Rafael Cal, educador canino: "Los perros no son robots, tienen miedos igual que las personas"

Jazmyn_Kozey

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Querer no siempre es sinónimo de querer bien. Esto es algo que Rafael Cal, educador canino fundador de 'Habla con ellos', repite mucho en sus stories de Instagram, donde analiza comportamientos caninos y ofrece consejos a aquellos que intentan entender y cuidar mejor a sus perros. Y lo hacía con conocimiento de causa.

Los comienzos de Rafa en educación canina provienen de una historia triste e inesperada. Criado en una casa donde siempre había animales, con 18 años llegó a su vida Frost, un Boyero de Berna cachorro al que quería muchísimo toda la familia.

"Cuando tenía un año, lo quise llevar al río. Cogí el coche pero hasta la orilla había que caminar, así que aparqué lo más cerca que pude y comenzamos la marcha", explica el educador canino. "Esto ocurrió un verano en el que hacía mucho calor (en Valencia) y yo me encontraba solo con Frost".

Durante la caminata, Rafa comenzó a notar comportamientos raros en su perro: "Estaba alterado, lloraba, estaba como disperso. Lo que yo no sabía entonces es que eso era un principio de golpe de calor y, unos metros antes de llegar al río se desplomó, muy jadeante, con la lengua morada y no conseguía que se levantara".

"No tenía cobertura, no había nadie cerca y, al ser un perro grande, no podía cargar con él. Desesperado, lo dejé allí y corrí hasta encontrar cobertura y llamar a un veterinario", relata. "Llegaron y se lo llevaron, pero no pudieron hacer nada por él".

Tal y como le cuenta Rafa, de aquel "acto de amor tan puro como el que quería darle", el ahora educador se encontró con el perro inconsciente, por no saber reconocer sus señales. "Se me vino el mundo encima, me sentía culpable", confiesa.

"A las dos semanas pensé que, todo amor que no pude darle a Frost se lo daría a los perros de la protectora, así me convertí en voluntario y allí fue donde desarrollé ese amor que no consiste solo en quererles, sino en también entenderles", defiende.

El "gusanillo" por entender a los perros​


A raíz del trágico accidente con Frost, Rafa empezó a vivir muchas situaciones en la protectora de animales en la que colaboraba, lo que le incitaron a entender cada vez más a los perros emocionalmente. "Yo entonces estaba estudiando programación de videojuegos y no me había planteado dedicarme a nada relacionado con los perros, pero sí le daba mucha caña al voluntariado en la protectora porque tenía tiempo y porque me obsesioné con querer ayudar", reconoce.

"Durante los tres años que estuve yendo cuatro tardes a la semana fui adquiriendo conocimientos por experiencias, pero nada basado en estudios", continúa contando. "Uno de mis compañeros se hizo educador canino y ahí me empezó a picar el gusanillo, porque había cosas que no entendía de los perros".

Ser muy buen voluntario no te hace buen educador (y viceversa)​


Ese deseo de entender que es lo que estaba pasando y por qué se acentuó tras uno ve los eventos que vivió en el refugio. "Con un perro con el que sentía que no teníamos muy buena conexión, un día al soltarle el collar para dejarle en la jaula se me puso a dos patas, encima, sacándome los dientes y con una postura corporal tensa, me quería morder", asegura Rafa.

Un compañero distrajo al perro y se quedó en un susto pero el ahora educador canino se fue a su casa sin entender qué es lo que había pasado. "Le pregunté al educador canino de la protectora y me dio algunas pautas qué tenía que trabajar, así que me puse a ello y el resultado fue positivo", cuenta.

Después se compró sus primeros libros, Señales de calma de Turid Rugaas y Al otro extremo de la correa de Patricia McConnel. A la vez, el futuro educador canino había adoptado a Oso, un joven perro con problemas de comunicación que agredía a otros perros (por la falta de socialización), entre otros muchos más problemas.

"Entre la historia del perro de la protectora y mi historia con Oso, necesitaba más conocimientos y ser muy buen voluntario no te hace buen educador (y viceversa), por eso, al terminar la carrera y empezar a trabajar y ganar dinero, hice un curso de educación canina para ayudar a Oso y a los perros de la protectora", cuenta.

La educación emocional de los perros​


Tras muchos viajes de Valencia a Madrid junto a Oso cada fin de semana, Rafa logró terminar el curso y descubrió que aquel mundo le gustaba más de lo que hubiera imaginado, así que decidió dejar su carrera de lado y dedicarse a la educación canina. Así nacía 'Habla con ellos'.

Empezó ayudando a los adoptantes de los perros que la protectora en la que colaboraba, cobrando muy poco dinero por ello y, un tiempo después abrió las redes sociales que hoy en día utiliza para ayudar a más gente por ahí. "Empecé a tener seguidores y a ganar clientes, lo que me permitió poco a poco crecer profesionalmente, hasta el día de hoy", afirma.

