zabshire
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Si Hollywood hubiera sido español, en las grandes plataformas uno podría encontrar una sección de películas navideñas. En lugar de ayudar inesperadamente a Santa Claus en Manhattan, el protagonista salvaría la Navidad echando una mano a Melchor, Gaspar y Baltasar en las calles de Albacete . Pero Hollywood está en California.Noticia Relacionada estandar No Mario Picazo advierte del tiempo en España para las cabalgatas de los Reyes Magos: «Este año...» Marina OrtizHace décadas que en las conversaciones se barrunta tormenta en la noche de los sabios de Oriente que, siguiendo una estrella, llegaron a adorar al Niño Jesús cargados de amor, de promesas, regalos y una ilusión sin medida. Los Reyes, se dice, están en peligro, y vienen terminándose desde hace mucho. Uno que ya tiene años, los recuerda siempre amenazados por los nuevos tiempos y la triada anticinco de enero: una sociedad cada vez más secular , la hegemonía cultural anglosajona y su omnipresente Papá Noel , y los que quieren sustituir los magos por costumbres alternativas localistas y alter españolas. Contra todas esas fuerzas, tres hombres luchan por sobrevivir en un argumento de una película como de tarde. Quedaría así: un reportero que es padre se propone ayudar a Sus Majestades y se ofrece a salvar su legado compinchado con algunos de sus mejores amigos. Se titula 'Objetivo: salvar a los Reyes' y está catalogada, naturalmente, para todos los públicos. Lo primero, piensa el reportero, es comprender bien la tradición. Entonces, recuerda que conoce a un sabio de los de ahora que se llama Higinio Marín y que es filósofo, antropólogo, escritor y rector de la universidad CEU Cardenal Herrera.—Higinio, cuénteme ¿usted qué haría para salvar a los Reyes?—Contar su magnífica historia.Los Reyes Magos –le explica– son un relato precioso con muchos elementos reales. «En verdad hubo unos señores que se dirigieron a Belén buscando un acontecimiento. Lo hicieron persiguiendo una estrella a través del desierto, pues en el mar y en los desiertos solo se puede orientar uno por los astros y no se pueden hacer caminos. Son metáforas geográficas del tiempo que todo lo borra. Los Magos llevan regalos hechos de materias inalterables, como el oro o como las piedras preciosas. Es una imagen perfecta de lo que es una promesa».«Las audiencias de televisión se mantienen en números muy buenos. Es tal la fuerza de los magos que es muy difícil pervertir la tradición. funcionan cada vez más»«Los Reyes mantienen la vigencia de la mirada infantil». Entonces, «¿cuál es la diferencia con Papá Noel ?», le pregunta, y el profesor responde que los Reyes son personajes históricos que «existieron como nuestros abuelos o nuestros antepasados y no son una transformación de una tradición remota, un subterfugio».«¿Están los Reyes en peligro? », le pregunta. El profesor le responde que no, que lo que era antes una tradición ahora se vive como una opción pero que vive erosionada en diferentes estratos de significado. «Es muy difícil que un padre cambie sus propias costumbres y no las viva con sus hijos». Eso requeriría «una gran cantidad de polarización». A pesar de esos tintes ideológicos o antirreligiosos o laicistas, Marín cree que «la inmensa mayoría los vive muy pacíficamente. Solo en algunos territorios se desdoblan las costumbres y en lugar de elegir una u otra, se celebran ambas».El OlentzeroDicen que el Olentzero del norte y el Tió de Nadal catalán están dejando sin trabajo a los Reyes. El reportero viaja a Pamplona, donde desde hace años se celebra la tradición del viejo carbonero vasco al que piden regalos muchos niños, y pregunta en un centro comercial de la ciudad. «Ya lo siento, pero la verdad es que no tenemos manera de saber si nos piden los regalos el Olentzero o Melchor, Gaspar y Baltasar. Muchas compras se hacen con antelación, y es imposible una trazabilidad. Por los juguetes que se envían entre Nochebuena y el 5 de enero, sabemos que los segundos ganan por goleada». Le responde un directivo del comercio que pide no ser identificado, pues el tema hiere ciertas sensibilidades. Con todo, el reportero decide también preguntarle: —¿Y usted qué haría para salvar a los Reyes?