante en la predicción de los cuadros ansiosos, y también de los trastornos depresivos«, manifiesta Palomares.Noticias relacionadas estandar Si Tomás Navarro, psicólogo «Para saber si una persona es tóxica olvida su discurso y céntrate en los hechos» Raquel Alcolea estandar Si ¿Cuánto pesa tu mochila? «El trauma no solo ocurre en situaciones extremas, pasa en la vida cotidiana» Melissa GonzálezConsejos para frenar la rumiaciónA continuación, la directora de Avance Psicólogos expone una serie de consejos, pero recuerda que es recomendable acudir a un terapeuta para que éste examine cada caso concreto.1. Darse cuenta de que se está entrando en la rumiación . Reconocer que uno está dentro del proceso es clave para detenerlo. Cuando esa persona se dé cuenta, debe focalizar la atención en otra cosa y, sobre todo, no debe enfadarse consigo mismo y juzgarse. Recuerda que la mente compone pensamientos constantemente, así que lo único que se puede hacer es cambiar tu foco de atención.2. Concentrarse en la respiración . Si esa persona no tiene nada que atrape suficientemente tu atención en ese momento, deber utilizar la respiración para irse de su mente y volver al presente. Es una técnica infalible para atraer de nuevo la atención al aquí y al ahora.3. Pactar con la mente y establecer límites de tiempo . Se debe aceptar la posibilidad de pensar en lo que preocupa, pero con límites de tiempo. Si cuando llegue este límite temporal no se ha llegado a ninguna conclusión, debe focalizarse en otra cosa.4. Distracciones , pero con una puntualización: no es una evasión para no afrontar los problemas, sino que es poner freno a la rumiación sin sentido. Si esa persona se distrae con cosas que le gustan, cambia el foco y la rumiación desaparece.
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