No Fallarás

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Los mandamientos del populismo acabarán con el populismo. A Errejón lo ha devorado, además de su comportamiento sórdido, la hidra de la hipocresía moral. La doctrina populista se aplica a sí misma una distorsionada teoría estética de Platón, desarrollada fundamentalmente en 'El banquete', que equipara la belleza a la verdad y la bondad. Una parte de la izquierda considera que el suyo es el único pensamiento bello y, por tanto, verdadero y generoso. Platón nos decía que lo que es adecuado puede ser un medio para llegar a lo bueno, planteamiento que el populista usa contra su adversario político cuando acierta. Es decir, aunque el contrario lo esté haciendo bien, no es exactamente bueno. En cambio, la teoría platónica añade que lo bello siempre es bueno. Y esa izquierda divina se considera intrínsecamente bella, por lo que está exenta de toda norma y juicio. Pero también dice Platón que no todo lo que nos gusta es bello de verdad, a veces solo lo aparenta. Y ahí es donde Errejón rompe los esquemas de la superioridad moral progre. El orfeón de las engañadas —Mónica García, Yolanda Díaz y, sobre todo, la buena novia Rita Maestre— ha sido devastado por su propio catón feminista. Fueron ellas, junto a la esposa del que dijo «la azotaría hasta que sangrase», las que promovieron la cacería al hombre como acosador potencial, las que abrieron buzones contra los abusos en la Iglesia y olvidaron abrir también buzones contra los abusos en su partido. De ellas nació la idea bella de los tribunales populares. 'Yo sí te creo'. Y cuando esa estrategia maquiavélica puso su mano sobre el hombro de Errejón, hermana, entonces... ¿Quién puede estar en contra de la lucha contra el machismo y los abusos? Quien lo esté no es un facha, es un mezquino. Pero, ¿quién puede estar a favor en una democracia de las cacerías generales, de las denuncias anónimas y de las condenas sin pruebas? Quien lo esté no es un progre, es un miserable. El populismo hermoso, el de los amores platónicos, ha construido un ecosistema en el que no puede haber vida libre, en el que un simple pensamiento impuro se convierte directamente en delito, sin juicio, perseguido por un cuerpo policial similar a la Thinkpol de la distopía orwelliana, donde se condena el crimen de pensamiento, llamado crimental, y, qué curiosa similitud, se obliga a los ciudadanos que tienen una vida sexual activa a instalar telepantallas en sus casas y oficinas para eliminar todo rastro de privacidad. El fallo que no habían calculado es que la Policía del Pensamiento sólo debe perseguir a los adversarios, no a los prosélitos. Acaban de descubrir que han creado un sistema autodestructivo. Errejón es la primera víctima del tribunal de excepción que él mismo ha creado apoyándose en voceros que se disfrazan de periodistas, igual que ellos se disfrazan de demócratas, para lanzar al viento acusaciones anónimas en nombre de una causa de belleza platónica. El colmo de la autodestrucción sería que la razón feminista se quebrase por un bulo. Y que el primer mandamiento populista pase a ser 'No Fallarás'.

Alberto García Reyes: No Fallarás

¿Quién puede estar en contra de la lucha contra el machismo? ¿Quién a favor de las cacerías generales?

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