Respuestas de monologuista y zasca

[collin70]

Costumbrismo Digital por Juan Luis Saldaña

De un monologuista de parte se espera que salga al escenario con una pequeña carrerita, que se frote las manos, que lleve calcetines llamativos y una pinta desenfadada y que, de vez en cuando, meta un chiste favorable a sus intereses ideológicos que mueva un poco a la opinión pública no tanto por el argumento de la razón sino por el de la emoción. Nada nuevo.

De un repetidor de redes sociales se espera que trabaje fielmente al servicio de su partido, que amplíe el eco de los mensajes de sus líderes, que ridiculice al rival y se lance sobre él con la impiedad de los buitres sobre el cadáver de una oveja muerta. A un repetidor de redes sociales se le presupone ingenio, un lenguaje ágil y efectivo. Su máxima aspiración es llegar a esa estupidez sobrevalorada que algunos llaman “zasca”.

No parece una reacción muy seria, profesional, ni acorde a la magnitud de las acusaciones. Esta actitud, además de una temeridad y una falta de profesionalidad.​

A un representante de la ciudadanía, sin embargo, se le dan por supuestas algunas cualidades diferenciales cuando le toca dar la cara. El caso que nos ocupa los últimos días y en el que a alguno le toca dar la cara es el de las declaraciones del señor Víctor de Aldama, el comisionista y conseguidor del gobierno en la trama del caso Koldo, al que la Guardia Civil considera en sus investigaciones como el nexo corruptor, un concepto interesante que podría aparecer en un texto de algún político caído en desgracia de cuyo nombre no debo acordarme.

Ha quedado claro que el presidente Sánchez mintió al decir que no conocía de nada a Aldama: “con este señor no he cruzado una sola palabra”. Parece que hay motivos para preocuparse o para preparar una defensa seria. Sin embargo, lo que nos encontramos estos días son respuestas de monologuista y zascas baratos de tuitero de medio pelo. No parece una reacción muy seria, profesional, ni acorde a la magnitud de las acusaciones. Esta actitud, además de una temeridad y una falta de profesionalidad.

Bolaños ha aludido a la TIA, insigne institución de Mortadelo y Filemón -quizá más respetable y coherente que otras-, Óscar López ha hecho una comparación con James Bond y el Pequeño Nicolás. Sánchez habló de inventada, una palabra que se usaba mucho para rellenar exámenes de desarrollo cuando no se sabía nada. Se ve poca seriedad ante un terremoto importante. Yo, mientras tanto, sigo leyendo la primera acepción de la RAE de la palabra “mitómano”, eso que Aldama llamó a Sánchez en la puerta de la cárcel: "Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice".

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