ray44
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Pionero de la enseñanza del yoga en España, Ramiro Calle ( @ramirocalleoficial) es una figura de referencia en meditación y psicología oriental. Imparte esta disciplina desde hace más de 30 años como director del Centro de Yoga y orientalismo Shadak en Madrid. Es autor de más de 250 libros, así como de cientos de artículos y vídeos en los que divulga su estudio de los efectos terapéuticos de las psicologías orientales y el aporte de la meditación al psicoanálisis, la psicoterapia y la neurociencia. — ¿Qué recuerda de la primera clase de yoga que impartió?—Inauguré el centro Shadak en Madrid el 15 de enero de 1971 junto a Almudena Hauríe, mi primera mujer y gran profesora de yoga, gracias a la generosidad de mis padres y mis hermanos. Hay una curiosidad sobre ello pues hace unos años supe que en esta zona se ubicó un núcleo de espionaje apoyado por el régimen alemán y es probable que aquí estuviera radicada la Gestapo. Así que siempre digo en broma que llevamos 53 años purificando el karma que dejaron. — En aquel momento pocos habían oído hablar del yoga...—Un periodista me llegó a decir que me iba a volver loco de tanto meditar. Yo le contesté entonces que el que se iba a volver loco era él por no meditar. Hubo muchas críticas, sí. El sector más ortodoxo de la Iglesia se metía constantemente con nosotros, los orientalistas, meditadores y yoguis. — ¿Qué motivó esas críticas?—Tal vez al desconocimiento. Recuerdo haber acompañado en esa época a una unidad móvil de la radio para preguntar a la gente por el yoga y pudimos comprobarlo. Nos llegaron a preguntar si era un jugador de fútbol. Pero es cierto que los pocos que lo practicaban eran infinitamente más serios, comprometidos y autoexigentes que los de hoy. Ha habido una degradación enorme del yoga .— ¿En qué sentido?—Para muchos el yoga se ha convertido en un simple ejercicio para sudar , estar flexible o tener resistencia muscular. Incluso hace unos años una profesora de yoga que contó que lo único que le interesaba del yoga a la gente era fortalecer el culo. El yoga favorece el cuerpo, pero si no hay mente, actitud y ética, no es yoga . Para esos objetivos es mejor hacer calistenia o levantar pesas. El yoga es compatible con el deporte, claro.— ¿A qué responde ese interés sólo por lo físico del yoga?—Hay un culto constante al cuerpo y una afirmación del ego. Hay mucho postureo y lo único que interesa es jactarse y llamar la atención. Muchas modelos, 'influencers' y actrices hacen posturas de yoga para exhibirse, sin contenido mental ni emoción. Pero los primeros pervertidores del yoga fueron los maestros hindúes que recalaron en Estados Unidos. — ¿Qué se hizo mal?—En esa época se mezcló en la India el yoga físico y el culturismo y mucho de lo que estaba centrado en el culto al cuerpo fue usado por los maestros hindúes que viajaron a Occidente para mercantilizar y corromper el yoga. Hacían cosas tan absurdas como campeonatos de yoga. Se centraron tanto en el ejercicio que olvidaron la parte mental y ética. — ¿Cómo es una práctica de yoga completa?—El yoga debe incluir la disciplina de la ética o la virtud; la disciplina mental (meditación y concentración) y la disciplina del cultivo del entendimiento correcto (sabiduría). Algunos solo se interesan por ella para tener dominio mental. Pero si no va asociado a una genuina ética, podemos encontrarnos con una mala aplicación de ese poder. El mismo Adolf Hitler tuvo un equipo de especialistas en orientalismo con una aplicación destructiva. El yoga debe incluir ese pilar esencial que es la ética genuina.«Hay que instrumentalizar lo que suceda para ser más tiernos de corazón. A esta sociedad le falta ternura» Ramiro Calle Pionero del yoga en España— ¿Qué principios tiene esa ética genuina?—Si quieres ser feliz, haz feliz a los otros. Si no quieres ser dañado, no dañes a ningún ser. Tampoco a los animales. Soy un amante de los animales, sobre todo de los gatos callejeros, que son muy maltratados. — Poco se habla de la dimensión ética del yoga...—En una sociedad tan brutalmente competitiva sólo se busca conseguir bienes materiales y se dan de lado los espirituales y éticos. La genuina moral no cambia con épocas ni latitudes. Es siempre la misma. Quiero ser feliz, voy a dar felicidad . No quiero sufrir, voy a evitar que los demás sufran. Muchos psicoterapeutas y coach se olvidan de la ética cuando solo ponen el énfasis en usar el poder mental para seguir codiciando, acumulando y afirmando el ego. La enseñanza de la ética genuina se basa en el desapego y en aprender a soltar.— ¿Cómo se trabaja ese desapego?—Hay que liberarse poco a poco de la imagen y de la autoimagen. Pero en lugar de enseñarnos a desmontar el ego y a debilitarlo, nos enseñan a fortalecerlo. Y eso es una falsa y peligrosa autoestima: es una egoestima. — Pero el mantra de hoy es «tú puedes con todo»...—Sí, y todo eso puesto al servicio de enriquecerse y del poder. Pero como decía Krishnamurti el poder siempre es putrescible. Esa idea nos encadena, no nos libera. En el mundo de la pseudoespiritualidad se mueven millones de euros y a lo largo de la historia siempre ha habido embaucadores y vendedores de humo. Pero ahora al calor de ese dinero es aún más frecuente encontrar falsos profetas y falsos gurús.— ¿Cómo conseguir calma en la era de la hiperconexión?