El club es una patria chica y provoca adhesiones que tienen todos los defectos de los nacionalismos. Los hinchas somos sentimentales y poco dispuestos a reflexionar. Hay categorías, por supuesto, desde el tipo que quiere más al fútbol que a su equipo hasta el fanático al que no le entra una sola idea que contradiga su pasión. Como las emociones son atolondradas, olvidan que el fútbol tiene una responsabilidad social. Son muchos los chicos que imitan los peinados de sus ídolos y, por esa misma admiración, llevan a sus modos de vida gestos, actitudes y hasta causas.
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