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Jon Rivas
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Volvía el Athletic a Europa seis temporadas después, aunque tal como es, uno de los equipos con la plantilla más estable de la Liga, cinco jugadores de los que saltaron al Olímpico sobrevivían a aquella época. Sin embargo, siempre es complicado el estreno, como si cada campaña fuera la primera vez, y lo acusaron los rojiblancos durante algunos periodos del partido, aunque consiguieron arrancarse esos nervios según avanzaba el partido, así que, al final, el Athletic arrancó un empate en el coliseo romano, en el que, entre los 63.000 aficionados, le apoyaban 2.500 desplazados desde Bilbao, que saltaron de alegría después de que Aitor Paredes acertara a conectar un cabezazo en la recta final para equilibrar un choque que en la segunda mitad fue rojiblanco. Había adelantado Dovbyk a los romanos en la primera mitad, pero los bilbaínos merecieron más en la segunda y lo consiguieron.
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Paredes hace justicia con su cabezazo ante la Roma
El equipo local se adelantó por obra de Dovbyk, pero el Athletic fue mejor en la segunda parte e igualó casi al final
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