Cristian_Bednar
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Nuno Melo, nuevo ministro de Defensa del Gobierno de Portugal, ha resucitado un debate casi olvidado. “Olivenza es portuguesa, naturalmente y no es ninguna provocación”, afirmó Melo en una visita al municipio luso de Estremoz, próximo a la frontera española, el pasado 13 de septiembre. Reclamó así la soberanía del pueblo de Badajoz, de 11.776 habitantes, en la frontera entre los dos países, invocando el Tratado de Alcañices (1297), según el cual el Estado portugués no reconoce a Olivenza como territorio español.
Pero en el pueblo se vive ajeno a la controversia política por las declaraciones del ministro del derechista CDS-PP. Las relaciones actuales entre los habitantes de la Raya, la frontera hispano-portuguesa, es tan normal como la de cualquier otro lugar de la línea que separa ambos países. Muchos españoles van a trabajar, comprar o pasar tiempo de ocio a localidades portuguesas y viceversa. Y está en marcha uno de los proyectos Eurobec de cooperación transfronteriza de la Unión Europea, del que forman parte Badajoz de la parte española y Elvas y Campo Mayor de la portuguesa.
En Portugal las afirmaciones del ministro han levantado ampollas. El líder del Partido Socialista luso, Pedro Nuno Santos, ha rechazado las declaraciones del titular de Defensa, que ha tildado de “extrema gravedad” y con “impacto en la política exterior”, especialmente con las relaciones diplomáticas con España, por lo que ha exigido responsabilidades. La polémica generada forzó al ministro a aclarar que lo que dijo lo hacía a título personal, y que no era una opinión oficial de su Gobierno.
En la parte española, el alcalde de Olivenza, Manuel José González Andrade, considera que las palabras del ministro están fuera de lugar, y que pertenecen al siglo XIX y no al XXI. “Tanto en la forma como en el fondo son declaraciones no aceptables. En Olivenza sabemos cómo es nuestra historia, que nos hace tener una identidad única en la península ibérica”, opina. Andrade considera que lo grave es que estas afirmaciones vengan de un ministro de Portugal, que “no es cualquiera”. “Olivenza es la capital ibérica, somos nexo de unión entre los dos países. Queremos aprovechar esa potencialidad que nos ha dado la historia”, recalca González Andrade.
Muchos vecinos con lazos históricos con Portugal cuentan con la doble nacionalidad y tienen derecho a participar en las elecciones de los dos países. “Antes de que España y Portugal pasasen a formar parte de la Unión Europea, aquí no existían fronteras, lo único que nos ha separado y nos separa es el río Guadiana”, explica Andrade, que se muestra orgulloso del pasado luso de su municipio. Actualmente, hay unos 1.500 oliventinos que hablan el portugués, en su mayoría personas de edad avanzada, aunque también las nuevas generaciones se han beneficiado de las medidas para mantener vivo el idioma en el municipio.
Vecino de Olivenza es el expresidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara, que cree que en el mundo actual hay que sumar, unir y no dividir. “Son debates que podían existir hace años, ahora no tienen ningún sentido; la gente de Olivenza nos sentimos muy españoles, extremeños, pero sin renunciar a nuestra historia portuguesa”, explica el exmandatario socialista. Entiende que en el pasado se pudiese haber abierto estos debates, pero no ahora: donde antes había fronteras, ahora hay unión. Fernández Vara incide en que hay que construir una Europa cuanto más unida mejor, sobre todo en el contexto actual. “Los oliventinos somos hijos de España y nietos de Portugal y lo llevamos en el alma, es el pasado, presente y futuro”, señala. Sobre las palabras objeto de la polémica cree que han sido fruto de un momento concreto, pero que el ministro tiene que ser consciente de que representa al Gobierno portugués.
La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, también ha minimizado el asunto. “Es una discusión que ni siquiera está encima de la mesa. Desde luego, desde Extremadura vamos a seguir defendiendo la españolidad de nuestro pueblo”, destacaba la jefa del ejecutivo extremeño. Guardiola ha defendido la “fantástica” relación entre los dos países. “Los últimos 30 años en la cooperación transfronteriza, yo creo que hemos avanzado más como socios europeos y hermanos que en los últimos siglos”, apunta.
España mantuvo en su poder Olivenza tras la Guerra de las Naranjas a principios siglo XIX, tras devolver a los portugueses Campo Maior o Portalegre, que habían conquistado los españoles durante el conflicto. Así lo cuenta el cronista oficial del municipio pacense, Luis Alfonso Limpo. El municipio oliventino había quedado “abandonado por el ejército portugués” y “en su conquista no muere nadie”, señala el cronista en una entrevista en la Cadena SER. España no quiso prescindir de un enclave estratégico, enmarcado en la margen izquierda del río Guadiana, cuya posesión en manos extranjeras podía suponer, por su cercanía a Badajoz, un peligro para la capital pacense. El favorito de Carlos IV, Manuel Godoy, garantizó en el Tratado de Badajoz (1801) que Portugal reconociera la españolidad de la plaza.