—Daría un día más libre antes de volver al colegio, pues así los chavales podrían jugar con sus juguetes un poco más. Les piden regalos para el 24 porque disponen de todas las vacaciones para disfrutarlos.La mejor operación de marketingEl reportero rebusca entonces en los datos en los que, a buen seguro, debe reflejarse el fin de la monarquía de Oriente. Sin embargo, pese a la subida del IPC, el hecho de que haya menos niños y menor renta disponible, la venta de juguetes ha crecido un 0,13% según los datos de los jugueteros. Si pese a las cifras, parece que Sus Majestades están de capa caída, ¿acaso necesiten una campaña de publicidad? Un 'renaming', un 'reshaping', algo. El reportero sabe a quién preguntárselo. Tras la puerta un chalé en el Viso de Madrid, entre lujosas casas y vecinos con perro inglés, abre su oficina el histórico publicitario Pablo Alzugaray, presidente de una agencia de publicidad. El reportero le pide un análisis desde el punto de vista del consumo y del marketing, por si son percibidos como 'señoros' de la realeza babilónica y necesitan un cambio que pueda sugerir la mirada publicitaria para adaptarse a los tiempos. « Si fue marketing, resultó brillante. Melchor es un anciano de pelo blanco que representa a Europa. Gaspar, a Asia, y Baltasar, de piel oscura, a África. Se puede vislumbrar una operación de internacionalización en los principales mercados de la época». Para el publicista, «es un caso de libro de casting diverso, un factor clave para una submarca con estrategia global. Podríamos hablar de la representación inclusiva, pues pone en valor a personas de diferentes grupos en roles positivos, reales y no estereotipados».—¿Pablo, ¿y tú qué harías pasa salvar a los Reyes?—Creo que no están en peligro, pero frente a los que los acusan de representar una tradición casposa, hay que reivindicar su esencia diversa, inclusiva y multirracial. ¡Pero si parecen una invención actual de la cultura más 'woke'!Piensa entonces el reportero que los chicos ya no ven ni la tele y solo conocen a influencers de los que él no es capaz de pronunciar su nombre. Así, entregados a la realidad virtual, la inteligencia artificial, el 'gaming', el 'streaming' y otras cosas que terminan en '-ing', ¿cómo van a admirar a tres abuelos que salen por la pantalla en directo y les van a escribir cartas manuscritas? Entonces, decide preguntar a otro amigo.Nada supera a la magiaFernando Gómez es productor ejecutivo de Telemadrid y retransmite desde hace quince años las cabalgatas, incluso aquellas tan polémicas bajo el mandato de Manuela Carmena en las que, decían, habían dado a los Reyes vestiduras estrafalarias y que parecían vestidos con las cortinas de la ducha. «La magia es tal que nada puede con ella», explica Gómez, que capitanea una retransmisión al nivel de una superproducción de Hollywood, solo que «de verdad y en directo». Nunca el pacto con el espectador fue tan fuerte. «Los niños, los adultos –yo mismo que estoy trabajando–, están viendo a los Reyes. Hay cabalgatas en todas las ciudades y con carrozas distintas, incluso en los barrios de la misma ciudad, pero la ilusión puede con todo». Y las audiencias irán a menos, se supone. «Al contrario, se mantienen en números muy buenos. Si algún año bajamos algún espectador, se lo lleva TVE. Es tal su fuerza que es muy difícil pervertir la tradición. Funciona cada vez más. Lo vemos en las audiencias y en la calle».El reportero piensa que, si es verdad que los críos han dejado de ir a los sitios analógicos y ahora prefieren ver las cosas por el metaverso, ¿ habrán sufrido este proceso las cabalgatas ? En las manos de los niños abiertas a un cielo de caramelos, los gritos de los niños arrastrando las vocales –Gaspaaaaar–, se ve a sí mismo de chaval y recuerda la mirada de Alfonso Benito , que ayudó durante 35 años a que los críos de San Sebastián conocieran a Melchor la tarde del 5 de enero. Benito, ya jubilado, retiene la sensación de los primeros abrazos que los pequeños le pegaban a Melchor cuando llegaban en barco al muelle: «Los ojos como platos, y todo aquel cariño». Estos días, ya retirado de sus quehaceres, aún entra en su cafetería de confianza cantando, socarrón: «Ya vienen los Reyes Magos…». Según su experiencia, mientras emergía la tradición del Olentzero, la cabalgata en San Sebastián ha seguido creciendo. «Cada vez hay más gente, ¿sabes? Yo no veré esta fiesta en declive y creo que tú tampoco», predice.—¿Entonces, no hace falta que salvar a los Reyes?—¿De qué vamos a salvarles? ¿No sabes que son magos?
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