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Oriol Puigdemont
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Con la Federación Internacional del Automóvil (FIA) en el plan más estupendo y metida en una cruzada por tratar de eliminar el lenguaje soez entre los pilotos de Fórmula 1, habría que hacer algo para evitar que Max Verstappen y George Russell se encuentren en pista este fin de semana, en Abu Dabi, en la última parada del Mundial de Fórmula 1 de esta temporada. Si lo hacen pueden salir en las portadas de los periódicos, pero seguramente no por nada relacionado con lo deportivo. El holandés y el británico se han convertido en la extensión de Christian Horner y Toto Wolff, sus respectivos jefes en Red Bull y McLaren, que ya han dejado claro que no se pueden ver, como perfectamente ha inmortalizado Drive to Survive, la serie de Netflix que ha multiplicado exponencialmente la popularidad del certamen. Sin embargo, los pilotos han dejado a un lado la teórica distinción de sus superiores, para enroscarse en una disputa más propia de una taberna que del paddock.
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