cole.leonora
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El estudio puesto en marcha en 2018 por la división de banca corporativa y de inversión de Bank of America Merrill Lynch, titulado Women and Money: A Guide for Financial Empowerment (Mujeres y dinero: una guía para el empoderamiento financiero) reveló un dato ciertamente inquietante: a pesar de las crecientes responsabilidades financieras de las mujeres, muchas se sienten incómodas al hablar de dinero, con un 70% de las entrevistadas admitiendo que prefieren hablar de temas como la salud o incluso la muerte antes que de sus finanzas personales.
"Esto refleja una profunda incomodidad cultural y social que hemos internalizado a lo largo de los siglos", comenta la comunicadora y publicista Laura Visco, responsable de Amiga, hablemos de plata, una plataforma dedicada a normalizar las conversaciones sobre dinero entre mujeres. Hablar de dinero sigue siendo un tabú y la brecha de riqueza entre ambos géneros alcanza los 105 trillones de dólares, que es cuatro veces el tamaño de la economía de Estados Unidos.
Hablar de dinero sigue siendo un tabú y la brecha de riqueza entre ambos géneros alcanza los 105 trillones de dólares
"Es clave hablar de cómo la pobreza se ha feminizado, mientras la riqueza sigue siendo mayoritariamente masculina. En Amiga, hablemos de plata, queremos cambiar esta realidad. Nos enfocamos en abrir la conversación sobre nuestra relación con el dinero y en desmantelar las dinámicas sociales y políticas que perpetúan esta desigualdad. El objetivo es claro: compartir el conocimiento que históricamente ha sido monopolizado por los hombres", dice Visco, autodidacta en finanzas y que pese a no proceder de una familia adinerada, construyó su patrimonio desde cero y alcanzó la libertad financiera hace poco más de un año.
"Mi historia no es la típica de "un día desperté y decidí tomar el control". De hecho, lo que me pasaba era todo lo contrario: tenía pavor a gastar mi dinero. Con el tiempo, me pude relajar bastante más. Creo que el cambio vino cuando entendí que ser buena administradora no era sólo una cuestión de controlar el gasto, sino de saber cómo poner mi dinero a trabajar para mí. No era sólo ahorrar, sino aprender a invertir, a tomar decisiones y, lo más importante, a disfrutar un poco. Si no, ¿qué sentido tiene?", se pregunta.
"Aprendí a gestionar mi propio dinero a través de la experiencia directa. Vengo de una familia de clase media. Mi padre, en un momento dado, ganó un poco más de dinero, pero no lo supo administrar bien, se endeudó bastante y lo perdimos todo. Siempre digo que a la clase media nos enseñan a ganar dinero, pero no a administrarlo, y ahí radica la trampa. Y luego vino el 2001 en Argentina, lo cual fue el golpe final", dice.
A la clase media nos enseñan a ganar dinero, pero no a administrarlo
Confiesa que pese a ser entonces muy joven, se sentó con su padre para entender qué había pasado y hablar acerca de cómo podían salir de la situación. Señala que fue entonces cuando recibió lo que podría llamarse un "máster" de administración de dinero. Aunque fue doloroso, cuenta que vivir esos errores le ayudaron a entender el panorama financiero para no repetirlos.
A la hora de hablar de las dinámicas de poder que condicionan la relación del dinero y las mujeres, señala un entramado de estructuras invisibles que han sido impuestas por siglos de una forma tan marcada que ni las vemos, ni las cuestionamos. "La primera de estas dinámicas es la exclusión histórica. Durante miles de años, las mujeres han sido sistemáticamente excluidas del manejo del dinero. El dinero que se generaba no era nuestro, y si alguna vez lo teníamos, era sólo con el permiso o bajo la supervisión de un hombre", asegura.
