Robos y saqueos a los pequeños comercios tras el paso de la DANA: "No esperaron ni a que bajara el agua para entrar"

bartell.kathlyn

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David inauguró su fontanería hace un año y cinco meses en Paiporta, a apenas 60 metros del Pont Nou que cruza el barranco del Poyo. "Lo he perdido prácticamente todo en las inundaciones", cuenta a 20minutos. El agua subió con tal rapidez que apenas tuvo tiempo de reaccionar. "Salí del trabajo y fui a casa por mi perra, pero la riada también se la llevó. Apareció viva siete kilómetros más abajo. Fue una locura". Cuando regresó a su negocio al día siguiente, todo estaba cubierto de barro y gran parte de sus materiales habían desaparecido.

Parte de ellos, reconoce, fueron arrastrados por el agua y el barro. Pero otros tantos se los llevaron varias personas que entraron en su fontanería. Entre ellos, herramientas especializadas, un ordenador y maquinaria de alta gama, como una cámara para localizar fugas valorada en 9.000 euros. "Los robos empezaron la misma noche de la DANA, no esperaron ni a que bajara el agua", recuerda. Los saqueos que se extendieron por su localidad obligaron a que él y varios miembros de su Falla se organizaran en una especie de brigadas ciudadanas para prevenir la delincuencia por las noches.

Su experiencia no es aislada. La Policía Local de Valencia incautó el domingo en el Rastro de la ciudad un alijo de herramientas en uno de los puestos, con los maletines aún cubiertos de barro y los precintos antirrobo fijados, según precisan desde el cuerpo policial a este periódico. Entre otros materiales, los agentes requisaron 11 martillos perforadores, 14 taladros con baterías y tres compresores, así como numerosas sierras, lijadoras, elevadores eléctricos, compresores. En total, 54 productos con un precio de venta al público de casi 10.000 euros cuyos "vendedores" no pudieron demostrar de dónde procedían, al no contar con ningún contrato o factura de compra.

Con la persiana arrancada y el local hecho un caos, David intentó proteger lo poco que quedaba. "Coloqué una lona, pero aun así seguían entrando. Todos los días, cuando llegaba por la mañana, encontraba cajas revueltas, maletines abiertos, o directamente a personas hurgando entre las estanterías. Era continuo", explica. Ante esta situación, decidió poner carteles en la entrada advirtiendo que, si volvía a sorprender a alguien robando, "se atuviera a las consecuencias". Calcula que las pérdidas en su negocio alcanzan los 40.000 euros, y no cuenta con recuperar "nada".

La ciudad "sin ley"​


Tampoco lo espera Marcos, dueño de una tienda de ropa deportiva en la zona de Alfafar-Benetússer, que prefiere utilizar un pseudónimo para preservar su identidad. "Esto era la ciudad sin ley", recuerda consternado, añadiendo que todos los vecinos y pequeños comerciantes de la localidad se han sentido abandonados por las autoridades. "En mi tienda entraban todos los días, me robaron todo lo que se quedó seco. La gente hacía lo que le daba la gana con total impunidad, llegó un punto en el que se normalizó", explica el hombre.

La riada reventó el escaparate del local, dejándolo completamente abierto a la calle, y "la misma noche del 29 de octubre" varias personas entraron a saquear la tienda. Para evitar que ocurriera de nuevo, Marcos atornilló varios tablones de madera y así impedir, "de alguna forma", el acceso. Pero no funcionó. "Me las arrancaron y siguieron robando a la vista de todo el mundo", comenta. Así, Marcos estima que le han robado unos 30.000 euros en ropa y zapatos deportivos, a los que se suman 60.000 euros de deuda pendiente por productos ya en venta, pero que aún no había pagado a los proveedores. En total, asegura que sus pérdidas ascienden hasta los 150.000 euros, aunque no puede dar una cifra exacta.

Con su negocio destrozado y sin poder hacer frente a tantas pérdidas, Marcos ha depositado sus últimas esperanzas en el seguro y las ayudas institucionales. "De todos modos, esto no se acaba en poder abrir o en recibir las subvenciones. No sé cómo voy a estar de aquí a un año. Así que, por nuestra parte, solo nos queda trabajar y buscarnos la vida para sacar cabeza", reivindica el comercial.

 

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