—Se mira hacia afuera y nada hacia dentro. Queremos saber de todo pero no de nosotros. Es una paradoja. Hay una gran incapacidad de estar en uno mismo y consigo mismo. Seguimos alimentando así una neurosis colectiva. El cambio tiene que comenzar en asumir que tenemos una mente egoísta, confusa, celosa y llena de rencor. Las guerras comienzan en la mente. Si no cambiamos la mente, nunca cambiará nada. Ese odio que hay en la mente se proyecta a una sociedad enferma. Las mentes enfermas hacen sociedades enfermas. — ¿Qué errores son frecuentes en torno a la meditación?—Hay muchos prejuicios. Unos creen que con un fin de semana de meditación puedes cambiar la vida y otros,que no sirve absolutamente para nada. Por eso hay que ir a la experiencia . Nos movemos experiencias no por creencias. De nada sirve creer que los ejercicios de respiración nos ayudan si no los practicamos. Hay un adagio en la India que reza que pueden darte los mejores medicamentos, pero si los dejas olvidados en el cajón de la mesilla no servirán para nada. Lo importante es practicar sin creencias, juicios o prejuicios. — ¿Qué es la meditación?—El arte de parar , ser, aprender a indagar, conocerse, aceptarse y transformarse. Los movimientos espirituales tienen que transformar a la persona. — ¿De qué manera?—En nuestra mente hay raíces perversas. Hay que arrojar por la borda los celos, el odio, la rabia, el afán de venganza... Hay que desenmascararse con valentía y con intrepidez para conseguir el lado hermoso, cooperante y cariñoso de uno mismo. — ¿Es necesario vivir una situación dura o traumática para transformarse?—No, hay muchas personas que sufren situaciones durísimas y no viven ningún cambio. Y otros pueden sentir un cambio con pequeñas vivencias. Todo depende de la actitud y de cómo canalizas o instrumentalizas lo sucedido, sea una pérdida, una ruptura, un despido, una enfermedad, una tragedia....— Hace años una grave enfermedad le llevó al borde de la muerte...—Estuve un coma casi un mes, enganchado a máquinas, otro mes en el hospital y luego en casa convalenciente. Lo que me enseñó ese tiempo es humildad y compasión. Y es una pena tener que pasar por algo así para desarrollar más compasión. Pero hay que instrumentalizar lo que suceda para ser más tiernos de corazón. A esta sociedad le falta ternura. Y si de algo adolecen los políticos es de ternura y empatía. Bueno, tal vez haya alguna notable excepción.— Defiende que hay que rodearse de personas con buenos sentimientos.. . —Por sus obras los conoceréis, dijo Jesús. Hay que observar cómo se comporta esa persona con los demás, si tiene sensibilidad, compasión, empatía... Buda decía que si no encuentras personas nobles con las que caminar en esta vida, es mejor caminar en solitario como el elefante. Además, las emociones son contagiosas. Quien es sereno, transmite serenidad. Quien es amoroso, transmite amor. Quien es celoso o quisquilloso transmite eso.«Importan pocas cosas en la vida: la salud, la relación con los demás y el cariño de los seres queridos» Ramiro Calle Pionero del yoga en España— ¿Qué papel juegan ahí la comunicación?—Hemos perdido el control sobre la palabra. Los antiguos sabios decían que usamos la lengua como un estilete envenenado para herirnos, difamarnos, calumniarnos y descalificarnos. A lo largo de mi vida no han parado de criticarme, incluso me han amenazado de muerte. También me han alabado así que tomo como referencia la sabia enseñanza de Buda : «Sé como un muerto ante los halagos y los insultos». Muy personal Ramiro A. Calle (Madrid, 1943) fue un niño atormentado e inquieto, siempre en busca de respuestas al por qué de la vida y la muerte. Su padre era un agente inmobiliario adinerado y su madre una librepensadora, hija del poeta Emilio Carrere y apasionada de la cultura hindú. Fue por ella por quien se inició en el yoga a los 16 años. A lo largo de su centenar de viajes a la India ha entrevistado a los maestros espirituales más importantes de ese país y es un gran investigador de Buda y su pensamiento. En 2011 estuvo al borde de la muerte tras contraer la bacteria de la listeria en Sri Lanka.— ¿Qué es la muerte?—La muerte es una idea. Como dijo Marco Aurelio, cuando estoy muerto no estoy yo y cuando estoy yo no estoy muerto. Anticipamos la muerte constantemente. Buda dijo que hasta los más intrépidos tiemblan ante la idea de la muerte. Y en yoga decimos que ante la muerte todo palidece. Cuando estás grave te das cuenta de que te has ocupado y preocupado por cosas accesorias. Hay que utilizar el discernimiento para darse cuente de lo que importa. Importan pocas cosas en la vida: la salud y la relación con los demás y el cariño de los seres queridos. Pero la mente se alimenta del conflicto y todo el día se está preocupando y generando rencillas, fricciones y disgustos. El ser humano tiene tanta insatisfacción que tiene que estar siempre añadiendo conflicto al conflicto. Hemos creado una sociedad caotizada. — ¿Tiene miedo a morir?—Nos autoengañamos pensando que los que se mueren son los demás y no nosotros. Pero es un autoengaño. Hay que prepararse para la muerte.— ¿Un alegato por el autoconocimiento?—Hay que aprender a recogerse, sentirse y vivirse hacia dentro para comprender que somos luz para nosotros. Estamos tan obsesionados con lo exterior que no somos capaces de dosificar la energía para reservar parte de ella para vivir hacia dentro. Vivimos conun gran desconocido dentro y nos obsesiona lo que hay en el exterior. Para, detente, siéntete, vívete y trata de ser tú mismo a pesar de todo y de todos.
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