Anne_Turcotte
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Es difícil pensar en acontecimientos deportivos que provoquen más pasión que las finales de la NBA, la Champions League de fútbol o la Superbowl de fútbol americano. Cada año, cientos de millones de personas se reúnen en frente del televisor para seguir a sus héroes deportivos. Y sin embargo, empieza a haberlos, quizá en los lugares más insospechados como en el mundo de los videojuegos. Los deportes electrónicos, conocidos como eSports, ya acumulan una audiencia global de 453,8 millones de personas (5,5 en España), según datos de la consultora Newzoo, y en 2017 la retransmisión de la final del mundial de League of Legends, el videojuego con más seguidores a nivel mundial, atrajo a 75 millones de espectadores, más que la final de la NBA de ese mismo año.
Y es que la industria de los videojuegos vive, de la mano de los eSports, una auténtica revolución que, a nivel global, acumuló ingresos por valor de 986 millones de euros en 2019, un 26,7 % más que el año anterior, y tan solo en nuestro país se espera que atraiga una inversión publicitaria de 175 millones en 2020. Números que impresionan y que exigen una profesionalización cada vez mayor del sector, desde profesionales del marketing, analistas de datos, gerentes de empresa, fisioterapeutas o psicólogos deportivos, que han de adaptarse a las demandas de este nuevo ecosistema, a profesiones de nueva creación como directores de rendimiento o entrenadores. Tan solo en España, se prevé que entre este año y el que viene se creen 1.000 puestos de trabajo relacionados con los deportes electrónicos.
Entre todos ellos, quizá sea el sector del marketing el que adquiera una mayor relevancia, al necesitar de profesionales cualificados capaces de conjugar datos sobre audiencia, targets, equipos con rentabilidad y retorno de la inversión. “Las marcas [tecnológicas como Orange, Vodafone o Movistar, pero también otras como Domino’s Pizza, Carrefour, Mapfre, Philips, Mahou San Miguel, etcétera] quieren estar en eSports, pero no saben cómo. Quieren llegar a ese tipo de público joven (la parte más importante de ese target está entre los 14 y los 30 años) al que es difícil llegar, porque su relación con la publicidad es diferente a la de las generaciones mayores. No están en contra de ella, pero necesitan ver que esta les aporta algo, y por ello es necesario una estrategia”, explica Reyes Justribó, directora general de IAB Spain.
Esa demanda les ha llevado a presentar, la semana pasada, su propio Curso Superior de eSports con la colaboración de Movistar Riders, equipo profesional de eSports; un curso en el que los alumnos aprenderán sobre modelos de estrategia y de negocio, a manejar las herramientas que lo han situado como un actor principal de la industria del entretenimiento y entender los códigos propios de este territorio.
¿Y qué pueden aportar estas marcas? “Hay muchas maneras de contribuir. Poder, gracias a ellas, seguir la retransmisión de una final internacional en español; apadrinar una competición o apoyar las competiciones no profesionales, puesto que su apoyo económico puede hacer que se acabe convirtiendo en un eSport con un competitivo potente”, señala Carlos García Acevedo, CEO de Movistar Riders.
Para entender las características de este ecosistema, solo hay que fijarse en la relación que los jugadores profesionales de eSports desarrollan con sus seguidores: no solo son capaces de arrastrar a cientos de miles de personas, sino que además se relacionan e interactúan con esas audiencias en sus dos plataformas principales, Twitter y Twitch, un site de retransmisión online cuyo tráfico, en más de un 80 %, está relacionado con los deportes electrónicos. “Hay que entender la forma en que funcionan jugadores, ligas, equipos, influencers... para, a partir de ahí, crear estrategias y acciones”, arguye Justribó.
Más allá del marketing, cada vez son más las instituciones públicas y privadas que ofrecen formación relacionada con los deportes electrónicos. Entre ellos, el máster en Gestión de eSports de la Universidad Internacional de Valencia, el de eSports Manager & Marketing Management de IEBS Business School o el máster en Comunicación de eSports y Videojuegos de Unidad Editorial y la Universidad Carlos III. Y si antes de comprometerte quieres asegurarte de que es lo tuyo, existe la posibilidad de hacer un MOOC (curso gratuito) como los de Coursera o IEBS.
Partamos de una base: para llegar a ser jugador profesional, más que estudiar para ello, tendrás que jugar mucho para poder destacar en un determinado juego. Conviene recordar, en este punto, que los denominados eSports no son necesariamente deportivos, sino una minoría de videojuegos que han conseguido cumplir con una serie de requisitos muy específicos: contar con una comunidad de seguidores muy potente, permitir el enfrentamiento directo entre los participantes, que compiten en igualdad de condiciones, y la existencia de ligas y competiciones reguladas con equipos y jugadores profesionales: en la actualidad, apenas una decena de ellos, entre los que destacan juegos como League of Legends, Counter Strike, Fortnite, FIFA 20 o Rainbow Six: Siege.
