Rubie_Russel
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En los términos tradicionales de la Historia del Arte, la ilustración ha sido considerada un ámbito creativo de escasa relevancia. Sin embargo, en las últimas décadas, la erosión posmoderna de los límites entre el arte elevado y las prácticas populares ha permitido revalorizar disciplinas como la gráfica, el textil o la cerámica. En este contexto de transformación, destaca el redescubrimiento de la obra de Saul Steinberg (1914-1999), quien, en palabras del crítico de arte Harold Rosenberg, logró elevar la ilustración a la categoría de dibujo.Noticias relacionadas estandar Si CrÍTICA DE: 'Max Ernst Surrealismo, arte y cine' en el Círculo de Bellas Artes: el autor se merecía mucho más Francisco Carpio estandar Si CRÍTICA DE: 'Sueño máquina de pájaro', en el MACBA: A la segunda, la vencida de Teresa Solar Abboud Isabel LázaroSteinberg es especialmente conocido por sus trabajos para las portadas y páginas interiores de la revista 'The New Yorker', una estrecha colaboración que duró cerca de seis décadas. Coetáneo, tanto por generación como por localización geográfica, del grupo de artistas del Expresionismo Abstracto, Steinberg compartió con Gorky, De Kooning, Newman o Rothko un origen migrante. En 1946, participó junto a algunos de ellos en la exposición 'Fourteen Americans' (Catorce estadounidenses) en el MoMA. Su inclusión despertó el recelo del crítico más influyente de la época, Clement Greenberg , quien llegó a definir el trabajo de Steinberg como «insignificante desde el punto de vista del arte moderno».Rechazar todo lo que suponeLa formulación teórico-crítica de Greenberg, que se convertiría en un auténtico dogma a la hora de evaluar la calidad de la vanguardia norteamericana de posguerra, rechazaba casi todo lo que Steinberg representaba: su vínculo con la cultura de masas, la expresión figurativa, la dimensión narrativa, los juegos espaciales y, sobre todo, la búsqueda de nuevas formas –híbridas y expandidas– de expresión gráfica. Con su integración de diversas disciplinas y técnicas, Steinberg transgredía una de las principales exigencias de Greenberg: la pureza del medio («cada arte tiene que definirse en términos de la limitación de sus propios medios»). Steinberg, quien publicó durante los cincuenta en la revista 'Flair' sus primeros 'photoworks' -fotografías en blanco y negro intervenidas con dibujo-, evitaba cualquier encasillamiento, confiriendo a su trabajo una naturaleza mutante. «No pertenezco del todo al mundo del arte, ni al de las viñetas, ni al de las revistas, por eso el mundo del arte no sabe muy bien dónde situarme», afirmó en una ocasión.Mirada poliédrica. En las imágenes, algunas de las propuestas en Madrid del creador de origen rumano, como su 'Vista del mundo desde la Novena Avenida' o su 'Silla bodegón Saul SteinbergEn España, la primera revisión importante del legado de Steinberg tuvo lugar en 2002, cuando el IVAM organizó una exposición sobre su faceta como dibujante. En los últimos años, la Saul Steinberg Foundation de Nueva York, principal institución dedicada al estudio de su obra, ha desplegado una ambiciosa estrategia para promover su difusión y reconocimiento a nivel internacional. Entre sus iniciativas destaca la donación de fondos a instituciones culturales de referencia, como la Fundación Juan March. Su sede en Madrid alberga actualmente la mayor exposición dedicada a Steinberg jamás realizada, con más de 100 obras adicionales respecto a su competidora más cercana: la retrospectiva organizada por el Museo Whitney de Nueva York en 1978.Esta exposición, que reúne cerca de 400 piezas provenientes de diversas colecciones privadas e instituciones de Europa y EE.UU., sitúa la excepcional producción gráfica de Steinberg en el centro de la narrativa. En ella, descubrimos un sistema único de formas y signos, un dominio excepcional de las paradojas perceptivas, así como una exquisita capacidad para articular una crítica tan sutil como irreverente. Al tiempo, Steinberg eleva lo humorístico a un sofisticado juego entre significantes, aporías y paradojas del significado. El discurso de los comisarios resalta la dimensión filosófica de sus imágenes, articulada a través de temas como la Naturaleza frente al artificio, la interacción entre el observador y lo observado, la arquitectura contemporánea y sus formas de habitarla, o cuestiones vinculadas a la exploración de su propia identidad.Pero la cita también propone una exploración minuciosa de sus propuestas menos conocidas, algunas incluso inesperadas. Por ejemplo, su fascinación por las postales, tanto como herramienta de comunicación como recurso estético; sus exquisitos objetos de madera tallados y pintados en trampantojo; o sus incursiones en la pintura, la foto, los libros de artista, las revistas y las filmaciones. Saul Steinberg Saul Steinberg, artista'. Fundación Juan March. Madrid. C/ Castelló, 77. Comisarios: Alicia Chillida, Francesca Pellicciari, Manuel Fontán del Junco, Aida Capa y María Zorrilla. Hasta el 12 de enero. Cuatro estrellas.Destaca la recuperación de su 'collage' mural 'Art Viewers', una obra que hasta ahora solo habían podido contemplar quienes visitaron la Galerie Maeght durante la breve exposición del artista, abierta al público en abril de 1966. En definitiva, una exposición deslumbrante que supera la caracterización tópica de Steinberg como ilustrador y construye una impecable reescritura de un nuevo clásico -proteico, híbrido e innovador- del arte del siglo XX.
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