hubert.borer
New member
- Registrado
- 27 Sep 2024
- Mensajes
- 53
Desde que Rusia lanzó su ejército sobre Ucrania, Alemania siente la guerra muy próxima a su territorio y el negocio de los búnkeres florece. Los hay de todo tipo y de muy diferentes presupuestos. Un proyecto inmobiliario ha causado sin embargo polémica por su intención de convertir en búnker de lujo un antiguo sistema de túneles en cuya construcción murieron miles de prisioneros del campo de concentración de Langenstein-Zwieberge, dependiente del de Buchenwald . Se trata nada menos que del «proyecto de búnker privado más grande del mundo» a prueba de bombas nucleares y será cosntruido en un sistema de túneles de 13 kilómetros de longitud en Sajonia-Anhalt. El inversor privado Karl Peter Jugl, cuyo historial porta coqueteos con la extrema derecha, defiende su peculiar proyecto inmobiliario más controvertido.Noticia Relacionada estandar No Los experimentos nazis en seres humanos, explicados por un médico de Hitler: «Les inyectaron tifus» Manuel P. VillatoroEn Langenstein-Zwieberge, los prisioneros sometidos a trabajos jorzados excavaron un sistema de túneles hacia el interior las montañas de Theken, en el que se fabricarían después los cohetes V2, el arma secreta con la que Hitler esperaba darle la vuelta a la guerra, y aviones de combate bajo el nombre en clave Malachit. El 11 de abril de 1945 el campo fue liberado por los estadounidenses, pero los prisioneros continuaron muriendo como resultado del trabajo forzado y las pésimas condiciones de salud en las que eran obligados a vivir. Después de la reunificación alemana , la Bundeswehr se hizo cargo de los túneles, hasta que en 1994, la Administración Federal de Bienes vendió la propiedada un particular, un abogado de Colonia que cedió gratuitamente 120 metros del sistema de túneles a la construcción de un memorial que hoy visitan los turistas. Cuando el propietario murió, un administrador concursal organizó el procedimiento de insolvencia, en el que dos partes compitieron por la propiedad histórica: el Estado federado de Sajonia-Anhalt , que posteriormente sería criticado por actuar con demasiada vacilación, y un inversor privado que ya era propietario de la parte del túnel que entonces utilizaba el NVA y al que finalmente se adjudicó el contrato de venta por 500.000 euros. Desde entonces, el propietario legal ha sido GPM Projekt 58 UG. Financiación criptoLa especialidad de GPM GmbH (https://www.gpmonline.dl) es la reinvención de bienes raíces y su lema «cuanto más grande, más interesante para nosotros». Su proyecto para los túneles está destinado a ofrecer «un refugio seguro en tiempos de tensiones geopolíticas» y su intención es comercializarlo de forma accionarial. Las acciones del búnker se pueden adquirir a través de una criptomoneda , el token, la 'moneda del búnker', lo que lo hace, si cabe, más controvertido. Por cada unidad de criptomoneda, el inversor adquiere un centímetro cúbico de espacio en el búnker. La venta está destinada a financiar el proyecto de construcción.«En caso de crisis, el valor de los tokens aumentará a medida que aumente la demanda de refugios seguros», publicita su proyecto, en el que está prevista una «Organización Autónoma Descentralizada», que se encargará de la gestión del búnker. En los planos hay proyectados cines, farmacias y una piscina . Los familiares de los trabajadores forzados que murieron en la construcción de los túneles están horrorizados por el proyecto. Uno de los supervivientes, el francés Louis Bertrand, soñó tras el final de la Segunda Guerra Mundial con un «anillo de memoria» alrededor de la red subterránea, que sirviera de recuerdo del horror a las futuras generaciones. Su hijo Jean-Louis, de 72 años, denuncia que «hacer de ese espacio un objeto de lujo, de protección exclusiva para los más ricos en situación de peligro para todos, significa no sólo ignorar todo lo que allí sucedió, sino también ignorar la más elemental humanidad hoy en día«.En la Adminsitración alemana también han surgido voces de desacuerdo. El actual director del centro conmemorativo del campo de Langenstein-Zwieberge, Gero Fedtke, rechaza el proyecto del búnker de lujo en un lenguaje mesurado, calificándolo de «una forma no apropiada de tratar el patrimonio histórico del túnel». El propietario, sin embargo, asegura no entender estas reticencias. Argumenta que «estos pozos subterráneos no tienen nada que ver con el campo de concentración, ubicado a dos kilómetros de distancia» y que no entiende «todo este alboroto». Se siente «tratado injustamente, insultado y amenazado ». «Estoy construyendo una instalación allí para salvar vidas humanas en caso de emergencia», dice. «Es impensable disociar los dos componentes de este todo y, por lo tanto, ignorar el túnel», han denunciado, por el contrario, los familiares de las víctimas en un comunicado.
Cargando…
www.abc.es