"Esta separación nos ha dejado con una relación distorsionada y subordinada con el dinero, como si fuera algo completamente ajeno a nosotras. La segunda es el rol social de cuidado. Nos han asignado el rol de cuidadoras, encargadas de lo doméstico, que sostiene el sistema económico, pero sin obtener nada a cambio. Este rol no sólo nos priva del acceso directo al poder económico, sino que nos limita a una vida económica dependiente y nos condena a sentirnos "raras" por pedir dinero, en general", explica.
Miedo al dinero
Por último, habla del temor al poder económico. "Las mujeres somos educadas en la idea de que el dinero y el poder son cosas peligrosas, casi sucias. Nos enseñan que debemos ser sumisas, generosas y anteponer siempre las necesidades de los demás a las nuestras. Este miedo nos hace sentir que hablar de dinero, y pedir lo que nos corresponde, es una transgresión", asegura.
Este miedo nos hace sentir que hablar de dinero, y pedir lo que nos corresponde, es una transgresión
Las conversaciones sobre dinero siguen siendo un tabú porque culturalmente, nos han enseñado que hablar de dinero está mal visto, ya que hemos sido educadas bajo la premisa del altruismo con frases como "el dinero va y viene", "no es importante"... "El dinero, entonces, se convierte en un tema tabú. No es "femenino" hablar de dinero. Nos han enseñado a vivir en la escasez, a sentir vergüenza por desear más, a creer que ser mujeres generosas y bondadosas implica sacrificar nuestras propias necesidades. El miedo viene de esta desconexión entre el dinero y el concepto de autonomía", asegura.
El estudio Actualidad: Educación financiera del Observatorio Cetelem indica que el 59 % de los españoles reconoce tener conocimientos financieros básicos y que el 36 %, de entre 18 y 64 años, confiesa desconocer lo necesario para tomar decisiones financieras adecuadas, según revela la Encuesta Funcas 2023 sobre cultura financiera. Además, el informe Hábitos de ahorro e inversión en España, del bróker XTB, refleja que un 40 % de españoles tiene una capacidad cero de ahorro. Una de cada dos mujeres menores de 40 años (49 %) admite insuficiencia de conocimientos financieros, un porcentaje que supera claramente al de los hombres del mismo grupo de edad (36 %). De hecho, el 33 % de las mujeres cree que nunca alcanzará el empoderamiento financiero, según recoge el estudio Mujer y Finanzas de Mastercard.
Una de cada dos mujeres menores de 40 años (49 %) admite insuficiencia de conocimientos financieros
"Alcanzar la libertad financiera no es sólo una cuestión de dinero, es un acto de autonomía. Es tener dinero sin condiciones de pensar igual que tu marido, tu padre, tu familia. Nos permite ser creadoras de nuestra propia historia. Sin esa libertad, seguimos siendo sujetas a un sistema que nos limita, que nos dice que el dinero es para otros, para los hombres, y que nosotras debemos quedarnos contentas con las migajas", dice Laura Visco.
Hablar de dinero es esencial porque es una de las formas de denunciar desigualdades y reclamar cambios. Según los últimos datos disponibles de la 'Encuesta de Estructura Salarial' (2021), las mujeres ganan, en promedio, 5.212 euros menos al año que los hombres, con una brecha salarial del 18.36%, y por eso es vital en el entorno laboral (y en el resto) perder el miedo a hablar de asuntos económicos.
Las mujeres ganan, en promedio, 5.212 euros menos al año que los hombres
Los autónomos hemos normalizado este tipo de conversaciones, básicamente, porque necesitamos estar siempre pensando en cifras para saber si las letras que vocamos en el papel bastan para pagar el alquiler este mes, pero no es extraño que en las oficinas se haya perdido el miedo a hablar de asuntos tan íntimos como el sexo y, sin embargo, los salarios sigan siendo un tema tabú. Hablemos de dinero, porque si seguimos haciendo de los billetes y de su ausencia un secreto, las desigualdades van a seguir silenciadas.
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