ellie.bergstrom
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Rocío Martínez Velázquez (Tlaxcala, 1980) ha asumido la dirección editorial de Siglo XXI en México con la misión de atraer a lectores jóvenes a un proyecto que desde su nacimiento, en 1965, se impuso el trabajo de difundir el pensamiento crítico, la filosofía, las ciencias sociales y la divulgación científica. Martínez Velázquez quiere preservar ese legado —un catálogo que incluye a voces como Eduardo Galeano, Rosa Luxemburgo, Paulo Freire, Antonio Gramsci o Karl Marx—, pero hacerlo más atractivo para la gente joven. Dice que ya se acabó aquella era de obras con varios tomos y que es el momento de volver esa vieja tecnología llamada libro en algo atractivo, porque compite en atención con las redes sociales o los videos en Internet. Es necesario atraer a los jóvenes, dice, sobre todo en momentos de gran polarización, como el que atraviesa México. “Es muy importante preservar la pluralidad de ideas. Una editorial tiene que ser, en cierto sentido, neutral, dando cabida a voces que nos parezcan relevantes para abonar a las discusiones, darle herramientas a los lectores para que puedan tener una visión crítica”, explica la editora en su despacho, además de analizar la salud de la industria editorial y el papel de las mujeres en ella.
Pregunta. Usted asume su puesto junto a otra mujer, Rayo Ramírez, a cargo de la gerencia general de Siglo XXI. Ha dicho que es tiempo de mujeres.
Respuesta. Es la primera vez que estamos dos mujeres a cargo, aunque ha habido una directora editorial antes. Se llevaba mucho tiempo con las luchas feministas, pero creo que ahora sí se está notando el cambio, al menos en mi generación y desde mi perspectiva. Y ese espíritu de cambio quiero transmitirlo a la editorial.
P. ¿Cómo pretende transmitir ese cambio?
R. Continuar con esta idea de rescatar clásicos para una nueva generación, con nuevos prólogos y portadas más agradables. La idea es tratar de conectar con nuevas generaciones. Y tengo la misión de aumentar en nuestros catálogos autores y autoras mexicanos.
P. ¿Implicaría ampliar el nombre de mujeres en su catálogo?
R. ¡Por supuesto! Habrá una línea de autoras mexicanas y de otros países, porque es importante traer pensadoras. Eso es parte del rescate, porque creo que hay autoras que en su momento no tuvieron la difusión que merecían. Y, por supuesto, editar también voces contemporáneas, porque es importante tener voces jóvenes que dibujen el presente.
P. Usted tiene una carrera en el mundo editorial en México, ¿cree que las circunstancias para las mujeres han cambiado, que hay más espacios para ellas en la industria?
R. La industria del libro siempre ha tenido a muchas mujeres trabajando dentro, pero nunca en puestos directivos. Cuando una revisa la historia de editoriales como Siglo XXI ve que todos los directivos eran hombres, pero quien corregía, quien enviaba los mensajes, quien contestaba los teléfonos eran las mujeres. Las mujeres siempre han estado ahí haciendo que la industria del libro funcione, pero nunca en cargos altos. Creo que aún hoy, si observamos las estructuras, directoras editoriales puede haber varias, pero a lo mejor las direcciones de casas editoriales siguen estando en manos de hombres, en cuanto a la parte más ejecutiva.
P. ¿Qué falla, porque se tiene la idea de que el mundo editorial es más abierto, más progresista?
R. Lo mismo que en todas las industrias. Habíamos normalizado demasiado la parte heteropatriarcal de que el director más importante de una empresa fuera hombre. Creo que eso va cambiando poco a poco, pero va cambiando desde abajo. Las mujeres estábamos en otras posiciones dentro de la industria editorial, pero hemos empezado a subir y a ocupar los puestos que merecemos en el sentido de reconocimiento, de trabajo, no solo por género. Como estamos en esa lucha, todavía tenemos que conquistar batallas diciendo: ‘Faltan más mujeres aquí'.
P. La editorial fue creada con un fuerte impulso progresista. Han publicado obras de Eduardo Galeano, Rosa Luxemburgo, Paulo Freire, Antonio Gramsci o Karl Marx. ¿Mantendrá ese sendero?
