kaden95
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Pedro Sánchez anunció este lunes que se reunirá con Puigdemont, sobre el que pesa una orden de detención nacional por malversación, prófugo desde hace siete años y pendiente de que la Justicia europea se pronuncie sobre la responsabilidad contable que le atribuye el Tribunal de Cuentas. «No tengo ningún problema», señaló a la primera pregunta de la prensa en la tradicional comparecencia de balance del año, después del último Consejo de Ministros de 2024. El presidente del Gobierno dio así un paso más en el camino de la normalización o blanqueamiento del principal responsable del golpe secesionista de 2017. Y presumió de ello como un avance para España. «La sociedad catalana y el conjunto de la sociedad española han pasado página de lo que ocurrió en el año 2017», esgrimió como principal argumento y añadió que «la sociedad española no puede estar mirando hacia atrás, tenemos que mirar hacia adelante, porque tenemos enormes retos por delante». No era, 'stricto sensu', la primera vez que lo decía, pues ya en la copa de Navidad ofrecida por Moncloa hace dos semanas lo comentó en su conversación sin micrófonos con los representantes de los medios de comunicación. Pero este lunes lo solemnizó en el salón Barceló del complejo presidencial, el de las grandes ocasiones, acompañado en las primeras filas de varios pesos pesados de su Gobierno como el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, o la portavoz y titular de Educación y Deportes, Pilar Alegría , además de otros colaboradores como el jefe de su gabinete, Diego Rubio, o el director de la Oficina Económica de Moncloa, Manuel de la Rocha. «No sé exactamente cuándo me reuniré, pero evidentemente me reuniré con los líderes tanto de ERC como de Junts per Catalunya» , afirmó, metiendo al reelegido líder de los republicanos, Oriol Junqueras, quien fue vicepresidente con Puigdemont y condenado en 2019 por sedición por el Tribunal Supremo (TS), en la misma ecuación política que en la del expresidente de la Generalitat fugado. Hace justo un año, Sánchez ya deslizó su intención de reunirse con Puigdemont, semanas después de que su número 3 en el PSOE, Santos Cerdán, firmara con Junts en Bruselas un acuerdo de investidura cuyo principal pago era el impulso de la ley de Amnistía para los encausados por el procés. El pasado día 11, durante la copa de Navidad en La Moncloa, el presidente ya confirmó su intención de reunirse con Puigdemont, en una conversación sin micrófonos con los medios de comunicación.Noticia Relacionada estandar Si Sánchez apuesta por confrontar para recuperar el poder territorial Mariano Alonso El presidente del Gobierno es reelegido por cuarta vez al frente de su partido con una Ejecutiva continuista. La frialdad del líder del partido con el anfitrión, Juan Espadas, agita aún más a los socialistas andalucesSi bien la ley que concede el olvido a los delitos perpetrados en 2017 en Cataluña ya está en vigor, tras su aprobación por las Cortes este mismo año, su aplicación no ha sido total dadas las dudas expresadas por la judicatura, en particular por lo que se refiere al delito de malversación . Preguntado por ello, Sánchez se refirió al «proceso de normalización» que a su juicio representa esa amnistía, la tildó de «éxito» e incluso afirmó que tras su aprobación la democracia española «ya sí es plena, porque efectivamente todos los actores están dentro, operando y haciendo política».«La amnistía ya se aplica»Ante las evidentes quejas del mundo independentista en general y del propio Puigdemont en particular sobre las trabas a la aplicación del olvido legal —«amnistías que no amnistían», ha llegado a quejarse el expresidente catalán—, Sánchez trató de quitarse presión de encima. «Nosotros entendemos que la amnistía se produce en el momento en el que ya está avalada por las Cortes Generales... Ahora, pues legítimamente hay instituciones que han planteado sus recursos ante el Tribunal Constitucional, que tendrá que resolver. Pero a efectos políticos, digamos que esa amnistía ya se aplica», aunque no se refirió a las dudas de los tribunales sobre su aplicación en algunos supuestos, fundamentalmente el de las penas por malversación.Abundando en ese argumento, y con un toque en cierta manera sarcástico, Sánchez aseguró que «hasta incluso ya se está aplicando por parte del Partido Popular, que ya vuelve a votar conjuntamente y a sacar pecho de esas votaciones con Junts per Catalunya», afirmó