Antonetta_Ryan
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Queda menos de un mes para que el Tribunal de Aviñón dicte sentencia y termine lo que algunos en Francia ya califican de juicio del siglo. Aun así, y tras el requerimiento este lunes de la Fiscalía contra Dominique Pelicot, para el que pide la pena máxima de 20 años, y entre 10 y 18 años de cárcel para los otros 50 acusados de violar a Gisèle Pelicot, le procès des viols de Mazan, como se lo denomina en Francia, ya ha marcado un antes y un después en una sociedad acostumbrada a hacer oídos sordos al sufrimiento de las mujeres, trivializando con demasiada frecuencia la violencia sexual sistémica de la que son objeto. Un antes y un después que en ningún caso se debe a la acción de la clase política sino a la impresionante movilización de las francesas ―ciudadanas de a pie, escritoras, filósofas, artistas, abogadas o colectivos feministas― ya sea través de las redes sociales como en persona, acudiendo cada día al Tribunal de Aviñón desde todos los rincones del país y por sus propios medios. Una respuesta a la altura del inaudito coraje de Gisèle Pelicot, quien ha querido que el juicio fuera público para que la vergüenza cambie definitivamente de lado y recaiga en esos hombres que, conscientes de que estaba sedada por su marido, se desabrocharon el pantalón y la violaron sin pensárselo. Sin todas ellas, este caso bien podría haberse quedado en un suceso más.
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