La Unión Europea se enfrenta a ingentes desafíos que van a redefinir su identidad. Las directrices para la nueva Comisión presentadas por Ursula von der Leyen, su presidenta, arrojan una creciente incertidumbre sobre la prosperidad del área. Lo mismo sucede en el informe encargado a Mario Draghi sobre el futuro de la competitividad europea. En él se señala que el sentido de la UE es garantizar que sus ciudadanos puedan beneficiarse de los valores fundamentales de prosperidad, equidad, libertad, paz y democracia en un entorno sostenible. Si la UE ya no puede proporcionarlos, habrá perdido su razón de ser.
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