"Desde que que empecé mi carrera como educador canino me he dado cuenta de que los perros eran mucho más que un sistema de trabajo", asegura. "Por mucho que acudieran a la llamada y obedecieran, eso no evitaba que pudiera haber enfrentamientos al día siguiente. Hay emociones detrás que les lleva a tomar decisiones que no están siempre bajo su control".

De hecho, el educador recuerda que ya en el curso que hizo se empezaban a mencionar emociones y ya se afirmaba que "los perros no son robots". "Al igual que las personas, ellos también tienen reactividad, miedos e inseguridades y así lo avalan los estudios", defiende.

"La ciencia ya nos dice que los perros tienen emociones y que éstas se pueden gestionar con herramientas emocionales, por eso creo que hay que enfocarse en el bienestar y la calidad de vida del perro, eso es lo que me motiva", agrega Rafa. "Indagando en este concepto y leyendo mucho, me he especializado en esto, en detectar la emoción que da la reacción del perro e intentar mejorar la calidad de vida suya y de las personas".

La importancia de entender las emociones de nuestro perro son más importantes de lo que la gente se piensa y, por este motivo, muchos tutores no le prestan la debida atención. "Entre los errores más comunes que me he encontrado se encuentran el mal manejo de la correa, la falta de conocimientos sobre comunicación canina y no tener paciencia", enumera Rafa.

Hay emociones detrás que les lleva a tomar decisiones que no están siempre bajo su control​


"De lo que menos conocimiento siento que hay es del buen manejo de la correa y ésta es una herramienta específica que usamos a diario y que hay que trabajar para que no suponga un malestar porque, un mal manejo de la correa puede ocasional un mal paseo y, por tanto, problemas emocionales con otros perros y personas", detalla el experto en comunicación canina.

Por otro lado, Rafa habla sobre la importancia de saber cómo hablan nuestros perros. "Esto es obligatorio", defiende. "Los educadores debemos ser especialistas, pero los tutores deben saber casi igual que nosotros porque viven con una especia distinta que habla diferente. Tenemos que saber qué sienten, cómo y cuándo para evitar malinterpretaciones. La comunicación es esencia".

"Y por supuesto, hay que tener paciencia en vez de querer que el perro haga lo que le pedimos ahora y ya, con rapidez, lo que nos lleva a hablarle con exigencias al animal", explica. "Se le puede pedir tranquilamente y dejarle un poco de tiempo a que procese, decida y, si no lo hace, volver a insistir".

Frustraciones y roles​


Además de los errores que cometemos los tutores habitualmente con nuestros perros, Rafa también ha identificado un par de problemas habituales que presentan nuestros compañeros peludos: la reactividad por frustración y la presencia de roles en la familia.

"La frustración domina muchos problemas de los perros en la calle y cada vez más, al tener que vivir en un entorno que no está hecho para ellos", detalla el educador canino. "No pueden oler el contenedor porque nos da asco, no pueden comer una caca porque no nos gusta... así, inhiben la mayoría de sus comportamientos y esto hay muchos canes que no lo llevan bien".

Por este tipo de cosas, Rafa explica que es típico ver ladridos altos y paseos sin olfateo, problemas que considera que van a ir aumentando en aquellas familias cuyos tutores no sepan de la importancia de dejar al perro ser perro y proporcionarle lo que necesita, por su naturaleza.

En cuanto a los roles, Rafa explica que en todos los grupos hay una función o rol. "Cada miembro tiene uno y los perros también, por eso a unos se les da bien la caza, a otros la protección y a otros la empatía, por ejemplo", asegura.

"Es importante entender cuál es el rol que tiene nuestro perro en la familia ya que es algo natural, no lo imponemos, se asigna por aprendizajes y está siempre ahí", agrega. "Es algo complejo y que también influye en el comportamiento diario de nuestro perro".

Por último, el educador canino hace una evaluación de la situación del sector actual y hace un llamamiento para que los profesionales se sigan enfocando en aprender a través de todos los recursos que ahora existen. "Todo debe estar sustentado por estudios", defiende.

"Hoy en día existe mucha dualidad entre la gente práctica y los estudios y, creo que para mejorar el sector, la mayor parte del contenido debe estar respaldado por evidencia, pero también por la experiencia", detalla Rafa. "Todos los cursos deben tener una base científica, no puede ser que sea todo artesanal, pero también es fundamental la práctica".

De hecho, en este sentido, el educador canino recuerda que aún hay muchos profesionales en el sector trabajando con teorías obsoletas. "Muchos siguen atribuyendo cualquier conflicto con perros a la dominancia, lo cual deberíamos ya de identificar como red flag a la hora de escoger un buen educador", comenta.

"También, muchos educadores defienden que la obediencia es lo más importante y, aunque ésta es útil, no es la solución a los problemas emocionales, por lo tanto, otra pista que debe alarmarnos", agrega el experto. "Y por último, la defensa de algunos educadores de la retirada de afecto porque el perro está muy mimado, algo que es absurdo, ya que el perro ha convivido con los humanos durante muchísimo tiempo y por eso tienen una necesidad profunda de vivir en grupo".

 

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