Ribera y Calviño, principios por nómina

lauriane35

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Hacer lo contrario de lo que uno ha defendido es ya parte intrínseca de la política gubernamental. Pablo Iglesias lo llamó cabalgar contradicciones y Pedro Sánchez cambiar de opinión. Hay muchos eufemismos que pueden utilizarse para intentar barnizar la venta de las convicciones propias, pero cuando sucede es imposible no pensar en aquella gastada frase atribuida a Groucho Marx : «estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros». A Teresa Ribera , vicepresidenta en España y aspirante a serlo en Europa, se le ha juntado esta semana su 'no gestión' de la DANA con sus funambulismos imposibles sobre la energía nuclear. Para alzarse en Bruselas necesita convencer a los eurodiputados de que aunque ha sido una acérrima enemiga de las centrales nucleares, su batalla se circunscribe solo a suelo español porque fuera de nuestras fronteras le parecen una fuente de energía estupenda. El sanchismo ha inventado la ideología mutante en función del suelo que se pisa. En Estados Unidos, seamos capitalistas. En China, comunistas. En Venezuela, bolivarianos. Y para ser mandamases en Europa, pronucleares. Así, siempre acertamos.Vender que se puede tener una idea u otra sobre la energía atómica en función del territorio es, probablemente, lo más absurdo que ha dicho un responsable de energía en mucho tiempo. Y no parece posible que se lo crea. Esa idea implicaría que la energía y sus efectos tuvieran fronteras estancas. Que nuestra red eléctrica no estuviera interconectada con la de Francia. Que no consumiéramos su energía nuclear cuando les sobra. Que en caso de accidente al otro lado de la frontera, no sufriéramos las consecuencias. Con todo, Ribera no es la primera en transitar ese camino. Está siguiendo los pasos de la primera vicepresidenta de Pedro Sánchez, Nadia Calviño, en lo que se está convirtiendo en una seña de identidad de las mujeres que llegan a ser mano derecha del presidente. Antinucleares en casa y proatómicasfuera si hay un buen sueldo en juego. Calviño fue antinuclear hasta que quiso salir del Gobierno para irse al Banco Europeo de Inversiones , y Francia le dijo que en ese sillón solo podía sentarse un fan de la energía atómica. Pues dicho y hecho. Y no con la boca pequeña. Calviño le ha dado tal giro a la política de préstamos de este banco a favor de lo nuclear, que el asunto ha sido foco de interés para el Financial Times. Su coartada es que no puede haber transición verde sin energía nuclear. O dicho de otro modo, que Nadia Calviño antes y Teresa Ribera ahora la aceptan porque son las más ecologistas. Así pues, toca buscar datos. Y hay uno muy relevante: España es el país que más infringe las leyes medioambientales europeas. Curioso. Gobernar, ya saben, es cabalgar contradicciones.

 

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