R. Sí, porque ese es el espíritu de la editorial. No se trata de una cuestión política, sino más ideológica. Siempre hemos sido una editorial que está del lado de los derechos humanos, de las causas progresistas como el feminismo, comunidades LGBT. Todo lo que importa para el ser humano en esta perspectiva humanista, es el espíritu que tenemos que rescatar y continuar.
P. Tenemos el auge de las redes sociales y con ella los bulos, las teorías de conspiración, las mentiras y la manipulación. También los jóvenes leen menos y ven más videos, según un informe del Instituto Reuters. ¿Puede la editorial luchar contra esa tendencia?
R. Estamos en un momento fascinante, porque nunca se había leído y escrito tanto. Hay una circulación de un mundo de ideas que no debemos mirar como en categorías, es decir, no podemos afirmar: ‘Qué mal que te informes por TikTok’. Eso sería no entender a las nuevas generaciones. Sí es necesario tener eso, pero también un libro que nos permita ahondar más en las ideas y no quedarnos con un encabezado, la noticia de Facebook o el meme que nos hizo reír. No hay que elegir entre TikTok y el libro, sino que podemos tener ambas cosas, incluyendo ese lugar especial que tiene el libro, que es un vehículo de conocimiento mucho más amplio.
P. Esta es una editorial que difunde Filosofía, ideas en el campo de las humanidades, las ciencias sociales y la divulgación científica. ¿Cómo atraerá a un público joven a estos temas?
R. Nuestros clásicos tienen que seguir siendo herramientas, pero tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. A mí me gustaría continuar como vehículo de pensamiento todo nuestro catálogo histórico, pero de una manera más directa para los jóvenes, menos citas, menos académica, mucho más divulgativa, ensayística, narrativa. Que sean libros mucho más agradables de tener entre tus manos, que sea más fácil entrar a las temáticas, porque eso puede abrirnos un campo de lectores mucho más amplio. Ya acabó la era de tomo uno, dos y tres, a lo mejor con 250 páginas estamos bien, pero que sean libros que la gente continúe, que no se nos vayan en la página 10.
P. ¿Cómo valora la salud del libro en México?
R. Hace poco más de una década había una gran discusión sobre si el libro electrónico llegaba para quedarse e incluso desbancar al impreso, pero podemos observar que eso no ha sucedido, como sí ha sucedido con otros medios, como las revistas, la prensa. Con los libros hay un cariño especial de los lectores y autores. Creo que hay mucha salud del libro impreso. Esa salud significa que hay muchos lectores potenciales tratando de encontrar su libro ideal. Veo a muchos jóvenes leyendo libros.
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Pregunta. Usted asume su puesto junto a otra mujer, Rayo Ramírez, a cargo de la gerencia general de Siglo XXI. Ha dicho que es tiempo de mujeres.
Respuesta. Es la primera vez que estamos dos mujeres a cargo, aunque ha habido una directora editorial antes. Se llevaba mucho tiempo con las luchas feministas, pero creo que ahora sí se está notando el cambio, al menos en mi generación y desde mi perspectiva. Y ese espíritu de cambio quiero transmitirlo a la editorial.
P. ¿Cómo pretende transmitir ese cambio?
R. Continuar con esta idea de rescatar clásicos para una nueva generación, con nuevos prólogos y portadas más agradables. La idea es tratar de conectar con nuevas generaciones. Y tengo la misión de aumentar en nuestros catálogos autores y autoras mexicanos.
P. ¿Implicaría ampliar el nombre de mujeres en su catálogo?
R. ¡Por supuesto! Habrá una línea de autoras mexicanas y de otros países, porque es importante traer pensadoras. Eso es parte del rescate, porque creo que hay autoras que en su momento no tuvieron la difusión que merecían. Y, por supuesto, editar también voces contemporáneas, porque es importante tener voces jóvenes que dibujen el presente.
P. Usted tiene una carrera en el mundo editorial en México, ¿cree que las circunstancias para las mujeres han cambiado, que hay más espacios para ellas en la industria?
