collin70
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Sergi Barjuán , fruto maduro de la cantera, pasó por ser el genial epígono del 'cruyffismo' . Jugador bajo y robusto, bien presentado de muslamen, en él se resumía el mundo de la banda izquierda culé de la segunda mitad de los 90, que era la arteria viva donde partían y continuaban las aceleraciones que Guardiola templaba y volvía a enardecer con un pase largo, certero y lánguido. Barjuán no pudo por edad celebrar la Copa de Europa del baño del Támesis, pero Cruyff, todo memoria, bajaba a las categorías inferiores a ver los frutos que dejaba la Masía y recomendó, cargado de futuro, que al protagonista de este cromo, fogado como extremo con vocaciones de relámpago, le fueran retrasando en la cancha porque había pulmones, y un lateral siempre ve los boquetes hacía portería con más puntería. El holandés le hizo debutar, en el 93, contra el Galatasaray en la Copa de Europa. No le pudo a Sergi la presión/pasión turca, y en el estreno, más allá del empate, ya le marcaron como indiscutible en los papeles.Noticia Relacionada CROMOS DE NIETO / RECUERDOS DE LIGA opinion Si Kiko Narváez, aroma del 96 Jesús Nieto Jurado Refrenaba al 'imperioso' Gil y aquel tándem raro hacía funcionar el nervio vivo del CalderónSergi le ponía a las resacas de Romario un centre como una viagra o un café con sal, y el otro no tenía más que dar dos fintas en dos metros y marcar. Hay goles suyos en los que con el balón ya dentro de la portería le faltaba espacio para refrenar sus carreras. Sergi, hay que reiterar, era la antelación de la antelación de Guardiola, y sus centros, un carnívoro cuchillo. Ido Cruyff, siguió cautivando a Bobby Robson, hasta que Van Gaal y su 'corte de los tulipanes' lo menguaron de ánimo y 'gasofa'. De ahí al Calderón en tres años felices. Se le compara con Jordi Alba, pero Sergi contaba con un centro de gravedad aún más bajo y potencia en el disparo, quizá porque los céspedes y todo ha cambiado. Hasta los balones, claro. Fiel al Barça, tras su retirada, entrenó de abajo hacia arriba, hasta que le cayó la responsabilidad del primer equipo. Un hombre de club que, en su demarcación, también daba para pósters. Hubo jugadores así, de músculo y rayo, a los que no les llegó la tecnología para contar kilómetros. Se veía en el Camp Nou, y con eso bastaba.
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