Conseguir llegar a profesional tiene su premio, ya que, en el caso de los equipos de élite, el sueldo de un jugador puede llegar a situarse entre los 40.000 y los 100.000 euros. “Y si te vas a equipos top europeos, estará entre los 70.000 y los 200.000 o 300.000 euros, no solo en salarios sino a través de premios por llegar a las finales y ganar competiciones”, sostiene García Acevedo. Eso sí, es necesario aclarar que, al igual que sucede en los deportes tradicionales, los sueldos dependen mucho del tipo de juego y de la organización donde compiten. Por ejemplo, el éxito nacional e internacional de League of Legends hace posible que se puedan ofrecer mayores salarios, mientras que en Rocket League, al tener poca visibilidad, se gana menos dinero.
Detrás de casi todos estos equipos profesionales es cada vez más común la existencia de una amplia cantera, academias online donde se juntan como parte del ecosistema del club: "Se les dan pautas y consejos para que luego los pongan en práctica en su día a día, y que hace que destaquen (o no) en las pruebas o competiciones que les vamos organizando”. En el caso de Movistar Riders, cuentan con unos 10.000 jugadores registrados. Otra posibilidad es crear tu propio equipo y participar en las competiciones amateur.
Vincularse a los eSports desde el punto de vista del área deportiva abre, a su vez, otra serie de oportunidades de especialización para profesionales como los analistas de datos (para graduados en Matemásticas o Estadística, por ejemplo), entrenadores o directores de rendimiento (entre los que suelen encontrarse exjugadores profesionales), locutores, psicólogos deportivos o fisioterapeutas, entre muchos otros. Aunque hablar de alguna de estas profesiones en relación con los videojuegos puede resultar sorprendente, todo tiene su explicación: en relación con los fisioterapeutas, por ejemplo, conviene recordar que estos jugadores se ven sometidos a un desgaste similar al de los deportistas tradicionales. Un estudio de la Universidad Alemana del Deporte, en Colonia, ya demostró que, en partidas profesionales intensas, los jugadores de eSports desarrollan niveles de estrés similares a los de los pilotos de motor.
¿Y los psicólogos deportivos? “Normalmente las competiciones son online, y muchos de estos jugadores jóvenes están acostumbrados a jugar en sitios aislados”, cuenta García Acevedo. “Pero cuando hay grandes eventos, en los que a lo mejor se juntan 10.000 o 12.000 personas gritando... les tiembla el pulso. Gestionar esa presión no es fácil, y también se trata de aprender a gestionar bien los fracasos”.
Evidentemente, el coste dependerá del nivel del nivel del club y de sus jugadores. Pero crear y mantener una organización de primer nivel que tenga cuatro o cinco equipos en distintos eSports y unas buenas instalaciones no suele bajar de entre uno y cuatro millones de euros, “aunque también hay clubes más modestos con un buen equipo en un solo juego (FIFA, League of Legends u otro) y que tienen un coste entre los 500.000 euros y un millón”, apunta García Acevedo.
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Y es que la industria de los videojuegos vive, de la mano de los eSports, una auténtica revolución que, a nivel global, acumuló ingresos por valor de 986 millones de euros en 2019, un 26,7 % más que el año anterior, y tan solo en nuestro país se espera que atraiga una inversión publicitaria de 175 millones en 2020. Números que impresionan y que exigen una profesionalización cada vez mayor del sector, desde profesionales del marketing, analistas de datos, gerentes de empresa, fisioterapeutas o psicólogos deportivos, que han de adaptarse a las demandas de este nuevo ecosistema, a profesiones de nueva creación como directores de rendimiento o entrenadores. Tan solo en España, se prevé que entre este año y el que viene se creen 1.000 puestos de trabajo relacionados con los deportes electrónicos.
Entre todos ellos, quizá sea el sector del marketing el que adquiera una mayor relevancia, al necesitar de profesionales cualificados capaces de conjugar datos sobre audiencia, targets, equipos con rentabilidad y retorno de la inversión. “Las marcas [tecnológicas como Orange, Vodafone o Movistar, pero también otras como Domino’s Pizza, Carrefour, Mapfre, Philips, Mahou San Miguel, etcétera] quieren estar en eSports, pero no saben cómo. Quieren llegar a ese tipo de público joven (la parte más importante de ese target está entre los 14 y los 30 años) al que es difícil llegar, porque su relación con la publicidad es diferente a la de las generaciones mayores. No están en contra de ella, pero necesitan ver que esta les aporta algo, y por ello es necesario una estrategia”, explica Reyes Justribó, directora general de IAB Spain.
Esa demanda les ha llevado a presentar, la semana pasada, su propio Curso Superior de eSports con la colaboración de Movistar Riders, equipo profesional de eSports; un curso en el que los alumnos aprenderán sobre modelos de estrategia y de negocio, a manejar las herramientas que lo han situado como un actor principal de la industria del entretenimiento y entender los códigos propios de este territorio.
¿Y qué pueden aportar estas marcas? “Hay muchas maneras de contribuir. Poder, gracias a ellas, seguir la retransmisión de una final internacional en español; apadrinar una competición o apoyar las competiciones no profesionales, puesto que su apoyo económico puede hacer que se acabe convirtiendo en un eSport con un competitivo potente”, señala Carlos García Acevedo, CEO de Movistar Riders.
