Skye_Olson
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Es posible que Lola López Mondéjar quisiera en un principio escribir realmente un libro sobre la «atrofia de la capacidad narrativa», como anuncia el subtítulo de su magnífico libro 'Sin relato', que acaba de ganar el Premio Anagrama de Ensayo. Así lo comenzamos a leer, profundamente intrigados por lo que parece ser un fenómeno de nuestro tiempo , tal como lo estudia Byung-Chul Han en el que creo que es su último libro, 'La crisis de la narración', en el que afirma que en el presente ya no hay narración, solo información.ENSAYO 'Sin relato' Autora Lola López Mondéjar Editorial Anagrama Año 2024 Páginas 338 Precio 19,90 euros 5 Pero en realidad 'Sin relato' es un libro mucho más grande y abarcador que lo que anuncia su título. El tema prometido es apasionante, desde luego: la aparente dificultad que tienen, al parecer, los jóvenes, para expresarse y para comprenderse a sí mismos, junto con la idea central de que nuestra subjetividad ha de ser necesariamente narrativa. Vivirse es vivirse como historia. Vivir es narrarse. Lo que llamamos «nuestra vida» es la historia que nosotros mismos creamos de ella. Si perdemos esa capacidad, comenzamos a ser incapaces de relacionar nuestro sufrimiento psíquico, con nuestra propia vida. Uno desearía que este libro lo leyeran nuestros políticos nacionales y europeos y, en general, aquellos que tienen algún poder para hacer y decidirNos despiezamos, nos desarticulamos en fragmentos inconexos. «Narrar es unir elementos biográficos en un relato donde se busca un sentido». Nuestras vidas del siglo XXI son cada vez más miméticas (un término muy querido de la autora, que lo ha tomado de René Girard ), cada vez más vacías , cada vez más carentes de sentido. Estamos perdiendo la capacidad narrativa de nosotros mismos y del mundo. Dicho de otra forma: estamos perdiendo nuestra humanidad ¿Por qué sucede todo esto? Sin duda hay dos causas: la digitalización del mundo, que pretende convertirnos en máquinas , y el capitalismo feroz y sin límites que pretende transformarnos en objetos, en mercancías y también en esclavos. Y las máquinas y los esclavos tienen muchas cosas en común: carecen de voluntad propia, carecen de verdadera interioridad (ya que todo lo que les hace actuar viene de fuera de ellos), carecen de capacidad crítica... La autora se adhiere por completo a la teoría de la «tabula rasa» y afirma que la «naturaleza humana» no existe como algo esencial y ajeno al devenir, que lo que somos se hace en la socialización y a través de la experiencia, que somos pura plasticidad. Pero esta plasticidad tiene un peligro: el de mimetizarnos por completo con un grupo, el de desear olvidarnos de nuestra individualidad para convertirnos en nazis felices, por ejemplo, o en convencidos miembros de ISIS. «Como si se tratase de una exposición a un espacio traumático, el espacio digital produce, como lo hace el trauma, la fragmentación del mundo de la vida», afirma la autora. La digitalización de la vida está creando personas «huecas» y produciendo daños terribles , y ya claramente evaluables, en nuestra capacidad cognitiva. La evidencia que proporciona la autora, bajo la forma de un verdadero aluvión de títulos de libros y artículos que inmediatamente sentimos la necesidad imperiosa de leer, es abrumadora. Este es un libro de esos que uno desearía que leyeran nuestros políticos nacionales y europeos y, en general, todos aquellos que tienen algún poder para hacer y decidir.
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