Jovani_Hoppe
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A las cinco en el Astoria, el quinto disco de La Oreja de Van Gogh, es el primero con Leire Martínez de vocalista. Ya ha sido número uno en distintas listas desde que salió a la venta hace cinco semanas, pero el grupo donostiarra no empezará la correspondiente gira hasta el próximo mes de marzo.
Pregunta. ¿Ya se ha acostumbrado a ser la cantante de La Oreja de Van Gogh, el objeto de todas las miradas?
Respuesta. Estoy en ello, en proceso, pero el día a día tampoco te permite estar muy pendiente de eso, no te queda mucho tiempo. Hay mucho trabajo, ensayos, preparación, y lo voy digiriendo sobre la marcha.
P. ¿Cómo ha cambiado su vida en los últimos meses?
R. Han cambiado los quehaceres, ahora le tengo que dedicar a la música 24 horas al día, pero sigo haciendo una vida muy normal. Los cinco somos muy de recogernos en casa cuando acaba la jornada y disfruto yendo a comer al chino de debajo de casa, como siempre, y con los amigos de siempre.
P. ¿Teme que el éxito se le suba a la cabeza?
R. Lo temes. Seguramente, si mis cuatro compañeros hubieran perdido el norte, sería más fácil que ocurriera. Pero han sabido mantenerse con los pies en el suelo, y eso ayuda a mantener la perspectiva.
P. Una crítica frecuente dice que A las cinco en el Astoria es muy parecido a los discos anteriores de La Oreja.
R. La Oreja de Van Gogh ha conseguido un sonido, un sello inconfundible que le identifica y, ciertamente, los discos suenan a La Oreja de Van Gogh. Por eso puede haber canciones que te recuerden a otras de El viaje de Copperpot, pero siempre se evoluciona y hay cosas diferentes.
P. ¿Le molestan las comparaciones con Amaia Montero?
R. No, intento tomármelo como algo natural, porque las comparaciones son inevitables en todo proceso de cambio. Y las críticas que dicen que no les gusto, las entiendo. No puedo pretender gustar a todo el mundo, igual que a mí no me gusta todo el mundo.
P. No firma ninguna canción. ¿Participará en el futuro en la composición?
R. Me gustaría. Cuando llegué al grupo, el disco estaba prácticamente terminado, pero leí las letras y les interrogué para ver qué querían decir. Me gusta entenderlas, porque al final las tengo que hacer mías y las tengo que sentir como tal.
P. El nuevo trabajo incluye un bonus track para los que descarguen el álbum digitalmente. En ese aspecto, no son un grupo romántico.
R. Como esencia, sí nos va más el romanticismo. Pero vivimos el momento en el que vivimos, somos partícipes de la nueva tecnología y de todos los avances, y sabemos perfectamente con qué contamos y con qué jugamos. Sabemos que el disco se lo van a bajar, así que, si no puedes con tu enemigo, únete a él.
P. Se van un mes a América. ¿Es más necesario que nunca esforzarse en la promoción de un disco?
R. Sí, el negocio de la música ha cambiado mucho y conseguir que una persona vaya convencida a comprar tu disco a la tienda cuesta muchísimo. Más que nunca, se necesita de otro tipo de ayudas, como pueden ser publicidad y patrocinadores.
P. ¿Alguna afición confesable, al margen de la música?
R. Me encanta el teatro, el cine y leo casi todo lo que cae en mis manos. Pero, sobre todo, la música. Me apasiona el Réquiem de Mozart, pero también me encanta el último disco de Coldplay, flipo escuchando a Alicia Keys o me alucina un disco de Dream Theater o de Iron Maiden.
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Pregunta. ¿Ya se ha acostumbrado a ser la cantante de La Oreja de Van Gogh, el objeto de todas las miradas?
Respuesta. Estoy en ello, en proceso, pero el día a día tampoco te permite estar muy pendiente de eso, no te queda mucho tiempo. Hay mucho trabajo, ensayos, preparación, y lo voy digiriendo sobre la marcha.
P. ¿Cómo ha cambiado su vida en los últimos meses?
R. Han cambiado los quehaceres, ahora le tengo que dedicar a la música 24 horas al día, pero sigo haciendo una vida muy normal. Los cinco somos muy de recogernos en casa cuando acaba la jornada y disfruto yendo a comer al chino de debajo de casa, como siempre, y con los amigos de siempre.
P. ¿Teme que el éxito se le suba a la cabeza?
R. Lo temes. Seguramente, si mis cuatro compañeros hubieran perdido el norte, sería más fácil que ocurriera. Pero han sabido mantenerse con los pies en el suelo, y eso ayuda a mantener la perspectiva.
P. Una crítica frecuente dice que A las cinco en el Astoria es muy parecido a los discos anteriores de La Oreja.
R. La Oreja de Van Gogh ha conseguido un sonido, un sello inconfundible que le identifica y, ciertamente, los discos suenan a La Oreja de Van Gogh. Por eso puede haber canciones que te recuerden a otras de El viaje de Copperpot, pero siempre se evoluciona y hay cosas diferentes.
P. ¿Le molestan las comparaciones con Amaia Montero?
R. No, intento tomármelo como algo natural, porque las comparaciones son inevitables en todo proceso de cambio. Y las críticas que dicen que no les gusto, las entiendo. No puedo pretender gustar a todo el mundo, igual que a mí no me gusta todo el mundo.
P. No firma ninguna canción. ¿Participará en el futuro en la composición?
R. Me gustaría. Cuando llegué al grupo, el disco estaba prácticamente terminado, pero leí las letras y les interrogué para ver qué querían decir. Me gusta entenderlas, porque al final las tengo que hacer mías y las tengo que sentir como tal.
P. El nuevo trabajo incluye un bonus track para los que descarguen el álbum digitalmente. En ese aspecto, no son un grupo romántico.
R. Como esencia, sí nos va más el romanticismo. Pero vivimos el momento en el que vivimos, somos partícipes de la nueva tecnología y de todos los avances, y sabemos perfectamente con qué contamos y con qué jugamos. Sabemos que el disco se lo van a bajar, así que, si no puedes con tu enemigo, únete a él.
P. Se van un mes a América. ¿Es más necesario que nunca esforzarse en la promoción de un disco?
R. Sí, el negocio de la música ha cambiado mucho y conseguir que una persona vaya convencida a comprar tu disco a la tienda cuesta muchísimo. Más que nunca, se necesita de otro tipo de ayudas, como pueden ser publicidad y patrocinadores.
P. ¿Alguna afición confesable, al margen de la música?
R. Me encanta el teatro, el cine y leo casi todo lo que cae en mis manos. Pero, sobre todo, la música. Me apasiona el Réquiem de Mozart, pero también me encanta el último disco de Coldplay, flipo escuchando a Alicia Keys o me alucina un disco de Dream Theater o de Iron Maiden.
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"No puedo pretender gustar a todo el mundo"
<i>A las cinco en el Astoria,</i> el quinto disco de La Oreja de Van Gogh, es el primero con Leire Martínez de vocalista. Ya ha sido número uno en dis
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