Para entender las características de este ecosistema, solo hay que fijarse en la relación que los jugadores profesionales de eSports desarrollan con sus seguidores: no solo son capaces de arrastrar a cientos de miles de personas, sino que además se relacionan e interactúan con esas audiencias en sus dos plataformas principales, Twitter y Twitch, un site de retransmisión online cuyo tráfico, en más de un 80 %, está relacionado con los deportes electrónicos. “Hay que entender la forma en que funcionan jugadores, ligas, equipos, influencers... para, a partir de ahí, crear estrategias y acciones”, arguye Justribó.
Más allá del marketing, cada vez son más las instituciones públicas y privadas que ofrecen formación relacionada con los deportes electrónicos. Entre ellos, el máster en Gestión de eSports de la Universidad Internacional de Valencia, el de eSports Manager & Marketing Management de IEBS Business School o el máster en Comunicación de eSports y Videojuegos de Unidad Editorial y la Universidad Carlos III. Y si antes de comprometerte quieres asegurarte de que es lo tuyo, existe la posibilidad de hacer un MOOC (curso gratuito) como los de Coursera o IEBS.
¿Qué otros perfiles profesionales se necesitan?
Partamos de una base: para llegar a ser jugador profesional, más que estudiar para ello, tendrás que jugar mucho para poder destacar en un determinado juego. Conviene recordar, en este punto, que los denominados eSports no son necesariamente deportivos, sino una minoría de videojuegos que han conseguido cumplir con una serie de requisitos muy específicos: contar con una comunidad de seguidores muy potente, permitir el enfrentamiento directo entre los participantes, que compiten en igualdad de condiciones, y la existencia de ligas y competiciones reguladas con equipos y jugadores profesionales: en la actualidad, apenas una decena de ellos, entre los que destacan juegos como League of Legends, Counter Strike, Fortnite, FIFA 20 o Rainbow Six: Siege.
Conseguir llegar a profesional tiene su premio, ya que, en el caso de los equipos de élite, el sueldo de un jugador puede llegar a situarse entre los 40.000 y los 100.000 euros. “Y si te vas a equipos top europeos, estará entre los 70.000 y los 200.000 o 300.000 euros, no solo en salarios sino a través de premios por llegar a las finales y ganar competiciones”, sostiene García Acevedo. Eso sí, es necesario aclarar que, al igual que sucede en los deportes tradicionales, los sueldos dependen mucho del tipo de juego y de la organización donde compiten. Por ejemplo, el éxito nacional e internacional de League of Legends hace posible que se puedan ofrecer mayores salarios, mientras que en Rocket League, al tener poca visibilidad, se gana menos dinero.
Detrás de casi todos estos equipos profesionales es cada vez más común la existencia de una amplia cantera, academias online donde se juntan como parte del ecosistema del club: "Se les dan pautas y consejos para que luego los pongan en práctica en su día a día, y que hace que destaquen (o no) en las pruebas o competiciones que les vamos organizando”. En el caso de Movistar Riders, cuentan con unos 10.000 jugadores registrados. Otra posibilidad es crear tu propio equipo y participar en las competiciones amateur.
Vincularse a los eSports desde el punto de vista del área deportiva abre, a su vez, otra serie de oportunidades de especialización para profesionales como los analistas de datos (para graduados en Matemásticas o Estadística, por ejemplo), entrenadores o directores de rendimiento (entre los que suelen encontrarse exjugadores profesionales), locutores, psicólogos deportivos o fisioterapeutas, entre muchos otros. Aunque hablar de alguna de estas profesiones en relación con los videojuegos puede resultar sorprendente, todo tiene su explicación: en relación con los fisioterapeutas, por ejemplo, conviene recordar que estos jugadores se ven sometidos a un desgaste similar al de los deportistas tradicionales. Un estudio de la Universidad Alemana del Deporte, en Colonia, ya demostró que, en partidas profesionales intensas, los jugadores de eSports desarrollan niveles de estrés similares a los de los pilotos de motor.
¿Y los psicólogos deportivos? “Normalmente las competiciones son online, y muchos de estos jugadores jóvenes están acostumbrados a jugar en sitios aislados”, cuenta García Acevedo. “Pero cuando hay grandes eventos, en los que a lo mejor se juntan 10.000 o 12.000 personas gritando... les tiembla el pulso. Gestionar esa presión no es fácil, y también se trata de aprender a gestionar bien los fracasos”.
¿Cuánto cuesta un equipo profesional?
Evidentemente, el coste dependerá del nivel del nivel del club y de sus jugadores. Pero crear y mantener una organización de primer nivel que tenga cuatro o cinco equipos en distintos eSports y unas buenas instalaciones no suele bajar de entre uno y cuatro millones de euros, “aunque también hay clubes más modestos con un buen equipo en un solo juego (FIFA, League of Legends u otro) y que tienen un coste entre los 500.000 euros y un millón”, apunta García Acevedo.
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