'Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad', de Paul Pfeiffer en el Museo Guggenheim: el 'postureo' de los ídolos

joanie.kuhlman

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Aterriza en el Guggenheim de Bilbao una de las mayores muestras del hawaiano Paul Pfeiffer (Honolulú, 1966). Bajo el título 'Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad', encontramos dos salas del museo con un montaje realmente atrayente, jugando con las dimensiones y la capacidad de captar la atención desde lo macro a lo micro (y viceversa). Una fórmula realmente efectiva para sumergirnos en diversas reflexiones que nos invadirán durante todo el recorrido. Lo que está y lo que no está, lo que se ve y lo que no, lo conocido y lo desconocido… Y un largo etcétera de contraposiciones que nos sitúan en la incógnita permanente, eso sí, dentro de lo reconocible o familiar.Noticias relacionadas estandar Si Paul Pfeiffer, el gran manipulador: 'borra' a Muhammad Ali, 'decapita' a Michael Jackson y 'santifica' a Justin Bieber Natividad Pulido estandar No Hija del político nacionalista Miren Arzalluz, nueva directora general del Museo Guggenheim Bilbao ABCPor medio de una treintena de obras que recorren parte de su carrera y nos ayudan a entenderlo como un gran filósofo plástico contemporáneo, comienzan el recorrido algunas de sus piezas más icónicas, muchas de finales de los noventa, inicios de los dos mil, que podemos identificar con los ídolos y la identidad, hasta otras recientes que nos acercan a aspectos culturales relacionados con las colonias y costumbres identitarias de los territorios (en este caso, inglesas). En definitiva, lo que si es cierto es que Pfeiffer nos atrapa en un bucle reflexivo sobre la exposición excesiva a los medios, la cultura de masas, los famosos y la idolatría absurda que rodea a la sociedad contemporánea, llevándolo al límite en la construcción de una escultura de Justin Bieber realizada a modo de talla religiosa de madera.Resonar en la cabezaEl 'Ocaso de los ídolos' de Friedrich Nietzsche viene a nuestra cabeza de una manera reiterada durante toda la visita, pues del mismo modo que el filósofo nos contaba cómo nadie sale bien parado de la caída del éxito y destrozaba cualquier concepto sobre política, religión o incluso moral, Pfeiffer nos hace sumergirnos en ello de una manera tan gráfica que asusta.Nietzsche y Pfeiffer nos recuerdan que el ser humano, posicionado donde sea, termina condenado al ostracismo, al olvido o la decadencia de sí mismo, rozando, en ocasiones, lo ridículo, sobre todo si lo descontextualizamos del momento. Esto nos recuerda a otros artistas como el español Enrique Marty, que con su lenguaje nos somete también a este tipo de presión obsesiva sobre nuestro destino y el de todo aquel que ahora veneramos. Volviendo al impecable montaje de esta muestra comisariada por Clara Kim, en colaboración con Marta Blàvia del Guggenheim-Bilbao, es apetecible reparar en la serie de artilugios de décadas pasadas que ayudan a esa descontextualización y al aporte sobre la forma en que miramos a esos ídolos, o esas formas, que no tienen nada que ver con lo que representaban en el momento en el que se las inmortalizaba. Mirar a cámara. De arriba abajo, 'En directo desde Neverland' (2006); 'Cross Hall', de 2008; y 'Torso de Justin Bieber' (2018) Paul PfeifferPodríamos destacar muchas piezas más allá del torso de Bieber, como las imágenes de 'Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis', en las que no podremos reconocer a ninguno de los jugadores fotografiados de la NBA, los vídeos de boxeo en los que la omisión de uno de los contrincantes roza lo ridículo en lo gestual, y lo relevante de la pelea en sí en 'La cuenta Larga', así como el juego de imágenes con el efecto simetría que nos hipnotiza en 'Maldad en directo'. Lo que está claro es que Pfeiffer es un artista multidisciplinar, polifacético, inteligente y con un irónico sentido del humor que ayuda a afrontar sus reflexiones de una manera más sencilla que con l a crudeza directa de hacernos ver la pérdida de tiempo, de identidad y de energía que nos supone adorar a los ídolos de masas que, en otro contexto, y bajo un mínimo movimiento o intervención, no son más que anónimos individuos (o anónimas situaciones de compleja explicación que pueden resultar hasta ridículas).Paul Pfeiffer 'Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad Museo Guggenheim. Bilbao. Avenida Abandoibarra, 2. Comisaria: Clara Kim. Hasta el 16 de marzo de 2025. Cuatro estrellas.Es clave que, en la lectura de su trabajo, atendamos al por qué y dónde ejerce la manipulación de estas imágenes, porque es ahí donde se produce esa dualidad entre idealizar o pervertir cualquiera de ellas; bien sea persona o icono, nos revela que no son más que roles que se desempeñan en la cultura de masas, o que les atribuimos nosotros como espectadores, casi artificiales, que nos incitan a vivir en un mundo de mentira o, como diríamos en pleno siglo XXI y cómo estamos viviendo a diario, cómo nos sometemos y sometemos al prójimo a un gran 'postureo'.

 

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