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Pero en el pueblo se vive ajeno a la controversia política por las declaraciones del ministro del derechista CDS-PP. Las relaciones actuales entre los habitantes de la Raya, la frontera hispano-portuguesa, es tan normal como la de cualquier otro lugar de la línea que separa ambos países. Muchos españoles van a trabajar, comprar o pasar tiempo de ocio a localidades portuguesas y viceversa. Y está en marcha uno de los proyectos Eurobec de cooperación transfronteriza de la Unión Europea, del que forman parte Badajoz de la parte española y Elvas y Campo Mayor de la portuguesa.
En Portugal las afirmaciones del ministro han levantado ampollas. El líder del Partido Socialista luso, Pedro Nuno Santos, ha rechazado las declaraciones del titular de Defensa, que ha tildado de “extrema gravedad” y con “impacto en la política exterior”, especialmente con las relaciones diplomáticas con España, por lo que ha exigido responsabilidades. La polémica generada forzó al ministro a aclarar que lo que dijo lo hacía a título personal, y que no era una opinión oficial de su Gobierno.
En la parte española, el alcalde de Olivenza, Manuel José González Andrade, considera que las palabras del ministro están fuera de lugar, y que pertenecen al siglo XIX y no al XXI. “Tanto en la forma como en el fondo son declaraciones no aceptables. En Olivenza sabemos cómo es nuestra historia, que nos hace tener una identidad única en la península ibérica”, opina. Andrade considera que lo grave es que estas afirmaciones vengan de un ministro de Portugal, que “no es cualquiera”. “Olivenza es la capital ibérica, somos nexo de unión entre los dos países. Queremos aprovechar esa potencialidad que nos ha dado la historia”, recalca González Andrade.
Muchos vecinos con lazos históricos con Portugal cuentan con la doble nacionalidad y tienen derecho a participar en las elecciones de los dos países. “Antes de que España y Portugal pasasen a formar parte de la Unión Europea, aquí no existían fronteras, lo único que nos ha separado y nos separa es el río Guadiana”, explica Andrade, que se muestra orgulloso del pasado luso de su municipio. Actualmente, hay unos 1.500 oliventinos que hablan el portugués, en su mayoría personas de edad avanzada, aunque también las nuevas generaciones se han beneficiado de las medidas para mantener vivo el idioma en el municipio.
Vecino de Olivenza es el expresidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara, que cree que en el mundo actual hay que sumar, unir y no dividir. “Son debates que podían existir hace años, ahora no tienen ningún sentido; la gente de Olivenza nos sentimos muy españoles, extremeños, pero sin renunciar a nuestra historia portuguesa”, explica el exmandatario socialista. Entiende que en el pasado se pudiese haber abierto estos debates, pero no ahora: donde antes había fronteras, ahora hay unión. Fernández Vara incide en que hay que construir una Europa cuanto más unida mejor, sobre todo en el contexto actual. “Los oliventinos somos hijos de España y nietos de Portugal y lo llevamos en el alma, es el pasado, presente y futuro”, señala. Sobre las palabras objeto de la polémica cree que han sido fruto de un momento concreto, pero que el ministro tiene que ser consciente de que representa al Gobierno portugués.
La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, también ha minimizado el asunto. “Es una discusión que ni siquiera está encima de la mesa. Desde luego, desde Extremadura vamos a seguir defendiendo la españolidad de nuestro pueblo”, destacaba la jefa del ejecutivo extremeño. Guardiola ha defendido la “fantástica” relación entre los dos países. “Los últimos 30 años en la cooperación transfronteriza, yo creo que hemos avanzado más como socios europeos y hermanos que en los últimos siglos”, apunta.
España mantuvo en su poder Olivenza tras la Guerra de las Naranjas a principios siglo XIX, tras devolver a los portugueses Campo Maior o Portalegre, que habían conquistado los españoles durante el conflicto. Así lo cuenta el cronista oficial del municipio pacense, Luis Alfonso Limpo. El municipio oliventino había quedado “abandonado por el ejército portugués” y “en su conquista no muere nadie”, señala el cronista en una entrevista en la Cadena SER. España no quiso prescindir de un enclave estratégico, enmarcado en la margen izquierda del río Guadiana, cuya posesión en manos extranjeras podía suponer, por su cercanía a Badajoz, un peligro para la capital pacense. El favorito de Carlos IV, Manuel Godoy, garantizó en el Tratado de Badajoz (1801) que Portugal reconociera la españolidad de la plaza.
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El nuevo ministro luso de Defensa reivindica para su país la localidad extremeña, un municipio de la Raya que forma parte definitiva de España desde 1801
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