R. La industria del libro siempre ha tenido a muchas mujeres trabajando dentro, pero nunca en puestos directivos. Cuando una revisa la historia de editoriales como Siglo XXI ve que todos los directivos eran hombres, pero quien corregía, quien enviaba los mensajes, quien contestaba los teléfonos eran las mujeres. Las mujeres siempre han estado ahí haciendo que la industria del libro funcione, pero nunca en cargos altos. Creo que aún hoy, si observamos las estructuras, directoras editoriales puede haber varias, pero a lo mejor las direcciones de casas editoriales siguen estando en manos de hombres, en cuanto a la parte más ejecutiva.
P. ¿Qué falla, porque se tiene la idea de que el mundo editorial es más abierto, más progresista?
R. Lo mismo que en todas las industrias. Habíamos normalizado demasiado la parte heteropatriarcal de que el director más importante de una empresa fuera hombre. Creo que eso va cambiando poco a poco, pero va cambiando desde abajo. Las mujeres estábamos en otras posiciones dentro de la industria editorial, pero hemos empezado a subir y a ocupar los puestos que merecemos en el sentido de reconocimiento, de trabajo, no solo por género. Como estamos en esa lucha, todavía tenemos que conquistar batallas diciendo: ‘Faltan más mujeres aquí'.
P. La editorial fue creada con un fuerte impulso progresista. Han publicado obras de Eduardo Galeano, Rosa Luxemburgo, Paulo Freire, Antonio Gramsci o Karl Marx. ¿Mantendrá ese sendero?
R. Sí, porque ese es el espíritu de la editorial. No se trata de una cuestión política, sino más ideológica. Siempre hemos sido una editorial que está del lado de los derechos humanos, de las causas progresistas como el feminismo, comunidades LGBT. Todo lo que importa para el ser humano en esta perspectiva humanista, es el espíritu que tenemos que rescatar y continuar.
P. Tenemos el auge de las redes sociales y con ella los bulos, las teorías de conspiración, las mentiras y la manipulación. También los jóvenes leen menos y ven más videos, según un informe del Instituto Reuters. ¿Puede la editorial luchar contra esa tendencia?
R. Estamos en un momento fascinante, porque nunca se había leído y escrito tanto. Hay una circulación de un mundo de ideas que no debemos mirar como en categorías, es decir, no podemos afirmar: ‘Qué mal que te informes por TikTok’. Eso sería no entender a las nuevas generaciones. Sí es necesario tener eso, pero también un libro que nos permita ahondar más en las ideas y no quedarnos con un encabezado, la noticia de Facebook o el meme que nos hizo reír. No hay que elegir entre TikTok y el libro, sino que podemos tener ambas cosas, incluyendo ese lugar especial que tiene el libro, que es un vehículo de conocimiento mucho más amplio.
P. Esta es una editorial que difunde Filosofía, ideas en el campo de las humanidades, las ciencias sociales y la divulgación científica. ¿Cómo atraerá a un público joven a estos temas?
R. Nuestros clásicos tienen que seguir siendo herramientas, pero tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. A mí me gustaría continuar como vehículo de pensamiento todo nuestro catálogo histórico, pero de una manera más directa para los jóvenes, menos citas, menos académica, mucho más divulgativa, ensayística, narrativa. Que sean libros mucho más agradables de tener entre tus manos, que sea más fácil entrar a las temáticas, porque eso puede abrirnos un campo de lectores mucho más amplio. Ya acabó la era de tomo uno, dos y tres, a lo mejor con 250 páginas estamos bien, pero que sean libros que la gente continúe, que no se nos vayan en la página 10.
P. ¿Cómo valora la salud del libro en México?
R. Hace poco más de una década había una gran discusión sobre si el libro electrónico llegaba para quedarse e incluso desbancar al impreso, pero podemos observar que eso no ha sucedido, como sí ha sucedido con otros medios, como las revistas, la prensa. Con los libros hay un cariño especial de los lectores y autores. Creo que hay mucha salud del libro impreso. Esa salud significa que hay muchos lectores potenciales tratando de encontrar su libro ideal. Veo a muchos jóvenes leyendo libros.
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