en referencia a las enmiendas transaccionadas entre ambos grupos recientemente en materia fiscal. No se quedó ahí el líder socialista, que tildó de «hipócrita» la actitud de Alberto Núñez Feijóo por llegar a acuerdos parlamentarios ahora con los de Puigdemont (en algunas enmiendas sobre una determinada materia, algo habitual en todas las legislaturas) apenas un año después de haber encabezado como líder de la oposición las multitudinarias manifestaciones en contra del olvido legal concedido a los principales cabecillas del procés. El jefe del Ejecutivo admite no tener fecha aún para el encuentro, pero asegura que tendrá lugar porque «la sociedad ha pasado página»Preguntado al término de su rueda de prensa sobre la ausencia de un encuentro con Feijóo desde hace un año, y con una abierta sonrisa, terminó pidiendo que, «dado que parece que hay un deshielo ya entre el señor Feijóo y Junts per Catalunya... hombre, a ver si se produce un deshielo también el próximo año entre el señor Feijóo y el Partido Socialista. Yo creo que sería bueno para el país», aseguró, antes de concluir que « nosotros siempre vamos a tender la mano a todos los partidos políticos , salvo a uno, que saben perfectamente cuál es ese uno [Vox] y ojalá podamos llegar a acuerdos y tener una normalización también de las relaciones entre el presidente del Gobierno y la oposición», sentenció.Acusa a Feijóo de estar «aplicando» la amnistía por los acuerdos en unas enmiendas fiscales del PP con Junts per CatalunyaLa reunión con Puigdemont o «visita», como en un momento de su comparecencia de este lunes se refirió a esa eventualidad Sánchez, pondría el punto final al proceso iniciado de acercamiento a Junts , un grupo que en la legislatura anterior, la que Sánchez gobernó en coalición con Unidas Podemos entre 2020 y 2023, estuvo abiertamente enfrentado al Gobierno, votando que no a casi todas sus iniciativas. Todo ello pese a las cesiones al independentismo de aquellos años, pactadas sobre todo con ERC, que empezó facilitando con una abstención la primera investidura de Sánchez, en enero de 2020, para terminar dando el paso de votar 'sí' a los Presupuestos Generales del Estado, convirtiéndose en un socio principal del Ejecutivo en el Parlamento. A Esquerra se le concedió la supresión de la sedición en el Código Penal y las rebajas de las penas a la malversación, precisamente los delitos por los que cumplió parte de su condena Junqueras. También en 2021 se concedió el indulto al líder de ERC y el resto de cabecillas condenados por la declaración unilateral de independencia y el referéndum ilegal del 1 de octubre. En la campaña de julio de 2023, Sánchez dio a entender que ahí se paraban las concesiones , e incluso negó, el último día de la campaña, que se fuese a conceder la amnistía. La aritmética salida de las urnas del 23 de julio, que le permitía seguir en La Moncloa pese a no ser el PSOE el ganador de aquella cita, le llevó a desdecirse. Llegó el acuerdo de investidura con Junts, en el que el citado Cerdán y la líder de la delegación europea de los socialistas, Iratxe García, hicieron su propio deshielo fotografiándose con Puigdemont y los suyos en el Parlamento Europeo. No se dejó acceder a fotógrafos de prensa y el equipo audiovisual del PSOE tuvo que esmerarse para ocultar, con un extraño gran angular, la foto de una urna del 1-O bajo la que los representantes del partido del Gobierno habían decidido retratarse con el fugado. En el acuerdo firmado con Junts, además de la amnistía, que se implementó con más cesiones de las inicialmente previstas a los de Puigdemont, se estableció una mesa en Ginebra que se reunió por primera vez en diciembre de 2023, de nuevo con Cerdán al frente de la delegación socialista y en el más absoluto secreto. Esa mesa, en la que tal y como consta en el acuerdo se explora entre otras cosas un futuro referéndum de independencia para Cataluña, cuenta con la mediación internacional del diplomático salvadoreño Fernando Galindo y en ella ha participado de manera directa e indirecta el expresidente Zapatero , uno de los dirigentes que con mayor firmeza ha defendido en público la amnistía. Todo lo contrario que el primer presidente socialista de la democracia, Felipe González, que la ha criticado siempre que ha tenido ocasión. La foto de Sánchez con Puigdemont, al que hace cinco años prometió traer de vuelta detenido, culminaría ese proceso iniciado por el líder del PSOE.
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