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Fernando Miñana Arnao
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Rubén Baraja salió después del partido contra Las Palmas y pidió que no se incendiara todo sin darse cuenta de que lo decía en medio de un gran incendio. Ya hacía rato que ardía Mestalla. El entrenador suplicaba a la afición que se olvide de todo y anime al equipo, y lo hacía tras perder contra el colista en un estadio con 42.500 personas un lunes a las nueve de la noche. Más de 40.000 seguidores que llegaron a sus casas al filo de la medianoche de un día laborable por respaldar al Valencia. Un graderío casi lleno para ver un dudoso espectáculo entre el penúltimo y el último clasificado de LaLiga. Y Baraja suplicaba apoyo.
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Rubén Baraja echa más gasolina al incendio del Valencia
La afición se siente ofendida por las declaraciones del entrenador, que pidió a la hinchada que se olvide de todo y apoye al equipo pese a que venía de llenar Mestalla en un decepcionante duelo contra el colista
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