emilia.kirlin
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Los toros de Miura han protagonizado el que ha sido, quizá, el encierro más emocionante, y también peligroso, de los Sanfermines de 2024; no en vano pertenecen a un hierro ganadero legendario que hoy ha cubierto su carrera número 56 y han dejado muy alto el pabellón de toros veloces, listos y dificultosos.
Siete corredores han sido atendidos por los servicios médicos por contusiones diversas en brazos, hombros y traumatismos torácicos, según el parte provisional, pero las imágenes de la carrera han dado la impresión de que serían muchos más los perjudicados en esta rápida carrera que los toros han cubierto en un tiempo de dos minutos y 22 segundos.
Antes de que sonaran las ocho de la mañana, ya estaban toros y bueyes prestos para la hazaña que, a buen seguro, barruntaban que tendrían que vivir; para algo les serviría ser los más veteranos de esta fiesta y contar con información privilegiada de sus predecesores.
Como sabían que cada mañana los bueyes toman la delantera en la Cuesta de Santo Domingo, hoy han cambiado las tornas y ha sido un toro cárdeno el que, haciendo acopio de orgullo patrio, ha acelerado en los primeros metros y se ha colocado en primer lugar, y a velocidad de vértigo, y en solitario, ha subido hasta la zona del Ayuntamiento.
En su loca carrera, seguro que con la vista perdida y el ánimo aturdido ante tanto follón y visitantes inesperados, ha arrollado a varios mozos, y en la curva de inicio a la calle Mercaderes ha visto a tres jóvenes que se movían inquietos contra la pared. Hasta ellos se ha dirigido y a los tres los ha convertido en un instantáneo y espectacular sándwich que, por lo visto, no ha pasado a mayores.
Ese mismo miura ha continuado Mercaderes abajo, ya alcanzado por un compañero castaño, y casi al mismo tiempo han llegado a los tablones del final de la calle. Allí, el más veloz de la manada ha visto a un caballero de pelo cano subido a una de las tablas y le ha dado los buenos días en su singular idioma ganadero: le ha metido el hocico y la cara entera en su vientre, lo ha levantado y, por fortuna, los pitones lo han acunado sin hacer sangre.
Este incidente ha permitido que el resto de la manada se uniera en el comienzo de la calle Estafeta, donde otro corredor con pintas de veteranía y vestido con una camiseta naranja, se ha visto encerrado entre los animales y la pared, y también ha salido ileso de tan complicado aprieto.
A partir de este momento, la carrera ha sido otra. Los cabestros, que también tienen su orgullo, han tomado la cabeza acompañados por dos toros castaños, y han permitido bonitas y largas carreras, no exentas de las caídas habituales.
Curiosamente, uno de los toros ha resbalado, y ha tardado en recuperar la verticalidad, lo que ha estirado la manada antes de alcanzar la zona de Telefónica y el callejón. Ahí no se han producido incidencias y la entrada a la plaza ha sido escalonada y limpia. Cuando el reloj marcaba los dos minutos y 22 segundos se perdía el último toro y se ponía el punto y final a los encierros de San Fermín 2024.
Así, descansan ya en los corrales de la plaza Tahonero, Dobladores, Estornino, Chirrino, Pandereto, Palmitiño, cuatro toros cárdenos y dos castaños, que pesan entre 555 y 650 kilos de peso, y que esta tarde serán lidiados por Antonio Ferrera, Manuel Escribano y Jesús E. Colombo en la octava y última de esta Feria del Toro.
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Siete corredores han sido atendidos por los servicios médicos por contusiones diversas en brazos, hombros y traumatismos torácicos, según el parte provisional, pero las imágenes de la carrera han dado la impresión de que serían muchos más los perjudicados en esta rápida carrera que los toros han cubierto en un tiempo de dos minutos y 22 segundos.
Antes de que sonaran las ocho de la mañana, ya estaban toros y bueyes prestos para la hazaña que, a buen seguro, barruntaban que tendrían que vivir; para algo les serviría ser los más veteranos de esta fiesta y contar con información privilegiada de sus predecesores.
Como sabían que cada mañana los bueyes toman la delantera en la Cuesta de Santo Domingo, hoy han cambiado las tornas y ha sido un toro cárdeno el que, haciendo acopio de orgullo patrio, ha acelerado en los primeros metros y se ha colocado en primer lugar, y a velocidad de vértigo, y en solitario, ha subido hasta la zona del Ayuntamiento.
En su loca carrera, seguro que con la vista perdida y el ánimo aturdido ante tanto follón y visitantes inesperados, ha arrollado a varios mozos, y en la curva de inicio a la calle Mercaderes ha visto a tres jóvenes que se movían inquietos contra la pared. Hasta ellos se ha dirigido y a los tres los ha convertido en un instantáneo y espectacular sándwich que, por lo visto, no ha pasado a mayores.
Ese mismo miura ha continuado Mercaderes abajo, ya alcanzado por un compañero castaño, y casi al mismo tiempo han llegado a los tablones del final de la calle. Allí, el más veloz de la manada ha visto a un caballero de pelo cano subido a una de las tablas y le ha dado los buenos días en su singular idioma ganadero: le ha metido el hocico y la cara entera en su vientre, lo ha levantado y, por fortuna, los pitones lo han acunado sin hacer sangre.
Este incidente ha permitido que el resto de la manada se uniera en el comienzo de la calle Estafeta, donde otro corredor con pintas de veteranía y vestido con una camiseta naranja, se ha visto encerrado entre los animales y la pared, y también ha salido ileso de tan complicado aprieto.
A partir de este momento, la carrera ha sido otra. Los cabestros, que también tienen su orgullo, han tomado la cabeza acompañados por dos toros castaños, y han permitido bonitas y largas carreras, no exentas de las caídas habituales.
Curiosamente, uno de los toros ha resbalado, y ha tardado en recuperar la verticalidad, lo que ha estirado la manada antes de alcanzar la zona de Telefónica y el callejón. Ahí no se han producido incidencias y la entrada a la plaza ha sido escalonada y limpia. Cuando el reloj marcaba los dos minutos y 22 segundos se perdía el último toro y se ponía el punto y final a los encierros de San Fermín 2024.
Así, descansan ya en los corrales de la plaza Tahonero, Dobladores, Estornino, Chirrino, Pandereto, Palmitiño, cuatro toros cárdenos y dos castaños, que pesan entre 555 y 650 kilos de peso, y que esta tarde serán lidiados por Antonio Ferrera, Manuel Escribano y Jesús E. Colombo en la octava y última de esta Feria del Toro.
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Peligroso y muy emocionante último encierro de San Fermín con los legendarios toros de Miura
Siete corredores han necesitado atención sanitaria por contusiones en brazos, hombros y traumatismos torácicos
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